Estados Unidos

Obama confía en un «milagro» de última hora

El presidente pide a los congresistas que antepongan el crecimiento económico a los intereses partidistas

Obama, ayer, durante la rueda de prensa en la que informó de la reunión mantenida con los líderes del Senado y de la Cámara Baja
Obama, ayer, durante la rueda de prensa en la que informó de la reunión mantenida con los líderes del Senado y de la Cámara Bajalarazon

La reunión que Obama mantuvo el viernes con los líderes republicanos y demócratas del Congreso produjo «avances», tal y como reconoció la demócrata Nancy Pelosi, pero el nudo gordiano que separa a ambos partidos de un acuerdo sigue siendo mayúsculo. El plan de Obama para evitar el «abismo fiscal» –una situación que implicará una subida de impuestos para el 88% de la población y un recorte masivo del gasto público– propone mantener las exenciones fiscales impulsadas por George W. Bush a todas las rentas excepto a las superiores a 250.000 dólares. Los republicanos se han opuesto, pero en los últimos días podrían haber aceptado elevar el umbral a 400.000 dólares. Otro de los puntos de desacuerdo es si se debe mantener el impuesto de sucesiones en el bajo nivel actual o si habría que aumentarlo.

En éste y en el resto de puntos que separan a ambos partidos estuvieron trabajando ayer los líderes de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, y de la minoría republicana, Mitch McConnell. Obama les ha encargado a ellos una negociación «in extremis» para intentar alcanzar un texto presentable al Senado y a la Cámara de Representantes. De lo contrario, el martes, 1 de enero, entraría de forma automática el «abismo fiscal», que supondría un aumento de impuestos de 2.000 dólares anuales para una familia con unos ingresos de 50.000 y que llevaría al país al borde de la recesión.

En su discurso de los sábados, Obama dijo que «la economía está creciendo, pero para que eso continúe la gente en Washington tiene que hacer su trabajo». El presidente instó a los congresistas a proteger a la clase media y a hacer creer la economía «para que nuestro país avance». Un día antes se declaró «modestamente optimista» ante la posibilidad de alcanzar un compromiso entre los dos partidos. Si finalmente se logra, es previsible que sea votado hoy por la tarde, ya que el Senado y la Cámara de Representantes se reúnen de forma extraordinaria. Si no hay acuerdo, el presidente ha ordenado a los suyos someter a votación su plan, que prevé mantener el programa de subsidios para dos millones de desempleados y la creación de un marco para negociar una reducción del déficit público el próximo año. En el Senado (100 miembros) se requiere de 60 votos para aprobar leyes. El Partido Demócrata cuenta con 51 senadores, a los que hay que sumar dos independientes. En el lado de los republicanos hay 47 votos. Como apunta el analista Richard Cowan, aprobar el texto en la Cámara de Representantes es todavía una tarea más difícil ya que está controlada por los republicanos, muchos de ellos cercanos al Tea Party, que se opone a cualquier subida de impuestos y que votarían en contra aunque tengan que rebelarse contra su jefe de filas, John Boehner.