
Coaliciones
Merz busca socios para gobernar una Alemania en crisis
Con estos resultados electorales, solo es posible otra Gran Coalición con el SPD o pactar con los ultras, descartado por el futuro canciller
Que la coalición colapsara y Alemania tuviera que anticipar elecciones se produjo por el fracaso de los tres partidos del Gobierno que no consiguieron ponerse de acuerdo. Ahora, con los resultados encima de la mesa, el nuevo escenario obliga a intersecciones no exentas de divisiones que podrían profundizarse aún más debido a los perfiles electorales. La formación de un Gobierno será extremadamente difícil. Matemáticamente solo sería posible repetir una Gran Coalición entre la Unión conservadora con el Partido Socialdemócrata (SPD) o, rompiendo el «cordón sanitario», una alianza entre conservadores y Alternativa para Alemania (AfD).

En su primera conexión con la televisión pública alemana tras conocerse los resultados, la candidata de AfD, Alice Weidel, habló de un «éxito histórico» para su partido y seguidamente tendió la mano a Merz. «Estamos abiertos a negociaciones de coalición con la CDU», afirmó Weidel. «De lo contrario, no será posible ningún cambio político en Alemania».
Poco después y sin entrar a comentar nada sobre el futuro de la dirección del SPD ni del canciller Olaf Scholz, el todavía ministro de Defensa, el socialdemócrata Boris Pistorius, mostró la disposición de esta formación en entrar en conversaciones con la CDU/CSU. No es el momento de «especular sobre el personal de nuestro propio partido –aseguró–, el partido decidirá con qué equipo entramos en los próximos meses y años» y, en ese aspecto, Pistorius señaló al presidente del SPD, Lars Klingbeil, como la persona que se encargaría de dar forma a las negociaciones, aunque agregó que el primer paso del acercamiento tiene que venir desde la Unión. «Que esto ocurra depende de la CDU, entonces podremos decir claramente quién dirigirá las negociaciones». Hoy se podría tomar una decisión al respecto en los comités del partido.
Antes de saberse el escrutinio, la mirada de Merz, se dirigía al FDP. En muchos aspectos, su programa se acercaba a las reivindicaciones de los liberales, tanto en política económica y financiera, como en lo social. Pero ahora, con los liberales fuera del Bundestag las opciones de Merz se complican. La cuestión de si se permitirá a la AfD participar en el futuro en el Gobierno o al menos tener una influencia decisiva ha dominado la campaña electoral. El detonante de este debate se desató a finales de enero, cuando la Unión conservadora consiguió, por primera vez en la historia de la República Federal, aprobar una moción en el Bundestag gracias a los votos de la AfD. El hecho de que el plan de cinco puntos sobre política migratoria lograra la mayoría con los votos de esta formación ultra desencadenó críticas y manifestaciones masivas en todo el país.
No obstante, y más allá del «cordón sanitario», será complicado sentarse en la misma mesa con la AfD. Los ultras se quedan solos por su incompatibilidad con los programas de otros partidos, ya sea su exigencia de retirarse de la UE o de abandonar el Acuerdo de París. Ahora, tras las elecciones, es probable que el Gobierno y el trabajo se lleven a cabo en forma transversal. En cualquier caso, y tal y como se apunta desde la prensa alemana, se necesitan constructores de puentes como Angela Merkel, que hizo mucho para satisfacer las demandas del SPD.
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