Manifestaciones violentas
La izquierda agita las calles de París
Los activistas del movimiento ciudadano Noche en Pie se suman a las más de 200 nuevas protestas contra la reforma laboral de Hollande
Los activistas del movimiento ciudadano Noche en Pie se suman a las más de 200 nuevas protestas contra la reforma laboral de Hollande
François Hollande y Manuel Valls pensaban que la reforma laboral pasaría como una carta por la boca de un buzón, pero se encuentran con un doble fenómeno de oposición: la multiplicación de manifestaciones pidiendo la retirada de la ley, y el movimiento Noche en pie que, noche tras noche, se reúne en asamblea en la plaza de la República con el objetivo, más allá de tomar la palabra en público, de «que se crucen rojos y verdes, proletarios e intelectuales», como deseaban los que tomaron la iniciativa de este movimiento. Trabajadores del sector privado, funcionarios y estudiantes respondieron ayer de nuevo a la convocatoria de sindicatos y organizaciones estudiantiles que exigen que se retire la reforma laboral.
Las más de 200 nuevas manifestaciones convocadas ayer por toda Francia para seguir manteniendo la presión sobre el Gobierno contaron con la participación de 120.000 personas, según se informó desde el Ministerio del Interior. Una cifra bastante inferior a la registrada en la manifestación del 9 de marzo, a la que acudieron 224.000 personas según la Policía, y sobre todo a la del 31 de marzo, que movilizó a 390.000. Pero a diferencia de las ocasiones anteriores, esta última manifestación se ha producido en fin de semana y en periodo de vacaciones escolares, lo que explicaría la disminución de asistentes. En París, el cortejo discurrió entre la plaza de la República y la plaza de la Nación, y los manifestantes pudieron expresar tranquilamente su oposición a la reforma laboral, aunque varios ultras intentaron torpedear la marcha pacífica ejerciendo violencia con los agentes que la custodiaban. También en la ciudad de Rennes, donde se manifestaron unas dos mil personas, se produjeron varios incidentes contra las fuerzas del orden que impedían el paso de los manifestantes hacia el centro histórico utilizando gases lacrimógenos y granadas antidisturbios.
Caída la tarde, en numerosas ciudades tomaron el relevo los participantes en el movimiento Noche de pie, que tuvo su origen en torno a François Ruffin, director de «Merci patron», un documental sobre una pareja de parados víctimas de la deslocalización de su empresa, propiedad de LVMH, y que está teniendo un éxito rotundo e inesperado en las salas de proyección.
Muchos de los que asisten son votantes desencantados de François Hollande, y la reforma laboral, que fulmina, entre otras cosas, las 35 horas laborales, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
En París, estos «indignados» cada noche se reúnen en la plaza de la República para expresar sus aspiraciones, su desconfianza en la clase política y sus deseos de cambio en ámbitos tan dispares como la protección de los refugiados, el salario de por vida, o la democracia por sorteo, como en la antigua Atenas. A los que quieren comparar Noche de pie con el movimiento de los indignados de España, Ruffin responde en «Télérama» que no cree «que sea comparable»: «España ha conocido una crisis terrible, mucho más grave que la que atraviesa Francia», asegura. «Ellos no buscan imitaciones, y su objetivo es extender el movimiento más allá de la pequeña burguesía intelectual, con distintos grados de precariedad» que, de momento, llena la plaza. Lo que sí suponen es un nueva piedra en el zapato de Hollande, cuyas cifras de popularidad están en caída libre.
Adoquines contra la policía
Un grupo de unos 400 «militantes ultraradicales», según indicó el prefecto de París, Michel Cadot, se agolparon a la cabeza de la manifestación de París contra la reforma laboral del Gobierno «con la voluntad de crear incidentes, buscando realizar actos de violencia». Los organizadores de la manifestación (CGT, FO, y los principales sindicatos de estudiantes Unef, UNL y Fidl) al ver el objetivo de ese grupo radical, dieron la orden de dispersión de la marcha antes de alcanzar su objetivo, la plaza de La Nación. En este lugar, durante más de una hora, varios cientos de personas con el rostro cubierto y armados con adoquines, trozos de asfalto que habían arrancado, botellas de vidrio o petardos, se enfrentaron a la Policía que, a su vez, cargó en numerosas ocasiones. Según el prefecto, sólo tres policías resultaron heridos de levedad, y un manifestante fue asistido en una farmacia.
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