París

Sarkozy apela a la unidad para vencer a Le Pen

Propone menos inmigración, más seguridad y bajar impuestos como ejes electorales del partido para 2017, pero sus rivales en las primarias le dan la espalda

Sarkozy, ante el consejo nacional del partido, ayer, en la Puerta de Versalles
Sarkozy, ante el consejo nacional del partido, ayer, en la Puerta de Versalleslarazon

Propone menos inmigración, más seguridad y bajar impuestos como ejes electorales del partido para 2017, pero sus rivales en las primarias le dan la espalda

Nicolas Sarkozy esperaba imponerse este fin de semana en tanto que jefe indiscutido de Los Republicanos con vistas a las primarias que se celebrarán en noviembre y para las que todavía no ha oficializado su candidatura. Pero el consejo nacional celebrado este fin de semana en el Palacio de Congresos de la Puerta de Versalles ha permitido comprobar que el ex presidente de la República es un jefe discutible. Tras superar el sábado un primer obstáculo, consiguiendo que su candidato, Luc Chatel, se impusiera en una disputada elección como presidente del «parlamento» del partido, el consejo nacional, ayer tuvo que lidiar con otros toros.

Por la noche, mientras él presentaba en la televisión privada TF1 el balance de lo que han sido estos dos días de discusiones para fijar la línea política del partido, en el informativo de la televisión pública, Jean-François Copé, antiguo líder del partido conservdor, le robaba cuotas de audiencia anunciando que también él será «candidato a esta elección». Copé, que se vio obligado a abandonar su cargo tras el escándalo Biymalion sobre la creación de facturas falsas para financiar la campaña presidencial de Sarkozy en 2012, acudió la semana pasada ante el juez que investiga el caso y salió de su despacho sin ser procesado, lo que le ha dejado el camino libre para poder presentar también su candidatura a las primarias.

El ex presidente insistió anoche en que no es el momento de tomar una decisión sobre la presentación de su candidatura al Elíseo, pero quedaban pocas dudas al escucharle presentando en su discurso de clausura del consejo nacional de Los Republicanos el texto con las orientaciones del partido de cara a 2017. El ex presidente hizo un llamamiento a la unidad de su partido para que sus dirigentes apoyen públicamente su programa de reformas para reducir la inmigración, construir más cárceles y bajar impuestos. «Sería inaceptable estar divididos en un momento como este, cuando el Frente Nacional es tan fuerte», señaló. El texto «me liga y liga a la dirección de nuestro movimiento», insistió ayer Sarkozy dirigiendo un claro mensaje a los ausentes, todos aquellos que quieren presentarse a las primarias y que evitaron desplazarse a la Puerta de Versalles.

Poco después de clausurar el consejo nacional, Sarkozy descubrió que el hasta ahora presidente de este organismo, Jean-Pierre Raffarin, anunciaba en una entrevista que publica hoy «La Nouvelle République» que ha decidido dar su apoyo a la candidatura de Alain Juppé como representante de Los Republicanos para las presidenciales del próximo año. Raffarin prefiere al alcalde de Burdeos, que podrá apoyarse en «una base electoral amplia» para ganar, «mejor que querer dividir excesivamente» a la manera de lo que ocurre en Estados Unidos, donde «Donald Trump corre tras los extremos y, finalmente, busca reforzar su núcleo duro más que unir el país». Una comparación poco gloriosa para Sarkozy.

En el programa que Sarkozy ofreció ayer a Los Republicanos, trazó una hoja de ruta de lo que piensa defender para que no le pase como a François Hollande, cuyo «fracaso está marcado por las mentiras de su campaña electoral». Según el ex presidente, «hay que decir claramente antes todo lo que se vaya a hacer después». Entre otros temas, propone que los franceses controlen sus propias fronteras mientras que «un Schengen II digno de ese nombre no sea puesto en marcha». Según él, «la libertad de circulación de los europeos en Europa no implica de ninguna manera la misma libertad de circulación para los extra comunitarios» en el continente.

Ahora falta saber si la decena de futuros competidores en las primarias están dispuestos a asumir el conjunto de sus propuestas.