Rearme
La misión europea en Ucrania pasa a «fase operativa»
El «premier» británico convoca a los responsables militares de los aliados para definir la operación
Su estilo burocrático y lento exasperaba incluso a sus propios partidarios. Su cautela era vista por los críticos como falta de convicción. Pero la guerra en Ucrania ha convertido al «premier» Keir Starmer en un hombre de acción. Determinado a liderar la seguridad en el Viejo Continente y ser el mejor puente entre Europa y Estados Unidos quiere que los aliados de Kyiv tomen la iniciativa para garantizar una paz «justa, fuerte y duradera». De ahí que haya decidido que la misión para desplegar tropas como medida de disuasión ante Rusia pase ahora a una «fase operativa».
El «premier» ha convocado el próximo jueves a los responsables militares de alrededor de treinta países aliados para definir cómo será la operación. «El mundo necesita acciones no palabras vacías ni condiciones», recalcó ayer tras convertirse en anfitrión de una cumbre telemática donde los aliados analizaron la situación actual del conflicto tras la reticencia de Vladimir Putin a aceptar un alto el fuego inminente de 30 días.
La lista de asistentes incluyó a 26 primeros ministros y presidentes, principalmente europeos –entre ellos, Pedro Sánchez– pero también a los líderes de Australia, Nueva Zelanda y Canadá. El grupo ha crecido desde que Starmer presentara su plan hace dos semanas en Lancaster House. Europa ha asumido que, a partir de ahora, tendrá que valerse por sí misma en materia de defensa y seguridad sin dar por sentado el amparo de Washington, donde Donald Trump ve ahora las relaciones trasatlánticas puramente en términos comerciales. De hecho, las conversaciones militares del jueves serán la segunda ronda que probablemente se realice sin representantes de la administración estadounidense.
En cualquier caso, el «premier» tiene claro que ninguna misión de paz será exitosa si no tiene el respaldo de la Casa Blanca. El premier ha sido clave estos días para que Trump y el presidente ucraniano Vladimir Zelenski limen asperezas tras su tenso encuentro y cierren un acuerdo de alto el fuego inmediato que la administración estadounidense está ahora negociando con Moscú.
«Ucrania ha demostrado más allá de toda duda que es partidario de la paz mientras que Rusia está intentando retrasarlo», recalcó Starmer. «Hemos acordado seguir con la presión a Rusia, seguir mandado armamento a Ucrania continuar con las restricciones a la economía rusa para debilitar la posición de Putin y obligarle a sentarse a la mesa de negociaciones», añadió.
Con todo, el «premier» británico considera que, de haber pacto,las posibilidades de que Putin cumpla con su palabra son escasas o nulas. De ahí que esté dispuesto a poner «botas británicas sobre el terreno y aviones en el aire» en una misión de paz liderada por Reino Unido y Francia –las únicas dos potencias del Viejo Continente con arsenal nuclear– como medida de disuasión.
Un objetivo clave de la reunión de ayer era demostrar el impulso político y militar acumulado. No obstante, si bien el inquilino de Downing Street pidió a los aliados «compromisos concretos», no dio detalles específicos al respecto cuando fue preguntado por esta cuestión en la posterior rueda de prensa.
No todos los países que se sumen a la misión tienen que hacerlo suministrando tropas. Italia ya ha descartado el envío de tropas a Ucrania. Finlandia considera
que «aún es demasiado pronto». Por su parte, los países bálticos temen que cualquier fuerza de mantenimiento de la paz pueda desviar tropas de la protección del flanco oriental de la OTAN. Mientras, Turquía y los países escandinavos, así como países no europeos como Australia, Nueva Zelanda y Canadá, se consideran entre los más propensos a participar de manera activa en la operación de mantenimiento de la paz.
Los mensajes de ayer se dirigieron directamente a Rusia, que, según Starmer, “se verá obligada a negociar tarde o temprano”, debido a la presión que ejercen los aliados, que se plantean incluso incautar los activos rusos congelados. Pero la cumbre también quería mandar un mensaje a la Casa Blanca, donde se muestran aún escépticos sobre el valor de las garantías de seguridad europeas. Starmer demostró una vez más que Europa y sus aliados han escuchado las demandas de Washington para redoblar sus esfuerzos para asumir la responsabilidad de defender a Ucrania y a sí mismos. Pero su argumento de que ningún acuerdo de paz puede ser seguro y duradero sin el respaldo de Estados Unidos no ha cambiado. Preguntado sobre si Trump le había dado ya el apoyo, el premier señaló que su equipo «mantiene conversaciones diarias con Washington».
Putin dice estar de acuerdo «con la propuesta de cese de hostilidades», pero añade que esta «debe eliminar las causas subyacentes de esta crisis». No ha detallado sus condiciones, pero siempre ha querido que el país vecino sea un estado vasallo y quede fuera de la OTAN. Y aunque Trump se muestra optimista sobre el fin de la guerra, Moscú sigue jugando al despiste como evidenció ayer mandando al viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Andrei Rudenko, a Corea del Norte, país que ha mandado a más de 12.000 soldados para combatir junto al ejército del Kremlin en la invasión de Ucrania.
Para el presidente Zelenski, el tiempo militar avanza con lentitud, especialmente en Kursk, donde sus tropas ocupan una franja cada vez más pequeña de territorio ruso. Ucrania niega rotundamente los informes de que sus fuerzas estén rodeadas en esta región, pero es evidente que se encuentran bajo una enorme presión. Y eso es clave para su estrategia porque mantener Kursk era moneda de cambio para futuras negociaciones.