Terrorismo yihadista
Los «cachorros» de la yihad siria contra Europa
La UE intenta contener la amenaza
Tiene 29 años y nació en Roubaix, en el norte de Francia. Sin embargo, Mehdi Nemmouche podría ser el primer europeo entrenado en los campos yihadistas de Siria en haber cometido un atentado en territorio comunitario. En concreto, se le acusa de haber abatido a sangre fría a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas el pasado 24 de mayo: una pareja israelí de 50 años, una voluntaria francesa y un empleado del museo de nacionalidad belga que murió el pasado viernes tras permanecer dos semanas en estado crítico. Según la ministra del Interior belga, Joëlle Milquet, este fenómeno «demuestra hasta qué punto la movilización y las medidas que se han tomado son indispensables y deben ser reforzadas y se han convertido en verdaderas prioridades». Nemmouche, que fue detenido en Marsella (Francia) a los pocos días de la masacre que conmocionó Bélgica por la frialdad del ataque –a plena luz del día, con la cara descubierta, en una jornada festiva–, es un «lobo solitario» que presenta un perfil similar al del autor de los atentados en el colegio hebreo de Toulouse (Francia) Mohamed Merah en 2012, en los que asesinó a siete personas tras haber viajado a Afganistán y Pakistán.
Las dos experiencias muestran características similares, de personas con problemas judiciales que, tras su paso por prisión, se radicalizan, viajan a los «santuarios terroristas», como es ahora Siria, y un día comienzan a actuar sin mandato directo, con el simple objetivo de pasar a la acción. De ahí la dificultad que supone para las autoridades controlar el fenómeno y por ello los ministros del Interior de la UE están decididos a tomar cartas en el asunto. El intercambio de datos entre policías nacionales es imprescindible, pero también el control de las fronteras dentro del territorio Schengen. De hecho, el caso Nemmouche lo demuestra. Tras un año en Siria desde finales de 2012, donde contactó con el Estado islámico de Irak y del Levante (EIIL), a comienzos de 2014 volvió a Europa tras borrar sus pistas a su paso por Malasia, Singapur y Bangkok. Pero el 18 de marzo es detectado en Alemania, que informó a la Dirección General de la Seguridad Interior gala. No es hasta después del atentado de Bruselas que le localizan en un control repentino en la estación de Marsella al bajar de un autocar procedente de Ámsterdam vía la capital comunitaria. En su equipaje portaba un kalashnikov, un revólver, munición, una bandera del EIIL, así como una cámara de vídeo en la que reivindicaba el atentado de Bruselas.
Según la Comisión Europea, habría unos 2.000 combatientes europeos que han viajado o que van a regresar de zonas de conflicto de los países islámicos. Otros expertos terroristas elevan la cifra a 3.000. La posibilidad de que los terroristas cometan atentados a su regreso a los países de origen es de uno entre nueve, pero los expertos advierten de que este ratio podría aumentar en el caso de Siria por su proximidad. Entre 2001 y 2014 en España se llevaron a cabo 19 operaciones contra el terrorismo yihadista con un total de 98 detenidos, de ellos, 22 relacionados con Siria. Por este motivo, en un plazo de 15 días un grupo de expertos concretará una serie de medidas para que el 10 de julio, en el Consejo de Interior informal de Milán, se pueda aprobar una serie de iniciativas que garanticen que ante una amenaza «tan evidente» como es la de los yihadistas retornados de zonas en conflicto procedentes de Siria y Mali, se pueda garantizar un mayor nivel de seguridad.
El coordinador antiterrorista de la UE, Gilles De Kerchove, apuesta
por desarrollar técnicas de prevención, detección y disuasión. Para ello ha propuesto que se interconecten los PNR nacionales (registros de datos de pasajeros aéreos) y que se coordine el modo de trabajar. Reino Unido ya cuenta con un registro nacional de este tipo, mientras que Francia y Dinamarca trabajan en el suyo, y otros 15 estados miembros reciben financiación de la CE para desarrollar Unidades de Información de Pasajeros (PIU), que son el embrión de los registros nacionales.
Asimismo, la manera más efectiva de «peinar» las fronteras para detectar a casos ya fichados es el sistema de información de Schengen (SIS II), así como Europol e Interpol. Sin embargo, para los individuos que aún no han sido detectados, un registro de pasajeros europeo permitiría saber de manera más automática en qué momento y por dónde entran a la Unión Europea.
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