Política

Islamabad

Tahirul Qadri, el sheij rebelde de Pakistán.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, un clérigo musulmán amenaza con una revuelta popular para exigir reformas electorales.

La Razón
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Ni los contenedores de carga para bloquear carreteras ni el despliegue de 15.000 agentes de la Policía, impidieron ayer que decenas de miles de personas tomaran la avenida de la Constitución que conduce al Parlamento para exigir un cambio en el sistema político paquistaní. Al caer la tarde, miles de seguidores del influyente clérigo musulmán, Mohamed Tahirul Qadri, se concentraron en esta larga avenida, bajo un fuerte dispositivo de seguridad, a la espera de la llegada de la caravana, encabezada por el gran líder, que partió el domingo desde la ciudad de Lahore.

Desconocido para muchos, este teólogo y jurista paquistaní, nacionalizado canadiense, ha irrumpido como un torbellino en la escena política paquistaní y amenaza con una "revolución"pacifica para exigir reformas en la ley electoral y acabar con la corrupción en las instituciones.

El doctor Tahirul Qadri es el fundador de Tereek Minhaj –ul- Quran, una organización no gubernamental islámica, devenida en partido, que tiene presencia en más de 70 países. Este prominente sheij paquistaní es autor de una histórica fatwa que condena duramente al terrorismo y los actos suicidas.

Con su eslogan revolucionario: "Pakistán libre de feudalismo", este islamista moderado denuncia que Pakistán ha perdido el tren de la democracia, y exige reformas electorales para la celebración de unos comicios libres y justos, previstas para mayo.

Con su retórica ha conquistado el corazón de millones de paquistaníes cansados de ver como las grandes familias se reparten el poder en esta república islámica de 190 millones de habitantes.

"¡Queremos el cambio!", coreaban al unísono miles de manifestantes, ondeando la bandera de Pakistán.

Zisham Ali, estudiante de la Universidad Islámica de Islamabad, asegura que "estamos aquí no para escuchar un discurso político. Hemos venido, muchos de nosotros desde muy lejos, para no movernos de aquí hasta que el Gobierno escuche las demandas del pueblo".

"Queremos una vida mejor, queremos nuestros derechos. Estamos hartos de vivir de las migajas del gobierno. No tenemos gas, ni electricidad, nuestros hijos no pueden ir a la universidad porque no tenemos dinero para pagar la matrícula", denuncia Habib, un taxista de Rawalpindi y padre de familia numerosa.

"Por fin alguien que viene de fuera ha sido capaz de hablar en voz alta para exigir nuestros derechos", exclama Uzman, empleado en un negocio de telefonía móvil. Uzman se refería a la doble nacionalidad de Tahirul Qadri, que ha vivido durante los últimos siete años en Canadá.

No sólo hombres sino también mujeres y niños han participado en la gran marcha contra la corrupción en Islamabad.

"No nos moveremos de aquí hasta cambiar el sistema político. Estamos hartos de políticos corruptos que nos han gobernado desde hace 40 años. Queremos un gobierno islámico e instituciones islámicas como en Egipto. La revolución de la Tahrir empieza ahora en Islamabad", advirtió Yuma, una maestra de secundaria, simpatizante de Qadri.