Hong Kong
Los estudiantes toman el relevo de la protesta en Hong Kong
Boicot al inicio del curso tras el fin de semana más violento desde el inicio de las movilizaciones contra la ley de extradición
Boicot al inicio del curso tras el fin de semana más violento desde el inicio de las movilizaciones contra la ley de extradición
Este lunes dio comienzo el nuevo curso escolar en Hong Kong. A diferencia de otros años, a la ilusión y presión de un competitivo año académico por delante, se sumaban la frustración y el descontento de un largo verano de manifestaciones pro democracia sin concesiones. Además de sus mochilas, este año para el primer día de clase algunos estudiantes llevaron puestas una máscara antigás y unas gafas en señal de protesta ante los últimos acontecimientos vividos en la ciudad. Los más atrevidos portaban ropa negra para ponerse encima de sus uniformes e imitar a todos aquellos que cada fin de semana han salido a las calles a protestar contra el gobierno. Con sus acciones, dieron inicio a dos semanas de boicots y manifestaciones planificadas por los grupos estudiantiles.
La jornada de ayer vino precedida por uno de los fines de semanas más violentos del verano con múltiples detenciones, protestas y cargas policiales. Por eso, desde primera hora de la mañana patrullas de policía permanecieron apostadas en las estaciones de metro dispuestas a pararle los pies a todo aquel que osara interrumpir el servicio de trenes, tal y como habían planificado. Para muchos de los usuarios del MTR (la compañía que posee el servicio de metro de la ciudad) resultaba intimidatorio ver a los cuerpos de seguridad equipados como los antidisturbios dentro de las paradas a una hora tan temprana, pese a llevar trece semanas consecutivas de protestas con numerosos altercados y enfrentamientos. Al final del día, sumaron alrededor de una decena de arrestados a los más de 1.100 detenidos desde que todo comenzó.
Los organizadores estimaron que unos 10.000 alumnos de cerca de 200 escuelas boicotearían las clases. Muchos de ellos realizaron cadenas humanas y repartieron panfletos a otros compañeros y viandantes con información de lo que a su juicio está pasando en la ciudad. Un estudiante de un colegio del barrio de Tseung Kwan portaba una pancarta en la que se podía leer: “Profesor, puede que no esté bien cualificado para ser estudiante, pero definitivamente lo estoy para ser hongkonés. Después de todo lo que ha sucedido, ¿todavía puedes creer en la policía?”. Como él, muchos alzaron su voz ante los supuestos abusos de los agentes a la hora de reprimir las protestas.
Sin embargo, ayer las autoridades de la ciudad también tenían algo que decir. Un alto funcionario de Hong Kong advirtió por primera vez que se habían visto “elementos de terror” entre los manifestantes, algo que previamente habían rechazado pese a la insistencia de algunos funcionarios de la China continental. John Lee, secretario de seguridad del territorio, afirmó que “la extensión de la violencia, el peligro y la destrucción han alcanzado niveles muy graves y los radicales han intensificado sus actos violentos e ilegales, mostrando elementos de terror”.
Huelga general de dos días
Al boicot estudiantil se suma el inicio ayer de una huelga general de dos días que, según Carol Ng Man Yee, directora de la Confederación de Sindicatos, fue secundada por más de 29 sectores. Aunque a nivel comercial a pie de calle no tuvo mucha repercusión, Ng indicó que más 40.000 personas que apoyaban esta acción asistieron a una concentración y a un mitin en Tamar Park, donde hubo incidentes con la policía tras ocupar brevemente la carretera aledaña.
Precisamente, algunos de los presentes, se desplazaron después hasta las estaciones de metro de Mong Kok y Prince Edward para protestar contra la fuerza usada por las fuerzas de seguridad en esos lugares el sábado por la noche. Allí, mientras unos coreaban consignas, otros arrojaban huevos a la estación de policía que, una vez más, advirtió de que estaban en una asamblea ilegal y de que usarían la fuerza necesaria para dispersarlos.
Hoy continuará una huelga que es la segunda desde que comenzó la crisis política en junio a raíz de la oposición social al proyecto de ley de extradición a China. Desde entonces, las reivindicaciones han ido creciendo y ahora exigen una investigación independiente sobre los abusos cometidos por la policía; la puesta en libertad de los detenidos; y la reapertura de un proceso de reformas democráticas. Otra de las medidas: la dimisión de la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, quien ayer según Reuters reconoció haber causado “estragos imperdonables” al encender el conflicto y expresó su voluntad de dimitir no sin antes emitir “una profunda disculpa”. Eso sí, siempre que Pekín se lo permita, algo que se antoja muy complicado.
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