Oriente Medio

Las saudíes acuden a su primer concierto de Jazz tras la apertura del príncipe heredero

Grupos venidos de Líbano, Bahréin, Reino Unido y hasta desde Nueva Orleans (Estados Unidos) tocaron desde las 17 de la tarde hasta casi la media noche

LA RAZÓN asiste al evento al que acudían hombres y mujeres juntos, aunque ante el escenario permanecían separados por vallas
LA RAZÓN asiste al evento al que acudían hombres y mujeres juntos, aunque ante el escenario permanecían separados por vallaslarazon

Grupos venidos de Líbano, Bahréin, Reino Unido y hasta desde Nueva Orleans (Estados Unidos) tocaron desde las 17 de la tarde hasta casi la media noche.

“Es la primera vez que voy a un concierto en Riad. Estoy tan emocionada”, explica con una radiante sonrisa Rima, de 28 años. “Hace un par de años, estaba prohibido que hombres y mujeres estuvieran en el mismo espacio, menos aún que la finalidad fuera simplemente divertirse, entretenerse. De verdad que algo así era impensable. Por eso este festival es tan rompedor”. Y es que por primera vez en la historia de Arabia Saudí se ha organizado un festival de Jazz del 22 al 24 de febrero. Grupos venidos de Líbano, Bahréin, Reino Unido y hasta desde Nueva Orleans (Estados Unidos) tocaron desde las 17 de la tarde hasta casi la media noche mientras decenas de jóvenes saudíes escuchaban y grababan con sus smartphones el novedoso acontecimiento. Al preguntar a Rima, que trabaja en un hospital, qué hacían antes para divertirse, la joven es sincera: “Todo pasaba en las casas, en privado. Nunca en lugares públicos o al aire libre como hoy”. Cuando una de sus amigas se va a llamar por teléfono, es más honesta todavía. “Era muy aburrido”.

El escenario de este primer concierto no fue otro que los amplios campos de golf del Hotel Intercontinental. La entrada se dividía entre mujeres y hombres, para pasar la seguridad. Después, ambos sexos se podían juntar otra vez para caminar por el campo de golf hasta llegar a lo que parecía un evento organizado por hípsters con food trucks de comida local o extranjera, coches antiguos y sillones hechos con palés... Cualquier rincón de Groovz es “instagrameable”. Eso sí, para acceder a la pista del escenario, unas vallas lo dividían en dos: hombres y mujeres.

A la izquierda, decenas de saudíes, con sus abayas y sus bolsos de marcas de alta gama. A la derecha, hombres vestidos de forma tradicional o con vaqueros y camisetas. Lo curioso es que a pesar del ritmo y la energía que transmitían los músicos, en Arabia Saudí no se baila. Lashirah, de 30 años y casada, apenas mueve la cabeza al son de la música. “No está muy bien visto bailar, contonearse mucho, aunque estemos separados”, reconoce y muestra con el pie, dando unos golpecitos contra el suelo, lo máximo que se va a dejar llevar durante la noche. Al otro lado, prohibido para las mujeres, los hombres se mueven un poco más.

Dentro del ambicioso plan de reformas impulsado por el príncipe heredero Mohamed Bin Salman (MBS) visión 2030 se hace especial hincapié en el entretenimiento. Es una forma de activar la economía, crear puestos de trabajos y que la sociedad saudí esté contenta. De hecho, las sonrisas, no sólo en los continuos “selfies” era de lo que más se veía en este hito histórico en Arabia Saudí. “Hace seis meses que empezaron a anunciarse las reformas, y desde hace cuatro se empiezan a poner en marcha. La primera vez que se anunció un concierto de música no me lo creía y decidí no asistir, por miedo. Pero luego pensé que es algo correcto y tan necesario que ahora siempre que se organiza algo así voy”, asevera Lashirah. Rima, asiente. “Antes hasta iban los clérigos islamistas para controlar, para vigilar y para criticar este tipo de eventos, por lo que solían ser un fracaso”. La joven, que a su trabajo va en niqab, es decir, sólo se le ven los ojos, aquí deja su cara al descubierto y no para de transmitir en Snapchat lo mejor del festival. “En mis redes sociales sólo tengo a gente de muchísima confianza, de ahí que pueda subir este tipo de material. A ti sin velo, nosotras sin niqab...”. La privacidad, sobre todo de las mujeres sigue siendo muy respetada en Arabia Saudí, a pesar del gran uso y la adicción a las redes sociales. Como ejemplo, los cámaras, desde el escenario sólo enfocaban a los hombres en la pista para verse en las dos enormes pantallas laterales. Igualmente, en las redes sociales, la empresa organizadora sólo muestra imágenes de jóvenes divirtiéndose. Ninguna de las decenas de mujeres que asistieron el jueves al festival sale retratada en las fotografías.

Time Entertainment, una nueva compañía saudí que consigue los permisos de las autoridades para celebrar este tipo de macro eventos. Mishael Al Rasheed, uno de los productores y organizadores de Wonderland Riad, otro enorme recinto en la Universidad Nora bint Abdul Rahman (sólo de mujeres), con actuaciones en directo, patinadores, acróbatas y cientos de puestos de feria, incluidas atracciones, cuya finalidad es “generar felicidad. Ser capaces de crear nuestros propios recuerdos aquí, en nuestro país (y no sólo en Londres o París). Todo el mundo está contento y estamos maravillados. Es lo que estamos buscando”. En esta segunda edición de Wonderland, que se celebró durante un par de semanas en la capital saudí, Al Rasheed muestra su fe en los jóvenes saudíes, la gran esperanza del país y el 70% de la población. “Estamos orgullosos de la juventud de este país. Ellos van a cambiar el futuro y confiamos en ellos. Por eso les estamos dando el respaldo, el aliento, para que nos lideren en los próximos 20 años”.

A cuentagotas, pero a lo grande y con presupuesto (como todo lo que se hace en este país) Arabia Saudí se está abriendo culturalmente y, sobre todo, permitiendo a la mujer asistir y disfrutar de la nueva oferta de entretenimiento saudí, separadas de los hombres, sí, pero al menos en el la primera fila, al igual que ellos.