París

«Mis tres hermanas viajaban en el autobús; están todas calcinadas»

Los testigos del siniestro. Conmoción entre los vecinos de Petit-Palais donde residían la mayoría de las víctimas

La Razón
La RazónLa Razón

El accidente de ayer supuso un golpe dificil de encajar para todos los vecinos de Puissegin y Petit-Palais-et-Cornemps. «Hemos perdido a todos nuestros mayores», comentaba Sylvie Thilhard, una vecina de Petit Palais, de donde procedían la mayoría de los fallecidos. Ella explicó a los medios que en el autobús viajaba su tío. Le había perdido. Como no se elaboró una lista con el nombre de fallecidos, sólo sabiendo quién había sobrevivido, sabían quién no. «Estábamos junto a las familias cuando anunciaron el nombre de los supervivientes», comentó el párroco de Libourne, presente en la célula de crisis de Puisseguin. «Pueden imaginarse el shock de los otros», añadió en referencia a las personas que fallecieron.

Michel Rogerie, de 84 años, fue durante doce años alcalde de Petit Palais, y desde que se había jubilado animaba como presidente el Club de Tercera Edad Le Petit Palaisien. Fue él quien organizó el viaje para pasar el día en los Pirineos Atlánticos, y aunque el fiscal, Christophe Auger, indicó ayer que había dudas sobre si una persona más se encontraba o no en el interior del autobús, su hijo, Florent, sabe que su padre está entre los fallecidos: «Yo sabía que iba a ir, me lo dijo anoche. Vive muy cerca de mi casa y me había pedido que cuidará de su perro y de su gato durante el día. Iba a volver por la noche». La pena de perder a su padre se vio aliviada por la noticia de que uno de los ocho supervivientes era su primo Raymond, que también viajaba en el autobús. Él pudo saltar a través de una ventana y se hirió intentando salvar a otros.

Fabienne, hermana de Florent y teniente alcalde, enseguida comprendió que su padre había fallecido tras saber cómo había sido el accidente: «Lo hemos comprendido en seguida, no hace falta que nos hagan un dibujo», dijo. Otro habitante de Petit-Palais, Jean Solans, lloraba ayer la muerte de «un hermano, vecinos y amigos (...) demasiada gente de un solo golpe».

En el pueblo, con sólo 756 habitantes, todos tienen algún lazo de parentesco o de amistad. La alcaldesa, Patricia Raichini, ha perdido en el accidente a sus tres cuñadas, fue ella quien dio la noticia a su marido, Rino, que no podía contener las lágrimas ante las cámaras: «Mi mujer acaba de llamarme desde Puisseguin. Mis tres hermanas estaban en el autocar. Están todas muertas. No sabía que iban todas a ese viaje». Los vecinos, según iban conociéndose las últimas informaciones fueron concentrándose en la plaza del ayuntamiento. Jóvenes, adultos y ancianos. Todos conocían a alguno de los pasajeros del autobús siniestrado que, sin duda, dejará una huella imborrable en este pequeño pueblo francés.