Theresa May
May, ante la tentación de elecciones anticipadas
Las división del Gobierno y el impacto económico de la salida de la UE pueden empujar a la «premier» británica a las urnas para reforzar su posición
Las división del Gobierno y el impacto económico de la salida de la UE pueden empujar a la «premier» británica a las urnas para reforzar su posición
El destino quiso que Theresa May cumpliera esta semana sus 100 primeros días como «premier» en Bruselas. Saludos respetuosos antes de firmar un divorcio que se antoja cada vez más complicado. Y no sólo porque los aún socios comunitarios hayan rechazado el plan de Londres de imponer controles migratorios a los europeos si quieren seguir formando parte del mercado común. «Si Reino Unido quiere un Brexit duro, las negociaciones serán duras», advirtió François Hollande. Sino también porque en casa las cosas comienzan a verse distintas.
Los británicos empiezan a ser conscientes del coste que acarrea recuperar el control de sus fronteras. La devaluación de la libra y la subida de la inflación han hecho que, por primera vez, conseguir un buen acuerdo comercial con el bloque sea ahora la prioridad. Según ComRes, la economía es ahora lo más importante para el 49%, frente al 39% que aún insiste en priorizar la inmigración de cara a las negociaciones. Según Ipsos Mori, sólo el 24% de los encuestados considera que su nivel de vida mejorará tras abandonar la UE, frente al 49% que asegura que irá a peor. El Ejecutivo podría perder unos 72.864 millones de euros de recaudación fiscal anual si finalmente se queda fuera del mercado común. La cifra representa casi una décima parte de los 790.464 millones de euros que el Tesoro espera recaudar este año y, además, equivaldría al 65% del presupuesto anual del Sistema Nacional de Salud. ¿Ha llegado el momento del «Regrexit» (juego de palabras para referirse al lamento de la votación)? Y es que la mayoría de los que optaron por salir del bloque admite que lo hicieron porque no creían que fuera a ganar.
En definitiva, el voto protesta antiinmigración tiene ahora un precio económico demasiado alto. La cuestión ha generado una gran crisis en el Ejecutivo con continuos choques entre el responsable del Tesoro, Philip Hammond, al que no le salen los números, y la propia May, que insiste en que su objetivo es reducir la migración neta, con niveles récord de 330.000 personas llegando al país en 2015. El descontento también ha llegado a los diputados sin cartera. Alrededor de 50 rebeldes podrían votar ahora en contra del Brexit si se sometiera a votación en la Cámara de los Comunes. El escenario ha elevado los rumores de elecciones anticipadas. Tal y como explica David Dunn, profesor de políticas de la Universidad de Birmingham, «cuanto más tiempo pase, más obvio será el desastre económico del Brexit, por lo que a May no le interesa esperar hasta 2020». Además, el experto insiste en que la primera ministra no ha sido elegida en las urnas, por lo que «debería aprovechar la luna de miel para tener un mandato legítimo». «El laborista Gordon Brown no convocó elecciones cuando le pasó el testigo Tony Blair y luego lo pagó muy caro», matiza.
Los conservadores podrían sacar ventaja del mal momento que atraviesa la oposición «no sólo por la impopularidad del líder, Jeremy Corbyn, sino por la complejidad que les plantea el Brexit». Según Dunn, «la mayoría de los diputados laboristas está en contra de abandonar el bloque. Pero son conscientes de que casi el 40% de sus simpatizantes votó para salir, la mayoría habitantes de zonas obreras donde la inmigración se ve como una amenaza», explica. «En este sentido, May está haciendo todo lo posible por ganarse la confianza de los laboristas que se han sentido decepcionados con su partido», indica Dunn, para quien la «premier» es una persona ambiciosa y hará lo posible por conseguir quedarse en el poder, «aunque sea a costa de los intereses económicos del país». Las elecciones anticipadas permitirían a May reforzar su liderazgo tanto dentro como fuera del partido y consolidar una mayoría parlamentaria que ahora tan sólo se sustenta por una docena de escaños, una cifra débil en caso de que sea necesario someter a votación las negociaciones para abandonar la UE.
Los grandes bancos se preparan para marcharse
Los principales bancos británicos podrían abandonar Reino Unido a comienzos de 2017 ante los crecientes temores a las futuras negociaciones para la salida de la UE. Así lo indicó al dominical «The Observer» el responsable de la Asociación de Banqueros Británicos, Anthony Browne, que ha advertido de que «el debate público y político por el momento nos está llevando en la dirección equivocada». El mismo temor a lo desconocido ha ha hecho que el número de británicos que busca nacionalizarse en otros países de la UE haya aumentado tras el Brexit, con algunos Estados miembros recibiendo cerca de diez veces más solicitudes en comparación con el año pasado, casos de Dinamarca, Italia, Irlanda y Suecia.
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