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Unión Europea

Los 27 aprueban el acuerdo del Brexit

Los Veintisiete advierten de que el acuerdo de salida de Reino Unido, alumbrado tras 18 meses de negociación, no se tocará bajo ningún concepto. Tratan de ayudar a la «premier» británica frente a la tentación de Westminster de exigir cambios en próximos meses.

Los 27 dan luz verde a la salida del Reino Unido de la UE
Los 27 dan luz verde a la salida del Reino Unido de la UElarazon

Los Veintisiete advierten de que el acuerdo de salida de Reino Unido, alumbrado tras 18 meses de negociación, no se tocará bajo ningún concepto. Tratan de ayudar a la «premier» británica frente a la tentación de Westminster de exigir cambios en próximos meses.

Ahora comienza lo más difícil. La de ayer fue una cumbre atípica por su corta duración y la ambivalencia de los mensajes. El «club» comunitario, en sus más de 60 años de historia, jamás había vivido la marcha de uno de sus miembros. Cuando se redactó en 2009 el artículo 50 del Tratado de Lisboa, sus propios autores pensaron que nunca sería necesaria su utilización. Por eso resulta difícil saber exactamente qué decir ante unas circunstancias tan excepcionales.

Ayer había sentimientos de alivio, orgullo incluso, ante la unidad mostrada por los Veintisiete (con el único borrón de España en el tramo final), pero también cierta indisimulada inquietud. Y constantes apelaciones a la tristeza, como modo de demostrar que el sentimiento europeísta sigue vivo y que las cancillerías europeas no quieren afrontar una nueva deserción. «Ver a un país como Reino Unido, aunque haría el mismo comentario con cualquiera de los otros, marcharse de la Unión Europea no es un momento de júbilo ni de celebración, es un momento triste y una tragedia», afirmó ayer el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. «Hoy [por ayer] es un día triste para todos los europeístas», corroboró el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.

Un cierre de filas en torno a la unidad de los Veintisiete a la vez que constantes apelaciones a lo necesario de mantener la amistad con Londres una vez consumado el divorcio. También se evitaron por todos los medios los mensajes triunfalistas. La «premier» Theresa May debe vender el acuerdo en casa y nadie quiere que quede la impresión de que Londres ha capitulado.

La siguiente parada en el camino será el Parlamento de Westminster, en una votación prevista para principios de diciembre y en la que un solo voto puede resultar crucial. En la capital comunitaria nadie sabe muy bien qué puede avecinarse. Por eso, a pesar de los sentimientos encontrados, hubo un mensaje unívoco. Tanto por parte de los líderes europeos como de la primera ministra británica. Aquí el coro estuvo bien afinado: este acuerdo no se abrirá pase lo que pase. Los «brexiters» no pueden utilizar la ratificación parlamentaria como modo de conseguir un acuerdo más ventajoso. Tanto Bruselas como Londres quisieron ponerse la venda antes de la herida ante la previsible campaña en contra al otro lado del Canal de la Mancha.

«Es el mejor acuerdo posible y la UE no cambiará su posición fundamental sobre este asunto», aseguró Juncker. Para el presidente del Ejecutivo comunitario, el Parlamento británico es «sensato» y, por lo tanto, refrendará el pacto. May también remó ayer en la misma dirección. «Logramos el mejor acuerdo posible, como se ha reiterado hoy [por ayer], es el mejor acuerdo disponible y es un buen acuerdo para Reino Unido», señaló. Para la líder británica, «si la gente cree que de alguna manera se puede hacer otra negociación, no es el caso». También alertó de que «no respaldarlo traerá más división e incertidumbre». Para la primera ministra británica, Reino Unido «debe pasar página» como modo de avanzar hacia «un futuro más brillante».

Fuentes diplomáticas han sostenido en los últimos días que si Westminster veta el texto, «no existe un 'plan B'». En los pasillos comunitarios, no se descarta que la próxima cumbre prevista para los días 15 y 16 de diciembre pueda convertirse en un encuentro de emergencia para intentar salir del atolladero ante un reloj que avanza imparable hacia el 29 de marzo de 2019, día de la consumación del divorcio. Según el artículo 50, es posible una prórroga en las negociaciones, siempre que Reino Unido y los Veintisiete (por unanimidad) estén de acuerdo. Pero las elecciones al Parlamento Europeo hacen casi imposible que esta prórroga pueda exceder el mes de junio y julio, antes de que el nuevo Europarlamento que salga de las urnas esté constituido legalmente.

El caos vivido al otro lado del Canal de la Mancha avala la tesis de que Reino Unido ya ha comenzado a arrepentirse de haber votado a favor del divorcio. Fuentes diplomáticas incluso creen que el «efecto Brexit» puede frenar el populismo en las próximas elecciones al Parlamento Europeo.