Grupo Wagner

«Nadie podrá reemplazar a Prigozhin»

Oleg Ignatov, analista principal del Crisis Group para Rusia, cree que Wagner camina hacia la desaparición: «A Putin no le interesa que su modelo siga existiendo»

FILE - Face masks depicting Russian President Vladimir Putin, right, and owner of private military company Wagner Group Yevgeny Prigozhin are displayed among others for sale at a souvenir shop in St. Petersburg, Russia, on June 4, 2023. Prigozhin was aboard a plane that crashed north of Moscow on Wednesday, Aug. 23, 2023 killing all 10 people on board. On Sunday, Russia's Investigative Committee said forensic and genetic testing identified all 10 bodies recovered from the crash, and the ident...
La careta del presidente ruso, Vladimir Putin, por encima de la del difunto jefe de Wagner, Yevgueni PrigozhinASSOCIATED PRESSAgencia AP

Las autoridades rusas identificaron el domingo los restos mortales de Yevgueni Prigozhin. El jefe de Wagner iba a bordo del jet privado Embraer Legacy 600 estrellado en extrañas circunstancias a las afueras de Moscú. No viajaba solo. Otros seis miembros de la oscura compañía militar privada figuraban en la lista de pasajeros. Entre ellos, el cofundador del grupo de mercenarios y mano derecha de Prigozhin, el comandante Dmitri Utkin. Pero también su temido jefe de seguridad, Valeri Chekalov, un amigo personal del oligarca que vigiló, acosó y atacó a los periodistas que buscaban desenmarañar la red Wagner. Además de otros tres altos mandos: los desconocidos Yevgueni Makaryan, Serguéi Propustin y Nikolai Matuseev. ¿Cuál es el futuro de una organización sin líderes? El analista principal del International Crisis Group, Oleg Ignatov, responde a LA RAZÓN.

¿Quién reemplazará a Prigozhin?

No hay ninguna figura capaz de ocupar su puesto. Prigozhin tenía un perfil único y dirigía una organización única, incluso en los estándares de Rusia. El éxito de esta organización como una herramienta de la política del Kremlin radica principalmente en la personalidad de Prigozhin y en sus vínculos personales. Si desaparece de la escena, significa que sería difícil encontrar a alguien que hiciera el mismo papel. Parece que habrá diferencias a partir de ahora entre el Ministerio de Defensa y algunos oligarcas que mantienen vínculos personales con Putin. Muchos han financiado compañías militares privadas que probablemente intentarán reproducir el modelo de Wagner. Un modelo que Prigozhin utilizó para moverse por la zona gris, entre los actores estatales y los actores no estatales. Intentarán implementar las mismas funciones, pero serán en cualquier caso organizaciones distintas. Es complicado que consigan el mismo éxito que Prigozhin.

Además, las tres figuras clave de Wagner han muerto: Prigozhin, Utkin y Chekalov. Pero Wagner no es una estructura en la que puedas cambiar el alto mando y trabajar como antes. No funciona así. De hecho, ahora está dividida en varias estructuras. Hay antiguos combatientes en Rusia que firmaron contratos con el Ministerio de Defensa ruso y están combatiendo en Ucrania. Hay tropas que se trasladaron con Prigozhin a Bielorrusia, y que continúan en su mayoría allí, aunque algunos hayan vuelto a África. Finalmente hay combatientes en África y en Oriente Próximo. Es decir, hay tres grupos de antiguos mercenarios de Wagner. Después del motín, Prigozhin había mantenido bajo control a la mayoría de los que le siguieron a Bielorrusia. Pero su control sobre las fuerzas estacionadas en África y Oriente Próximo estaba cuestionado porque el Ejército intentaba hacerse cargo de estas tropas.

Putin intenta atar en corto a Wagner.

Después del motín hemos visto cómo Wagner estaba desapareciendo paulatinamente. Creo que dejará de existir. Serán diferentes compañías militares privadas las que ocupen su lugar. Quizá Wagner se mantenga como una marca más pequeña, más reducida. Pero a Putin no le interesa que siga existiendo. Dependerá en todo caso de sus éxitos. En este sentido, Putin parte con ventaja y, como he dicho, Wagner está separada en varias estructuras. Los mercenarios sobre el terreno se moverán sobre todo por el dinero. No tendrán problemas mientras sigan firmando contratos, ya sea con otra compañía militar privada o con el Ministerio de Defensa. Aunque existen, por supuesto, combatientes de Wagner que seguirán siendo fieles a Prigozhin. Estos podrían ser un problema, podrían amotinarse. El Kremlin podría además desconfiar de ellos porque son desleales en potencia. A pesar de que la mayoría sólo sigan el rastro del dinero y las órdenes del Moscú.

¿Qué mensaje envía la muerte de Prigozhin a las élites y a la sociedad rusa en general?

El mensaje va dirigido principalmente a la élite. Han entendido la señal. Pensaron que Putin estaba debilitado —y parecía debilitado— durante el motín, pero ven ahora que cualquier resistencia que encuentre o cualquier deslealtad hacia él tendrá consecuencias drásticas. Lo han entendido todo. Y el hecho de que el Kremlin todavía no haya explicado lo que ha sucedido, que no haya presentado una versión oficial del «accidente», refuerza la teoría de su responsabilidad. Pretende que las élites piensen que el Kremlin está detrás, quiere que la situación sea lo más ambigua posible.

¿Tenía Prigozhin suficiente apoyo popular en Rusia como para que su asesinato movilice a una parte de la sociedad?

Mucha gente le apoyaba. Era una persona muy apreciada. Si miras las encuestas, era una de las figuras más populares de la élite de Rusia porque era duro y decía lo que la gente quería escuchar. En ese sentido era bastante populista. Además, era alguien que competía en popularidad con el propio Putin. Putin debía ser el único tipo duro en la política rusa, pero Prigozhin estaba ocupando poco a poco su puesto. Ahora estamos viendo muchos homenajes a Prigozhin a lo largo del país. Es cierto que no está acudiendo mucha gente a estas conmemoraciones, pero es un problema para Putin, que intentará borrar su memoria lo antes posible. La gente que combatió con Prigozhin en Ucrania y que fue leal al oligarca puede representar una seria amenaza para el presidente y las autoridades rusas. No creo, sin embargo, que vayamos a ver protestas o marchas por su muerte.