El Futuro de Venezuela
Maduro se aferra al poder y pide una mediación del Vaticano en el conflicto
"Estoy al servicio de la causa de Cristo y con este espíritu le he pedido ayuda para reforzar el diálogo", señaló Maduro
El dictador solicita en una carta una audiencia con el Papa que la Santa Sede rechaza ante su enrocamiento político
Para el presidente Nicolás Maduro, Europa no merece la misma respuesta que Estados Unidos. Por ello, y ante la cascada de reconocimientos a la presidencia interina de Juan Guaidó por parte de una veintena de países europeos, no ha optado por romper relaciones diplomáticas, aunque señaló como alarmante «el grado de subordinación de esos gobiernos a la política guerrerista liderada por el actual gobierno de Estados Unidos en contra de Venezuela».
El Gobierno de Maduro «revisará integralmente» el intercambio diplomático con esos países, según anunció a través de un comunicado emitido por la Cancillería bolivariana. La revisión, que no detalla cuáles efectos prácticos incluye, se hará hasta que se produzca «una rectificación que descarte su respaldo a los planes golpistas y los reencauce hacia el respeto irrestricto del derecho institucional».
El comunicado ratificó la postura esbozada por el propio Maduro al despuntar el día cuando calificó como un «pelele al servicio de Donald Trump» al presidente del gobierno español Pedro Sánchez. Calificó sus palabras como «cobardes» y le advirtió que si se llegase a concretar un golpe de Estado en Venezuela, «sus manos quedarán manchadas de sangre como las de José María Aznar con Irak».
Entretanto, la vicepresidenta Delcy Rodríguez calificó de contradictoria e incoherente la postura de los gobiernos de la Unión Europea. «Algunos amanecieron desbocados y más anacrónicos que nunca». La segunda a bordo de la burocracia de Maduro ha cargado contra Pedro Sánchez al acusarlo de estar a la cabeza «de esta bárbara decisión que avala la violencia golpista e intervencionista en Venezuela». Rodríguez consideró irresponsable la postura expuesta por el ministro de Exteriores, Josep Borrell, «cuando apoya groseramente a un golpista que promueve la intervención militar de EE UU en Venezuela. En sus manos quedará la sangre no solo de venezolanos sino también de europeos que migraron a Venezuela».
Frente a pelotones militares, Maduro celebró los 26 años de la asonada golpista que protagonizó Hugo Chávez. Allí insistió en la necesidad de prepararse para «defender la paz» con el uso de las armas. «No queremos intervención gringa. Queremos independencia, soberanía nacional, democracia y libertad».
Fue, quizá, el 4 de febrero menos celebrado desde que el chavismo es gobierno. Habitualmente la fecha se conmemora con desfile militar, visitas al Panteón nacional para rendir honores a los restos de Simón Bolívar; y hasta recuerdos de la acción golpista de Hugo Chávez desde el mausoleo que resguarda su cuerpo. Pero este lunes, apenas hubo actos públicos al respecto.
Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y asumido como encargado del poder ejecutivo, al comparecer ante la prensa mostró la otra cara. «Mi profundo agradecimiento a Pedro Sánchez y al gobierno de España», dijo el diputado. Luego mencionó el reconocimiento a su interinato recibido de otros 18 países europeos la mañana del lunes.
Destacó que solicitará la protección de activos de la República en Europa, como ya ha ocurrido en Estados Unidos. Confirmó que nombrará nuevos embajadores, a partir de hoy. «Me he comunicado con algunos miembros del Ejecutivo italiano. Esperamos también por Italia, porque nos encantaría contar con ese país hermano», dijo.
Por otra parte, dijo que hay acercamientos «con todas las diplomacias del mundo, incluso con el Vaticano». No detalló el resultado de esas conversaciones, pero así respondió a los acercamientos que inició Nicolás Maduro con ese Estado.
Una carta enviada por el gobernante le pide al papa Francisco ayuda para resolver la crisis política de Venezuela mediante un nuevo proceso de diálogo, declaró Maduro a Sky24. «Esperamos una respuesta positiva», agregó.
No es la primera vez que pide la intervención del Vaticano. De hecho, ya la Iglesia Católica ha sido mediadora de una de las tantas experiencias de negociación que no llegó a nada.
En lo que llevamos de 2019, el Sumo Pontífice ha evitado manifestarse a favor de Maduro o Guaidó, evitando una intromisión en asuntos internos, aunque afirmó que teme un «derramamiento de sangre».
«Si quieren ayudar a detener un baño de sangre, que ya está ocurriendo con el FAES (las fuerzas especiales de la policía nacional acusadas de ser un grupo de exterminio), hay que detener es a la dictadura», dijo Guaidó consultado al respecto.
Fuentes de LA RAZÓN afirman que la petición de Maduro al Vaticano incluyó una solicitud de audiencia con Francisco, que fue rechazada de plano.
La Conferencia Episcopal Venezolana ha tildado como «ilégítimo» y «gobierno de facto» al nuevo mandato del gobernante chavista, y han calificado al régimen como «totalitario». Roma no ha reprendido ni desmentido a sus representantes venezolanos en este tiempo tan decisivo.
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