Elecciones en Holanda
Menos impuestos y recorte de ayudas a los refugiados
Rutte encabezará un Gobierno débil y más escorado a la derecha en Países Bajos.
Rutte encabezará un Gobierno débil y más escorado a la derecha en Países Bajos.
Mark Rutte y sus tres socios de coalición presentaron ayer a los holandeses el programa de Gobierno que han pactado tras más de 200 días de negociaciones. A través de 70 páginas, el nuevo cuatripartito anuncia bajadas de impuestos, inversiones en educación e infraestructuras y más mano dura para los refugiados. Mañana el Parlamento encargará formar Gobierno a Rutte, que anunciará a sus nuevos ministros a finales de este mes.
«Nos ha llevado mucho tiempo, pero tenemos un plan ambicioso y equilibrado», aseguró un sonriente Rutte desde el edificio del Parlamento en La Haya. «Hemos acordado un paquete de medidas que contribuirá a la mejora de todos», aseguró el primer ministro holandés, que anunció «más dinero para los trabajadores, la gente mayor, los barrios y los niños». «Gracias a este acuerdo –insistió– se beneficiarán los holandeses normales».
Rutte, líder de los liberales de derechas (VVD), presentó el acuerdo flanqueado por los responsables de los otros tres partidos con los que gobernará: el democristiano Sybrand Buma, de la CDA; el liberal progresista Alexander Pechtold, de D66, y el calvinista Gert-Jan Segers, de la Unión Cristiana (CU).
El democristiano Buma se mostró contento de que el pacto incluya inversiones en el cuidado de las personas mayores y en seguridad y medidas para fortalecer «la identidad holandesa», tema central de su campaña electoral. Pechtold se felicitó por «conectar a la Holanda conservadora y progresista», mientras que el calvinista Gert-Jan Segers, socio menor de la coalición, recalcó que el pacto servirá para «disminuir» las contradicciones de la sociedad.
Aunque lejos de las demandas del xenófobo Geert Wilders, cuyo Partido de la Libertad (PVV) fue el segundo más votado en las elecciones del 15 de marzo, el nuevo Gobierno mostrará un perfil más duro con la inmigración y reforzará la identidad holandesa. Los dos partidos liberales y sus dos socios conservadores han acordado limitar las ayudas financieras a los solicitantes de asilo durante los dos primeros años de su estancia en el país. La residencia temporal se reducirá de cinco a traes años. No obstante, La Haya también planea aumentar el número de refugiados que acogerá en los próximos años.
La oposición no tardó en criticar el programa del tercer Gobierno encabezado por Rutte. El ultraderechista Wilders lo calificó de «casi peor que el anterior» entre socialdemócratas y liberales conservadores. Según Wilders, el terrorismo «es la mayor amenaza» para Países Bajos, pero «la palabra islam no aparece ni una sola vez en el acuerdo».
Por su parte, el líder del izquierdista Partido Socialista (SP), Emile Roemer, denunció que las reformas fiscales anunciadas serán «beneficiosas para las grandes empresas» y «perjudiciales» para las rentas más bajas, mientras que el ecologista Jesse Klaver comentó en la televisión pública NOS que el Ejecutivo de Rutte será «un Gobierno para los ricos». De hecho, Klaver, una de las estrellas emergentes de las política holandesa tras su éxito en las legislativas, fue la primera opción de Rutte para formar Gobierno, pero las diferencias entre GroenLinks y los democristianos en materia medioambiental lo frustraron. Como resultado del acuerdo definitivo, nace un Ejecutivo débil que apenas cuenta con 76 diputados en un Parlamento de 150 escaños, lo que le deja demasiado expuesto en un caso de transfugismo. En cambio, con los ecologistas la coalición dispondría de 85 diputados.
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