Elecciones en Alemania
Temor a que los socios de Merkel frenen a la UE
Bruselas cree que una coalición con los liberales, que rechazan un gobierno para el euro, podría rebajar las ambiciones alemanas
Bruselas cree que una coalición con los liberales, que rechazan un gobierno para el euro, podría rebajar las ambiciones alemanas.
Bruselas respeta a Merkel. La canciller alemana se ha convertido en la única líder europea que ha sobrevivido a la gran crisis económica vivida en la UE en la última década y que ha salido no sólo airosa sino también reforzada. La única líder europea que merece ese calificativo y sin cuya luz verde nada puede prosperar. Merkel es una vieja conocida y eso siempre gusta al «statu quo». Es prudente, no amiga de dar pasos en falso y previsible. Bruselas cree que es la garante necesaria para atravesar la tormenta desatada tras la salida de Reino Unido. Pero paradójicamente, Bruselas espera que la Merkel de su cuarto mandato sea una Merkel diferente. Más audaz y con mayor visión de futuro. Que sea capaz de poner en marcha lo que no ha podido o no ha querido hacer en los últimos años. «Cuando lo decimos nosotros no nos hace caso, pero cuando lo dice Macron...», asegura una alta fuente europea en referencia a posibles pasos integradores en la zona euro que permitan un Fondo Monetario Europeo, un presupuesto para los países de la divisa común, un superministro de Finanzas o, incluso, eurobonos y un Tesoro europeo.
Pero Merkel podría encontrarse con obstáculos. A pesar de que Francia y Países Bajos han conseguido derrotar al populismo, la entrada de la extrema derecha en el Bundestag como tercera fuerza desbarata los «brotes verdes» del relato bruseliense. Guntram B. Wolff, director del «think tank» Bruegel, explica a LA RAZÓN que independientemente de la coalición de Gobierno, el auge de fuerzas euroescépticas marcará el mandato de la canciller y que «Bruselas está siendo demasiado optimista». Cree probable que Berlín de luz verde a un Fondo Monetario Europeo, «una iniciativa que incluso cuenta con la luz verde de Wolfgang Schäuble» (en referencia al todopoderoso ministro de Finanzas), pero también considera que cualquier paso adelante hacia un presupuesto de la zona euro que pueda auxiliar a países con problemas «será muy pequeño». En resumen, según Wolff, «no habrá ningún bing-bang». Merkel seguirá siendo Merkel. Para lo bueno y lo malo. Todo indica que una coalición con los socialdemócratas (la opción favorita de Bruselas) facilitaría las cosas, mientras que una entente con los liberales daría menos alas a la integración. Fabien Zuleeg, economista jefe del «think tank» European Policy Centre, también se une a las voces que piden prudencia. Cree que Macron aún deberá demostrar muchas cosas para convencer a Merkel y que «habrá progresos, pero no grandes cambios». Antes de conocerse los resultados, apostaba por la coalición con el SPD como el escenario más probable.
Mientras, la Comisión Europea cruza los dedos para que Berlín y París sean capaces de recomponer sus relaciones después de la parálisis de los últimos años. Macron es diferente, ha recibido a Merkel con los deberes hechos, tras aprobar una reforma laboral largamente demandada por Berlín y Bruselas. Reformas a cambio de mecanismos de solidaridad en los momentos de crisis parece ser la fórmula mágica para relanzar al zona euro y la UE. El gran interrogante es quiénes acompañarán al motor franco-alemán en esta tarea. El pasado mes de marzo, la cumbre a cuatro en Versalles de Alemania, Francia, España e Italia parecía haber marcado el camino de un «núcleo duro» capaz de arrastrar paulatinamente al resto. Los países del Este reaccionaron airados al sentirse marginados y Bruselas vio este movimiento con suspicacia. No es la opción preferida del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker que en su discurso del Estado de la Unión del mes de septiembre optó por una integración de aroma federal contraria a las varias velocidades. De momento, las propuestas del político luxemburgués han sido acogidas con gelidez por las capitales europeas. El primer ministro holandés, Mark Rutte, le tildó de «romántico» de manera despectiva y los ministros de Finanzas de la zona euro se han mostrado en contra de una ampliación rápida de la moneda única a los países del Este, principal clave de su discurso. La opción de varias velocidades vuelve a estar sobre la mesa.
La UE tiene prisa. Macron pronunciará el martes un discurso solemne sobre sus propuestas para la zona euro, el viernes será la cumbre europea a Veintiocho en Tallin y el presidente permanente del Consejo, Donald Tuks, ha anunciado un nuevo encuentro extraordinario en diciembre de los líderes de la zona euro. La locomotora alemana se vuelve a poner en marcha. No se sabe aún en qué dirección.
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