Política

Guerra en Ucrania

Poroshenko se prepara para la guerra contra el enemigo ruso

Denuncia que Moscú mantiene aún 9.000 soldados en Ucrania

Soldados ucranianos buscan rebeldes casa por casa en Donetsk
Soldados ucranianos buscan rebeldes casa por casa en Donetsklarazon

Kiev se prepara para un conflicto a largo plazo en Donbás. Es lo que se desprende de las palabras del presidente, Petro Poroshenko, ayer en su discurso anual en el Parlamento, el día después de los peores combates en la zona desde la entrada en vigor del alto el fuego en febrero y que se cobraron 24 muertos, incluidos civiles. «Se mantiene una amenaza colosal de que se reanuden las acciones militares de envergadura por parte de los grupos terroristas rusos. Catorce batallones tácticos rusos, integrados por más de 9.000 efectivos, permanecen en el territorio de Ucrania», alertó Poroshenko, que denunció además que Moscú suministra a las milicias armamento de última generación, municiones y víveres. «Debido a la amenaza permanente de que Rusia inicie una guerra en toda regla contra Ucrania, en 2016 incrementaremos de nuevo la partida presupuestaria de defensa», prometió el presidente. El gasto militar ucraniano para 2015 es de unos 2.000 millones de dólares, lo que supone un 2,7% del PIB, un 70% más que el año previo. Y para 2016 la asignación de defensa se estima que alcance los 4.000 millones. «Tras dos décadas de absurdo pacifismo, el país logró crear en solo un año unas Fuerzas Armadas modernas», presumió ante el Parlamento, si bien reconoció que «el nivel de la capacidad defensiva es todavía mínimo; a veces falta lo más elemental».

El presidente, además, habló de la posible incorporación de Ucrania a la OTAN, para la que dijo que no habría problema si dependiese sólo de un referendo interno. «Según las encuestas, la cifra de los partidarios supera por primera vez en la historia a la de detractores», aseguró el mandatario, aunque admitió que esas cifras varían mucho en función de las regiones, con una mayor aceptación en la mitad occidental que en la oriental, rusófona. Para Poroshenko, el principal obstáculo reside en que «muchos socios de Ucrania no apoyan demasiado unos cambios tan vertiginosos y no están dispuestos a abrir justo en este momento la puerta de la OTAN», en referencia a países como Francia, que han expresado públicamente sus recelos para no tensar más la cuerda con Moscú. El presidente no mencionó otra importante barrera, la norma interna de la Alianza que impide la entrada a países con conflictos territoriales en marcha, como es el caso de Ucrania con Crimea. Por una parte, el Parlamento aprobó ayer un cambio en la ley para autorizar el despliegue de fuerzas extranjeras en el territorio nacional. Una medida que no coge por sorpresa, en tanto que Poroshenko aboga desde hace meses por el despliegue en Donbás de una fuerza de pacificación, ya sean cascos azules de la ONU o una misión policial de la UE, propuesta que no contó con el respaldo del resto de integrantes del «cuarteto de Normandía» que redactó la hoja de ruta de Minsk. El cambio en la ley sirve, de paso, para justificar la presencia de los instructores militares estadounidenses, canadienses y polacos que trabajan en el país desde hace varios meses, formando tanto a tropas regulares como a voluntarios de la guardia nacional. La ley impide explícitamente participar en las operaciones a «aquellos países implicados en la agresión militar contra Ucrania», en alusión a Rusia.

Mientras tanto, en el frente, ayer se redujo la intensidad de los combates en comparación con la jornada previa, si bien las milicias denunciaron ataques del Ejército con artillería pesada y, por boca de Denis Pushilin, portavoz de Donetsk, reclamaron a París y Berlín que ejerzan influencia sobre Kiev para que cesen las «provocaciones».