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Merkel reedita la Gran Coalición con una subida del gasto público

El presidente del SPD, Sigmar Gabriel; la canciller alemana de la CDU, Angela Merkel; y el presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), Horst Seehofer, posan tras firmar un acuerdo de gran coalición de gobierno en el histórico edificio del Reichstag, en Berlín (Alemania).
El presidente del SPD, Sigmar Gabriel; la canciller alemana de la CDU, Angela Merkel; y el presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), Horst Seehofer, posan tras firmar un acuerdo de gran coalición de gobierno en el histórico edificio del Reichstag, en Berlín (Alemania).larazon

La consolidación fiscal, el refuerzo del bienestar general y la mejora de la justicia social son los tres pilares del nuevo gobierno de coalición entre conservadores y socialdemócratas, indicó hoy la canciller Angela Merkel.

Sesenta y seis días después de celebrarse las elecciones, ayer concluyó la incertidumbre política en Alemania. A las seis de la mañana, conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD) lograban cerrar la tercera Gran Coalición alemana tras una maratoniana reunión de 17 horas. La consolidación fiscal, el refuerzo del bienestar general y la mejora de la justicia social son los pilares del programa de Gobierno que a mediodía presentaron a la Prensa los líderes de la CDU, Angela Merkel; el SPD, Sigmar Gabriel, y la CSU, Horst Seehofer. Una satisfecha canciller aseguraba que «tenemos una gran oportunidad para decir en 2017 que la gente está mejor que hoy» sin eludir que «la Gran Coalición tiene ante sí importantes tareas».

Lo cierto es que, tras cinco semanas de tiras y aflojas, los tres partidos se han visto obligados a ceder a cambio de ver negro sobre blanco sus grandes promesas electorales. Así, la CDU logra que no se suban los impuestos, el SPD arranca un inédito salario mínimo de 8,5 euros la hora y la doble nacionalidad para los hijos de inmigrantes, y la CSU impone un peaje a los turismos extranjeros. En relación al salario mínimo, que beneficiará a ocho millones de trabajadores, Merkel reconoció que fue un hueso duro de roer hasta alcanzar un «punto medio entre la flexibilidad y la seguridad». Como prometían los programas electorales de los cristianodemócratas y los socialdemócratas, el nuevo Gobierno pondrá en marcha un ambicioso plan de inversiones por valor de 23.000 millones de euros. Las partidas más beneficiadas serán las infraestructuras de transportes (5.000 millones), la educación (5.000 millones) y la investigación científica (3.000 millones). Además, para seducir a las bases del SPD, que entre el 6 y 12 de diciembre se pronunciarán sobre el pacto de coalición, se incluye un compromiso para introducir en 2017 una «pensión mínima de solidaridad» de 850 euros al mes y se flexibilizará la jubilación para que los trabajadores que hayan cotizado 43 años puedan jubilarse a los 63. Compromisos financieros que, según los tres socios, Alemania debe afrontar sin aumentar los impuestos ni incurrir en nuevas deudas a partir de 2015. Los cinco años consecutivos de crecimiento económico contribuirán a cuadrar las cuentas, mientras que el aumento del gasto servirá para aumentar el consumo entre los alemanes y, por extensión, la actividad económica en el resto de Europa.

Gabriel reconoció sentirse «extraordinariamente satisfecho con un acuerdo que pretende restaurar la justicia y la equidad social donde se ha perdido». El presidente socialdemócrata espera que estos compromisos satisfagan a sus militantes, muy reacios a compartir de nuevo el poder con los conservadores. A menos que la consulta interna deje en papel mojado el acuerdo, Merkel será elegida por tercera vez canciller en la sesión del Bundestag (Parlamento) el 17 de diciembre y el nuevo Gobierno estará constituido antes de las Navidades. Su composición permanece todavía en secreto por respeto al plebiscito socialdemócrata. Sólo se ha revelado el reparto de carteras entre los tres partidos: seis para la CDU, tres para la CSU y cinco para el SPD.