Política

Mike Pompeo

Salvini, en los brazos de Estados Unidos

El vicepresidente italiano carga contra Bruselas y alaba la política migratoria y económica de Trump en su visita a Washington

Matteo Salvini, vicepresidente de Italia, y Mike Pompeo, secretario de Estado de EE UU, se saludan este lunes en Washington/Ap
Matteo Salvini, vicepresidente de Italia, y Mike Pompeo, secretario de Estado de EE UU, se saludan este lunes en Washington/Aplarazon

El vicepresidente italiano carga contra Bruselas y pide ser socio prioritario de Washington. Es recibido por Mike Pompeo y Mike Pence a su llegada a Washington, pero Donald Trump le niega un encuentro

Matteo Salvini, que solía hacerse fotos con ikurriñas y esteladas, que presumió de su profunda conexión con las tesis antieuropeístas de Donald Trump, está ya en Washington D. C. El líder de la Liga Norte, nacionalista, supremacista, vicepresidente del país transalpino, fue recibido por el secretario de Estado, Mike Pompeo. Nada más aterrizar el italiano enfatizó la pretensión de que su país sea socio prioritario de EE UU. Un discurso que puede sostenerse en los lazos sentimentales, económicos, políticos y militares de las dos naciones, o bien asimilarse a las peticiones de quienes, desde el Reino Unido del Brexit, ambicionan subrayar su vertiente atlanista al tiempo que sofocan u olvidan las alianzas con la Europa continental.

Salvini, que participó en una ofrenda floral al soldado desconocido en el cementerio de Arlington, comentó que Italia aspira a ser el “socio más importante en la Europa continental para la democracia más grande de Occidente”. “Y no solo por los intereses económicos y comerciales”, añadió, “sino también “debido a nuestra visión común del mundo, de los valores, del trabajo, la familia y los derechos”.

Poco después le esperaba el vicepresidente, Mike Pence, en los jardines de la Casa Blanca. También tenía prevista una reunión con Grover Norquist, presidente de los estadounidenses para la reforma fiscal. Las palabras de Salvini, rebozadas de incienso, habían sido pronunciadas en distintos foros. Algunas como preparación del viaje. Por ejemplo, delante de los micrófonos de la NBC, donde, entrevistado por el periodista Claudio Lavanga, afirmó que “mi partido aprecia a la Administración Trump, no solo por su postura respecto a la inmigración sino también por el impulso económico a la creación de puestos de trabajo, la protección de las empresas estadounidenses, el crecimiento económico, los recortes de impuestos. Por lo tanto, ser uno de los socios favoritos de los Estados Unidos. en la Unión Europea será muy importante. También a nivel geopolítico, ya que el enfoque de Italia en algunas situaciones es diferente del de la Unión Europea o de algunos países grandes como Francia y Alemania. Lo hemos visto en el pasado. En Irán y otras situaciones “.

El mismo lenguaje que Trump

Salvini tuvo ocasión de discutir la política migratoria, en la que emplea frases y lemas ya ensayados por el presidente Trump. En cuanto a la Unión Europea, comentó que “nos gustaría quedarnos en Europa. Pero queremos que nos traten de manera justa, y queremos que nos respeten. Sabe cómo ha sido la conversación en los últimos días entre Roma y Bruselas... Es como si nos pusieran una multa. Amenazan con enviar los inspectores. Usted tiene que aumentar los impuestos, dicen, y le estamos diciendo cómo se hace. Y así sucesivamente. No, gracias, no somos segundos de nadie. No somos esclavos “.

Ahora bien, por mucho que Salvini haya regado con epítetos elogiosos a su anfitrión, resultaba bastante dudoso que lograse arañar una reunión con el presidente. Un encuentro por el que político italiano trabaja de forma denodada desde hace meses y que no acababa de cuajar. Entre otras cosas porque Trump es el presidente y tiene por costumbre parlamentar con sus iguales.

Fuentes de la Casa Blanca explicaron a medios como Bloomberg que Salvini podía esperar elogios por su postura ante la inmigración, su arrojo en la defensa de las políticas estadounidenses y su común visión de la política contemporánea, pero también alguna advertencia, siquiera de rondó, por sus elogios a Vladimir Putin y sus críticas a las sanciones contra Rusia adoptadas por la UE y EEUU.

Entre tanto, mientras Salvini paseaba por Washington y disfrutaba de la compañía de Pence o Pompeo, Trump dedicaba el día a advertir a Irán y criticar los sondeos, que lo sitúan por detrás de Joe Biden y que Trump considera equivocados, cuando no manipulados.

El presidente de EE UU, vía Twitter, su canal de comunicación favorito, aprovechaba para anunciar su próximo gran mitin, previsto para hoy por la noche en Orlando, Florida, y para felicitar a Gary Woodland por su victoria en el Open de Golf de EE UU. Sus mayores elogios los reservó a Benjamin Netanyahu, que acaba de inaugurar en compañía del embajador de EE UU en Israel, David M. Friedman, la localidad de Trump Heights, en los Altos del Golán. A Salvini, al menos al cierre de este artículo, ni mencionarlo.