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Macri pone en jaque al kirchnerismo
El candidato conservador se convierte en la sorpresa al situarse, en contra de los sondeos, a dos puntos del oficialista Scioli. Es la primera vez que el presidente argentino resultará elegido en una segunda vuelta el 22 de noviembre. Los dos aspirantes se lanzan a la caza de los votantes de Massa, un peronista disidente que quedó en tercer lugar
El candidato conservador se convierte en la sorpresa al situarse, en contra de los sondeos, a dos puntos del oficialista Scioli. Es la primera vez que el presidente argentino resultará elegido en una segunda vuelta el 22 de noviembre
El conservador Mauricio Macri logró, desde el segundo lugar en las elecciones presidenciales de Argentina, forzar el primer «ballotage» (segunda vuelta) en la historia política del país con el oficialista Daniel Scioli, que, si bien se impuso en los comicios por una escasa ventaja, queda en una compleja situación, envuelto por críticas internas del FpV y golpeado por los suyos como si hubiera sido derrotado.
El domingo «se lanzó una revolución de alegría», expresó ayer Macri, aspirante de la coalición Cambiemos. En una conferencia de prensa estuvo acompañado por dos de los principales artífices del resultado: su compañera en la fórmula presidencial, Gabriela Michetti, y, principalmente, María Eugenia Vidal, gobernadora electa del distrito más grande del país, la provincia de Buenos Aires, administrada desde hace ocho años por Scioli y desde 1987 por el peronismo. Macri obtuvo el 34,33% de los votos y quedó a poco más de dos puntos por debajo de Scioli (36,86%). En tercer lugar quedó Sergio Massa, postulante del partido UNA, con el 21,34%. A él, aunque sin nombrarlo, dirigió Macri el discurso que pronunció ayer: «En la etapa que viene de la Argentina hay que ser muy abierto al diálogo con los dirigentes que han participado de la elección para maximizar las coincidencias». Scioli, en cambio, fue mucho más directo. También ante la Prensa salió ayer en búsqueda de ese votante peronista de Massa al decir que «está mucho más lejos de Macri» que de su proyecto. Respaldado por los números, el candidato oficialista dijo que su rival tiene, de cara a la segunda vuelta, «más problemas» que él. Y, como no hizo en los días previos a los comicios, se mostró dispuesto a matener un debate televisivo con Macri el 15 de noviembre. «La palabra cambio puede ser muy atractiva, pero tenemos que darnos una discusión profunda, qué tipo de cambio queremos en Argentina. Yo soy de los que creen que tenemos que cuidar y mantener esta agenda de desarrollo nacional», dijo Scioli.
Massa, entretanto, todavía no dio a conocer sus preferencias. En la campaña presidencial tuvo un acercamiento político a Macri, a quien le llevó la propuesta de renunciar a su candidatura a cambio de postularse a gobernador de Buenos Aires en una alianza política. El dirigente de Cambiemos rechazó la propuesta con cierto desaire.
Sin embargo, durante el debate público que mantuvieron los aspirantes a la Presidencia, ambos mostraron ideas similares en materia de educación, economía y defensa de las instituciones. El único allegado a Massa que dio su opinión ayer fue el diputado y referente del sector industrial José Ignacio de Mendiguren: «Nuestro espacio está cerca del desarrollo económico» que propone el candidato kirchnerista, expresó en declaraciones en la radio.
Los consultores de opinión, también derrotados este domingo por sus fallidos pronósticos en favor de Scioli, aseguran que el voto logrado por Massa podría dirigirse mayoritariamente a Macri. Sin embargo, vale recordar que el tercero en discordia proviene del peronismo, igual que muchos de sus dirigentes. Uno de ellos, Roberto Lavagna, fue ministro de Economía durante la primera parte del Gobierno del presidente Néstor Kirchner, de cuyo fallecimiento, a causa de una crisis cardiaca, se conmemoran hoy cinco años. En la misma línea, otros plantean que un triunfo de Macri en la segunda vuelta dejaría derrotado al kirchnerismo, pero no a Massa, que aparecería como el peronista con más oportunidades de aspirar a la Presidencia en 2019.
La fecha del 22 de noviembre ya se instaló en la historia política del país, no sólo porque será la primera segunda vuelta electoral que se celebre para definir el nombre del próximo presidente, sino porque el ganador sucederá a la jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner, ausente, al menos en la retórica, tras el resultado del domingo. En la conferencia de prensa brindada ayer, Scioli aseguró que junto a la jefa de Estado constituyen un «equipo de gobierno con distintas responsabilidades». Consultado sobre si había conversado con ella después de conocer el resultado, respondió que sí y aseguró que la mandataria lo respaldará como lo harán quienes «no quieren un cambio para atrás ni una vuelta al pasado».
Aunque en la recta final Macri parte segundo, lo hace con el signo positivo de haberse impuesto en cuatro de los cinco distritos más poblados del país: Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Ciudad de Buenos Aires. A éstos se le suma el triunfo de Vidal en el territorio bonaerense. Quien resulte electo gobernará con una Cámara de Diputados fragmentada (el kirchnerismo perdió la mayoría absoluta) y un Senado tradicionalmente peronista. Marcelo Leiras, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Notre Dame, aseguró en un artículo que «tanto Scioli como Macri necesitarán del acompañamiento de personas y organizaciones que no dependen completamente de ellos».
Por su parte, Alberto Föhrig, doctor en Política de la Universidad de Oxford, aseguró que esta situación provocará un desafío para ambos: garantizar una alianza de Gobierno duradera. «Hubo muchas elecciones en el sistema democrático argentino, pero pocas históricas. La del domingo –sostuvo Föhrig– es histórica. Estamos ante un cambio de ciclo en Argentina».
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