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Merkel y Macron reabren el diálogo de los Balcanes

Cumbre en Berlín con los dirigentes de la antigua Yugoslavia para desbloquear las negociaciones y abordar la estabilidad de una de las zonas más volátiles del Viejo Continente.

La canciller Angela Merkel y los líderes de los Balcanes esperan la llegada del presidente francés a la cita de Berlín
La canciller Angela Merkel y los líderes de los Balcanes esperan la llegada del presidente francés a la cita de Berlínlarazon

Cumbre en Berlín con los dirigentes de la antigua Yugoslavia para desbloquear las negociaciones y abordar la estabilidad de una de las zonas más volátiles del Viejo Continente.

No es la primera vez que Angela Merkel hace de los problemas más insolubles de Europa su prioridad en la Cancillería; pero ayer, cuando recibió en Berlín junto al presidente francés a los líderes de los países de la antigua Yugoslavia, la revista «Der Spiegel» advirtió del «alto riesgo» que afronta la canciller. Una contingencia que, sin embargo, pareció no intimidar a Merkel, quien junto a Emmanuel Macron dejó claro su interés en que la «situación» entre Serbia y Kosovo se desbloquee tras meses de desencuentros. Con esta premisa se reunió con los líderes de Bosnia-Herzegovina, Croacia, Kosovo, Montenegro, Serbia y Eslovenia en una cumbre a la que también asistió la alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Federica Mogherini, y que, según los convocantes, se trató de un simple intercambio de opiniones o de puntos de vista y no de un cambio en el proceso de diálogo entre Belgrado y Pristina para la normalización de sus relaciones. No obstante, es evidente que la canciller –preocupada por la deriva que pueda tomar el Brexit, el ascenso de la ultraderecha en el continente o el tema migratorio–, ha querido posicionarse como un actor imprescindible para tratar de reanudar el diálogo sobre una de las disputas más espinosas de los Balcanes. Una postura que asimismo compartió el presidente francés que, poco antes del encuentro, aseguró que una de las «prioridades» es ayudar a que se «retome el diálogo» y que los contactos bilaterales se realicen de forma «menos emocional», pero en ningún caso tratando de aportar «una solución predefinida» desde fuera. El otro gran objetivo de la reunión, agregó Macron, fue aportar una «contribución concreta» a la «estabilidad de la región», desde la perspectiva económica hasta la de defensa y seguridad, pasando por la de justicia. A modo de ejemplo positivo de la región, tanto Merkel como Macron citaron el histórico acuerdo alcanzado entre Macedonia del Norte y Grecia para poner fin a un conflicto que se había enquistado durante años. Macron agregó que el encuentro pretende proveer un «marco informal» para «debatir abiertamente» cuestiones complejas y favorecer la «estabilidad».

La cita se produjo en un momento en que las conversaciones auspiciadas por la UE se encuentran en un punto muerto y cuando Mogherini, una de sus principales precursoras, acumula más fracasos que éxitos a la hora de llegar a un entendimiento entre Serbia y Kosovo. De ahí que Merkel asegurase que Francia y Alemania sienten la «responsabilidad común» de actuar «conjuntamente» para propiciar un «desarrollo positivo» en la región y contribuir a dar un «impulso» a ciertos asuntos en la actualidad bloqueados. La canciller aseguró asimismo que con esta iniciativa Francia y Alemania demuestran que se sienten comprometidas a dar una «perspectiva europea» a los Balcanes occidentales, aunque aseguró que este encuentro nada tiene que ver con las negociaciones de acceso a la UE.

No obstante, y a pesar de las buenas intenciones, los críticos mostraron su temor a que dicho intercambio pueda desencadenar un efecto dominó en la región, con todos los problemas que esto podría causar frente a las cuestiones territoriales no resueltas. Pero desde la prensa hubo más lecturas. Así, el hecho de que Mogherini no estuviera en Berlín como mediadora fue asociado con las reiteradas declaraciones de Ramush Haradinaj, primer ministro de la escindida provincia serbia de Kosovo, para descalificar a Mogherini como intermediaria o de su defensa de que las políticas de su gobierno sirven a los intereses de Estados Unidos contra Serbia y Rusia, o que solo está siguiendo órdenes de Washington. Una cuestión que está cobrando dimensiones inusitadas en los últimos meses y que es interpretado por algunos politólogos como una real pretensión de desplazar a la UE de ese proceso. EE UU fue el principal actor en el conflicto interno causante de la guerra en Kosovo en los 90 y en la ocupación militar de esa provincia serbia que proclamó de manera unilateral la independencia en 2008. Merkel y Macron dan síntomas de no mirar con buenos ojos esta influencia estadounidense en los Balcanes y desean reposicionarse.