Reino Unido
Sunak fracasa en su primera cita con las urnas
Los conservadores británicos ceden terreno frente a los laboristas a tan sólo un año de las elecciones generales
El "premier" Rishi Sunak fracasa estrepitosamente en su primer examen con las urnas desde que se mudó a Downing Street el pasado mes de octubre. No hubo sorpresas. Los sondeos llevaban días advirtiendo que las elecciones locales celebradas el jueves en Inglaterra no iban a ser favorables para el Partido Conservador. Al cierre de esta edición, el lento recuento electoral aún no había terminado, pero podían cumplirse los peores pronósticos con la pérdida de hasta 1.000 asientos. La pregunta, por tanto, es obvia: ¿está cada vez más cerca el fin del Gobierno "tory"?
Pese a que se trataban de unos comicios parciales -no estaba en juego el ayuntamiento de Londres y tampoco se votaba en Escocia y Gales-, irremediablemente los resultados se analizaron como la antesala a lo que puede pasar en las próximas generales previstas para 2024. Y todo apunta a que los laboristas se convertirán en la formación más votada tras pasar más de trece años en la oposición.
Las filas de Keir Starmer recuperaron importantes ayuntamientos en el Muro Rojo del norte de Inglaterra, una zona industrial que habían dominado desde la II Guerra Mundial y que, sin embargo, Boris Johnson consiguió arrebatarles en los comicios de 2019 con la promesa de ejecutar el Brexit.
No obstante, los laboristas tampoco consiguieron el gran vuelco que esperaban. Según el análisis de la BBC, si el voto de las locales se extrapolara a todo Reino Unido, los de Starmer habrían conseguido el 35% de los votos, los conservadores el 26%, los Liberal Demócratas el 20%. La ventaja de nueve puntos es la mayor registrada desde que perdieron el poder en 2010. No obstante, no sería suficiente para conseguir la ansiada mayoría absoluta en las próximas generales previstas para 2024. En definitiva, Starmer sigue siendo un tipo gris muy alejado de Tony Blair. Por lo tanto, le queda aún trabajo por delante.
Respecto a Sunak las cosas se ponen complicadas en Downing Street. Los resultados pasaron ayer desapercibidos para la gente en medio de la gran expectación generada para la coronación este sábado de Carlos III. Pero no para el Partido Conservador.
Los defensores de Boris Johnson llegaron a plantear en su momento que si eran nefastos sería el momento de pedir el regreso de la `ambición rubia´. Eso no va a ocurrir. Tras el bochornoso espectáculo del año pasado -donde se registraron tres primeros ministros en apenas cuatro meses- los tories no quieren más experimentos.
Con todo, el partido sigue inmerso en una guerra civil. Los "tories" han perdido terreno frente a los laboristas en el Muro Rojo del norte de Inglaterra. Y en su tradicional Muro Azul del sur han perdido fuerza respecto a los Liberal Demócratas, los grandes triunfadores de las elecciones locales.
Los conservadores no tienen ahora un mensaje ideológico vinculante de lograr el Brexit, o superar una pandemia global, al que aferrarse, mientras que la oposición está consolidando cada vez más una narrativa sobre un Reino Unido roto donde nada funciona y los servicios públicos se han abandonado a su suerte.
Con una inflación disparada de más del 10%, la más alta del G7, y una oleada de huelgas del sector público pidiendo mejoras salariales, entre ellos los enfermeros del Sistema Nacional de Salud Pública, ya de por sí en crisis, el ánimo entre el electorado no es el mejor.
El sector más a la derecha de los "tories" presiona ahora por políticas de impuestos bajos. El ala “anti-woke” quiere que el discurso se centre en la guerra cultural sobre inmigración y derechos trans, y el resto quiere que Sunak gire hacia el centro y trate de ganar una elección con el mismo tipo de coalición de votantes de centro como lo logró David Cameron en 2010. En definitiva, tras más de doce años en el poder, la formación muestra claros signos de agotamiento. No hay ideas frescas ni tampoco un líder carismático que pueda obrar un milagro.
Las elecciones locales fueron la primera vez en las que los electores en un país donde no existe el DNI debían enseñar un documento de identificación para ejercer su derecho al voto. Según el "think tank" Electoral Reform Society se produjeron "incontables ejemplos de personas” que no pudieron depositar su papeleta debido a estas nuevas leyes.
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