Ampliación

Suecia, el eslabón más débil del Báltico ante Rusia

La adhesión en solitario de Finlandia a la OTAN deja a los suecos en una situación vulnerable frente a una agresión militar

Dos cazas rusos SU-27 sobrevuelan San Petersburgo
Dos cazas rusos SU-27 sobrevuelan San PetersburgoANATOLY MALTSEVAgencia EFE

Con la histórica adhesión de Finlandia a la OTAN tras 75 años de no alineamiento militar, Suecia queda relegada como el único de los cinco países nórdicos que no pertenece a la Alianza Atlántica. Su Gobierno confía en superar el bloqueo de Turquía y Hungría y completar su integración para la cumbre que la OTAN celebrará en Vilna (Lituania) el 11 y 12 de julio. Sin embargo, si el «impasse» se prolonga, la seguridad sueca se verá más comprometida frente a la presión y un eventual ataque militar de Rusia.

En opinión de Kjell Engelbrekt, profesor de Ciencias Políticas en la Academia Noruega de Defensa, el ingreso en solitario de Helsinki «no es positivo para nadie, ni para Suecia, ni para Finlandia ni para la OTAN». «Si lleva tiempo antes de que Suecia se una y al mismo tiempo declaramos que nos uniremos a la OTAN, entonces no estamos cubiertos por el artículo 5 de la defensa colectiva. Nos volvemos más vulnerables a las operaciones de influencia y los ataques militares», añade Engelbrekt, que anticipa un mayo gasto presupuestario en defensa si situación se prolonga «sine die».

Desde la Alianza Atlántica, su secretario general, Jens Stoltenberg, promete garantías de seguridad a Suecia hasta que pueda convertirse en el Estado miembro número 32 de la organización. «[El ingreso de Finlandia] también hace que Suecia sea más segura. Todos los aliados están de acuerdo en que el proceso de Suecia debe completarse rápidamente», asegura el político noruego.

En medio de una guerra de Ucrania que ha vuelto a poner en el primer plano una organización militar que políticos tan diferentes como Donald Trump y Emmanuel Macron daban como muerta, la OTAN no puede permitirse que fracase su ampliación al norte de Europa. El ingreso solo de Finlandia, que con sus 1.340 kilómetro hace que la Alianza doble sus fronteras con la Federación Rusa, sería visto como un sonoro fracaso a su política de puertas abiertas. Al fin y al cabo Estocolmo y Finlandia dieron un giro de 180 grados a su tradicional política de defensa a consecuencia de la inseguridad creada por la invasión rusa de Ucrania.

De ahí que tanto Estados Unidos como los países europeos estén presionando a Recep Tayyip Erdogan y Viktor Orban para que den luz verde a la candidatura sueca. A nadie se el escapa que este bloqueo responde a una estrategia coordinada de dos aliados de Vladimir Putin para entorpecer la ampliación de la organización. «No hay razón para que ni el Parlamento turco ni el húngaro tengan más retrasos», insiste el ministro sueco de Exteriores, Tobias Billström.

Para la OTAN, la adhesión de Suecia y Finlandia supone convertir el mar báltico en un mar interior de la organización, lo que aumentaría la disuasión contra Rusia. Precisamente, en un lugar estratégico del Báltico se encuentra la isla sueca de Gotland, distante tan solo 300 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado. La vulnerabilidad sueca podría empujar a Rusia a invadirla para dominar uno o dos Estados bálticos.

«Hay razones para suponer que Rusia tendría un interés aún mayor que nosotros sigamos fuera, porque de lo contrario el mar Báltico sería un área totalmente de la OTAN, excepto Kaliningrado y la parte interior del Golfo de Finlandia», explica Jakob Westberg, profesor de la Universidad Sueca de Defensa. «Así que la presión sobre Suecia para que permanezca neutral podría aumentar», añade.

En caso de un ataque ruso contra su territorio, Suecia tampoco podría recurrir a la ayuda de la vecina Finlandia, con la que había construido una estrecha cooperación militar desde la anexión rusa de la península de Crimea en 2014. Helsinki necesitaría consultar con su socios de la OTAN antes de poder prestar ayuda a Estocolmo. «Los finlandeses no podrán acudir en ayuda de Suecia si la OTAN no está ya involucrada en el conflicto, por lo que parte de la cooperación de defensa de Suecia tendría que desaparecer», detalla Westberg.

En opinión de Micael Bydén, comandante en jefe del Ejército sueco, «está claro que nos hubiera gustado haber ido de la mano de Finlandia en esta entrada en la OTAN. Pero tenemos una colaboración muy estrecha con Finlandia y seguiremos haciéndolo». «Una OTAN que se hace más fuerte con Finlandia es una OTAN que hace que esta región sea más segura».

Ante la certeza de que el período entre solicitar formalmente la adhesión y ser socio de pleno derecho era el más peligroso, Suecia ha obtenido la promesa de ayuda de Reino Unido y EE UU en caso de ataque. Sin embargo, estos compromisos no tienen el mismo valor que el paraguas de seguridad del artículo 5 de la OTAN, que obliga a los aliados a defender a un Estado miembro que haya sufrido una agresión a su integridad territorial. «EE UU y Reino Unido han prometido apoyo. Si se prolonga esta situación, tal vez haya nuevos Gobiernos en el poder y entonces no sabemos lo que eso puede significar», asegura Engelbrekt a la televisión pública SVT.

Pero la amenaza rusa no es solo militar. El mates una investigación conjunta de las cuatro televisiones públicas nórdicas reveló que una docena de agentes de Moscú espían en suelo sueco. En consecuencia, las autoridades de Estocolmo anunciaron la inmediata expulsión de cinco diplomáticos rusos por "actividades no compatibles" con su estatus diplomático. Tras la invasión de Ucrania, otros cinco funcionarios ruuso fueron expulsados en abril del país.

Una realidad la del espionaje que, aunque lejos de ser novodosa, no deja de inquietar al Gobierno. El primer mnistro sueco, el conservador Ulf Kristersson, aseguraba hoy que se tomaba muy en serio que "Rusia tiene intenciones hostiles hacia más países que Ucrania". El primer mnistro reconoció no sentirse soprendido de que "Rusia utiliza sistemáticamente métodos que no son compatibles con el estatus diplomático" de sus representantes en Suecia.