Teherán

Obama da garantías a los países del Golfo frente a la amenaza iraní

El líder de EE UU admite que tiene «serias preocupaciones» sobre Teherán pese al pacto nuclear y les pide ayuda contra el Estado Islámico

Obama saluda al viceprimer ministro saudí bajo la atenta mirada del rey Salman
Obama saluda al viceprimer ministro saudí bajo la atenta mirada del rey Salmanlarazon

El líder de EE UU admite que tiene «serias preocupaciones» sobre Teherán pese al pacto nuclear y les pide ayuda contra el Estado Islámico

El viaje de dos días del presidente Barak Obama a Arabia Saudí, que finalizó ayer, tenía como objetivo recuperar la confianza con sus tradicionales aliados del Golfo, que se ha ido deteriorando tras una serie de controversias y disputas en los últimos meses. La polémica más reciente viene a raíz de un proyecto de ley que se tramita en el Congreso estadounidense para retirar la inmunidad de Riad si se descubre que algún funcionario saudí estuvo involucrado en los atentados del 11 de septiembre de 2011.

El mensaje de Obama buscaba calmar los temores de las monarquías árabes suníes sobre la influencia iraní y convencerlos para que contengan las tensiones sectarias, en un esfuerzo para confrontar la amenaza global que representa el Estado Islámico.

El descontento de sus anfitriones se palpó desde el momento de la llegada del mandatario estadounidense. Obama no fue recibido por el rey Salam, sino que el monarca envió una comitiva en su nombre al aeropuerto de Riad. Ni la llegada el miércoles del líder de EE UU ni la apertura ayer de la cumbre de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) fueron retrasmitidas en directo por la televisión nacional.

La monarquía saudí cree que la política de acercamiento de Washington a Teherán ha abierto una brecha en sus relaciones bilaterales que tardará en cerrarse. De la misma manera, la mayoría de los Estados del Golfo, que también incluyen a Kuwait, Qatar, Bahréin y Omán, se sienten muy decepcionados con la presidencia de Obama, al considerar que EE UU se ha retirado de la región, dejando más espacio a Irán.

Para rebajar las tensiones, el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, ya expresó el miércoles su apoyo a los aliados suníes y aseguró que el acuerdo nuclear con los ayatolás «no impone restricciones a Estados Unidos para que coopere contra las actividades de Irán que amenazan la estabilidad regional».

Obama también reiteró ayer su compromiso tras la cumbre con el CCG: «Ratifiqué la política de Estados Unidos de usar todos los elementos de nuestro poder para asegurar nuestros principales intereses en la región del Golfo Pérsico e impedir y confrontar las agresiones externas contra nuestros aliados y socios». El presidente aseguró que la colaboración entre los países del Golfo y Washington para vigilar las actividades de Irán en la región prosigue como antes del pacto nuclear firmado en junio de 2015. «Incluso con el acuerdo nuclear reconocemos que colectivamente seguimos teniendo serias preocupaciones sobre el comportamiento iraní», agregó Obama.

La prioridad de la Casa Blanca en este viaje a Riad ha sido convencer a las monarquías del Golfo para que tengan un papel más activo en la lucha contra los yihadistas, así como en la reconstrucción y la estabilización de las áreas arrebatadas a los yihadistas en Siria e Irak. «He hablado con los líderes de los países del Golfo [Pérsico] para cooperar en materia de seguridad dentro de la región para luchar contra el Estado Islámico», señaló Obama.

«Continuamos unidos en nuestros esfuerzos de destruir al grupo yihadista», agregó el mandatario norteamericano tras respaldar el papel de Arabia Saudi, que «ha cooperado de forma intensa para luchar contra el terrorismo y el EI en Siria e Irak».

Obama quiere acelerar el ritmo frente unos yihadistas «a la defensiva» y, para ello, la Casa Blanca espera desplegar un contingente de cerca de 220 soldados suplementarios y de helicópteros de ataque para apoyar a las fuerzas iraquíes, principalmente en la reconquista de Mosul, segunda ciudad del país, en manos del EI desde junio de 2014. Para la Administración Obama, el «apoyo suní» para la reconstrucción de Siria e Irak será «crucial» para asegurar «una victoria definitiva» contra los yihadistas.

Estados Unidos también cuenta con sus aliados del Golfo para resolver los conflictos que arrasan la región, como el de Siria y el de Yemen. El presidente estadounidense presionó con el fin de dar una prioridad mayor a las soluciones políticas y menos a las luchas sectarias, especialmente en Yemen y Siria, donde se han pactado treguas, aunque siguen siendo frágiles. En este sentido, Obama insistió en su compromiso con que haya una transición política en Siria sin el presidente Bachar al Asad y en la importancia de que en el Yemen se llegue también a un acuerdo para poner fin a la guerra y evitar la expansión de los grupos extremistas.

Tras sus reuniones en el golfo Pérsico, Obama tenía previsto viajar anoche hacia Gran Bretaña y más tarde a Alemania, las últimas dos paradas de su gira.