Gobierno a la vista
El presidente de Portugal nombra primer ministro a Luís Montenegro
El recuento del voto emigrante retrasó hasta la medianoche la designación del nuevo jefe de Gobierno luso, cuya toma de posesión se celebrará el 2 de abril
La alternancia democrática se abre paso en Portugal tras ocho años de socialismo. Luís Montenegro, líder del PSD y de la Alianza Democrática (AD), fue elegido este jueves como primer ministro portugués. El centro derecha de AD fue la primera fuerza en las elecciones legislativas del pasado 10 de marzo, pero deberá gobernar en minoría con pactos a la derecha y a la izquierda.
Por primera vez en muchos años, se ha producido un giro completo hacia la derecha en Portugal, a pesar de ser un país que ha tenido una mayoría de gobiernos socialistas. La disputa por los votos se centró principalmente entre tres fuerzas: la Alianza Democrática, Chega y el Partido Socialista. El cambio más significativo se produjo en los territorios del sur, tradicionalmente de izquierdas, donde la mayoría de los votos fueron para Chega, un partido de extrema derecha, que se ha convertido en el árbitro de la política portuguesa. El auge de Chega se explica, entre otras razones, por la creciente inmigración y el abandono que los gobiernos han mostrado hacia las zonas no urbanas, conocidas como «el país periférico», que se han vuelto territorios viejos y con dificultades económicas.
A pesar de haber ganado las elecciones, Montenegro no podrá gobernar solo, ya que cuenta con una mayoría relativa. Esto significa que, en los próximos meses, o mientras se mantenga la estructura actual del Gobierno, deberá negociar decisiones más controvertidas con los demás partidos. Esto es un desafío para el recién nombrado primer ministro, ya que tendrá que pactar tanto con la izquierda como con la extrema derecha para lograrlo. El nuevo Gobierno tiene condiciones para gobernar. Sin embargo, lo más probable es que se encuentre en una encrucijada el próximo mes de octubre. En la actualidad, Montenegro avanzará con el presupuesto del Estado propuesto por el Partido Socialista, pero después del verano tendrá que superar su mayor obstáculo en el borrador del presupuesto del Estado para 2025, ya que los socialistas no lo dejarán pasar y Chega sólo lo permitirá sí hay negociaciones, y la AD no quiere ser asociada a un partido de derecha radical, «Não é Não» (no es no, en español). En los últimos meses los colectivos relacionados con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, así como de la educación y la sanidad han protagonizado diversas manifestaciones en los últimos meses, junto con la crisis de alquiler de la vivienda, que afecta especialmente a la capital, Lisboa.
Ante estos problemas mencionados, el descontento social es claro y evidente, lo que se reflejó en la triplicación de votos para Chega en sólo cinco años, ya que muchos portugueses votaron por el partido no porque se identifican específicamente con la extrema derecha, sino como una forma de protesta contra el sistema.
Si algunos votaron por la AD para tener a Montenegro como primer ministro, lo mismo no se puede decir sobre los votos para el partido Chega, ya que la mayoría de los portugueses que votaron en este partido no creen que André Ventura sea capaz de gobernar, pero al mencionar problemas que perturban a la sociedad portuguesa, hacen que la mayoría vea, finalmente, un punto de inflexión radical. Esencialmente se puede decir que los portugueses quieren que Luís Montenegro gobierne con un enfoque y políticas del partido populista.
El futuro Gobierno tendrá que poner en práctica un plan de emergencia durante estos seis meses para resolver los principales problemas de manera inmediata y, al mismo tiempo, identificar cómo garantizar la aprobación del presupuesto del Estado para 2025 en octubre.
Los partidos de la oposición, derrocando un Gobierno, pueden ser posteriormente penalizados. El Ejecutivo debe demostrar durante estos meses que es capaz de aprobar el presupuesto o ser reelegido en las elecciones con una ventaja mayor. En cuanto a la votación de los inmigrantes, aunque fue escasa, que tienen cuatro diputados y tradicionalmente siempre han dado dos al PS y dos al PSD, ahora dieron uno al PS, uno al PSD y dos al Chega. Esto significa que los inmigrantes tienen cada vez más intolerancia hacia el sistema y las políticas vigentes, lo que ha llevado al país cada vez más hacia la «cola de Europa». Portugal es un país cada vez más de inmigrantes, pero que siempre ha sido de emigrantes. Muchos de ellos nacionales que salieron en busca de mejores condiciones y, sobre todo, salarios. La insatisfacción, aún más notable entre los emigrantes, fortalece a Chega a través de ese voto de castigo o protesta.
Cada partido tendrá su táctica y probablemente todos lucharán por nuevas elecciones en seis meses. Los portugueses sentían ayer, en términos generales, alivio por la conquista de haber elegido a un primer ministro y de que las elecciones se hayan llevado a cabo, pero aún no se han quitado «todo el peso de encima».
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