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El dinero de Gadafi atrapa a Sarkozy
El ex presidente de la República declara bajo detención preventiva sobre las sospechas de que el régimen libio financió la campaña que le llevó al Elíseo en 2007. Testigos y documentos afirman que recibió al menos 5 millones del dictador.
El ex presidente de la República declara bajo detención preventiva sobre las sospechas de que el régimen libio financió la campaña que le llevó al Elíseo en 2007. Testigos y documentos afirman que recibió al menos 5 millones del dictador.
Nicolas Sarkozy había sido citado a declarar ayer por la mañana ante los policías que investigan las sospechas de financiación por parte de Libia de su campaña presidencial de 2007. A su llegada a las oficinas de la policía judicial fue informado de que era detenido para proceder a su interrogatorio. En abril de 2012, entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el medio online Mediapart reveló un documento en el que Moussa Koussa, antiguo jefe de los servicios secretos libios, afirmaba que Gadafi había aceptado financiar la campaña de Sarkozy de 2007 con 50 millones de euros. El dirigente conservador puso una denuncia y el caso fue sobreseído en 2016 porque no se pudo probar que el documento era auténtico.
Entretanto, la investigación abierta en 2013 había seguido su curso. Cinco jueces han estado recopilando documentos y testimonios. En noviembre de 2016, el empresario francolibanés Ziad Takieddine afirmó que había transportado cinco millones de euros en metálico de Trípoli a París. Takieddine, que está siendo investigado por la venta de armas a Pakistán, reveló a Mediapart que había realizado tres viajes desde la capital libia a París, con una maleta de billetes que llevaba directamente al Ministerio del Interior, cartera que en aquella época ocupaba Sarkozy. En las dos primeras ocasiones, le recibió Claude Guéant, director de gabinete de Sarkozy, pero en la tercera y última entregó la maleta al propio ministro.
Estas confesiones le han valido una inculpación por «complicidad de corrupción de agente público extranjero» y «complicidad en desvío de fondos públicos en Libia». Y otra inculpación por «complicidad en difamación» tras las denuncias presentadas contra él por Sarkozy y Guéant. Sin embargo, como recuerda «Le Monde», las declaraciones de Takieddine confirman las palabras de Abdallah Senoussi, cuñado de Gadafi, ante el fiscal general del Consejo Nacional de Transición en Libia. A lo que hay que añadir que los cuadernos de notas del ex ministro libio del Petróleo Choukri Ghanem, que están en manos de los jueces, también recogen referencias a estas entregas de dinero.
Más recientemente, los investigadores han recibido nuevos elementos de la Oficina Central de Lucha contra la Corrupción y las Infracciones Financieras y Fiscales, que detallan cómo circulaba el dinero en metálico en la Unión por un Movimiento Popular (UMP) durante la campaña de 2007. Diversas personas han confirmado a los jueces que recibían dinero en metálico como prima tras la campaña electoral. El antiguo tesorero de la UMP, Eric Woerth, ha confirmado este extremo. Según Edwy Plenel, co fundador de Mediapart, estamos «probablemente» ante uno de los mayores escándalos político-financieros que haya vivido Francia en el último medio siglo: un presidente elegido gracias a la financiación «parcial de un dictador» y la sospecha de que la intervención militar francesa en Libia en 2011 pudiera tener «una dimensión privada».
Esto es lo que parece desprenderse del informe elaborado por el Parlamento británico en 2016, «Libya: Examination of intervention and collapse and the UK’s future policy options», en el que señala a Francia como instigadora de la intervención militar y recoge la información de un analista, consejero de Hillary Clinton, a quien transmitió una conversación que había mantenido con sus homólogos franceses que le detallaron las razones que movían a Sarkozy a intervenir: obtener una mayor participación de la producción libia del petróleo, incrementar la influencia de Francia en el Norte de Africa, permitir al Ejército francés reafirmar su posición en el mundo, abordar la preocupación de sus asesores sobre los planes de Gadafi para suplantar a Francia como potencia dominante en la Africa francófona y mejorar su propia situación interna.
Ayer, se desconocían las razones que llevaron a los jueces a decidir la detención de Sarkozy para interrogarle. Su ex ministro Brice Hortefeux también fue interrogado, pero quedó libre. La «garde à vu» se aplica para permitir ciertas investigaciones que impliquen la presencia de la persona en cuestión, garantizar que esté presente, o impedir que modifique las pruebas o que presiones a testigos o víctimas. El interesado siempre ha negado las acusaciones. En pleno debate durante las primarias de la derecha hace poco más de un año, un periodista le preguntó sobre las acusaciones de Takieddine: Sarkozy respondió que le parecía «indigno» que le planteasen ese tipo de cuestiones en la televisión pública, y al periodista le espetó si no le daba «vergüenza hacerse eco de lo que dice un hombre que estuvo en prisión»,
Sarkozy está involucrado en otros dos asuntos: el «affaire Bygmalion» y las escuchas telefónicas. En este último, es sospechoso de haber prometido a un magistrado del Supremo un cargo en Mónaco a cambio de información, y ha sido inculpado por «corrupción, tráfico de influencia y encubrimiento de violación del secreto profesional». Sobre el «caso Bygmalion», que investiga un sistema de facturas falsas para ocultar el exceso de gastos en la campaña de 2012, deberá responder de «financiación ilegal» y «complicidad de estafa».
Los Republicanos emitieron ayer un escueto comunicado para aportar «pleno apoyo a nuestro antiguo presidente».
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