Carrera espacial

El tercer despegue con éxito de una nave espacial secreta china intensifica la carrera espacial con EE UU

Pekín envía al espacio otra aeronave a bordo de un cohete Larga Marcha 2F sin concretar los objetivos de la misión

In this photo released by Xinhua News Agency, people watch the Long March-5B Y4 carrier rocket carrying the space lab module Mengtian, blasts off from the Wenchang Satellite Launch Center in south China's Hainan Province, Monday, Oct. 31, 2022. China has launched the third and final module to complete its permanent space station, realizing a more than decade-long endeavor to maintain a constant crewed presence in orbit. (Yang Guanyu/Xinhua via AP)
En esta foto publicada por la Agencia de Noticias Xinhua, varias personas observan el cohete portador Long March-5B Y4 que transporta el módulo de laboratorio espacial Mengtian, que despegó del Centro de Lanzamiento de Satélites de Wenchang, en la provincia meridional china de Hainan, el lunes 31 de octubre de 2022Yang GuanyuAgencia AP

China ha lanzado esta semana por tercera vez su avión espacial secreto. La denominada «nave espacial experimental reutilizable» despegó hacia la medianoche del jueves con éxito a bordo de un cohete Larga Marcha 2F desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el desierto de Gobi, según la agencia estatal de noticias Xinhua. De la misma forma que en lanzamientos anteriores en 2020 y 2022, la agencia oficialista no reveló detalles técnicos ni imágenes de la nave espacial, ni mencionó la duración del vuelo. «Operará en órbita durante un periodo de tiempo antes de regresar a su lugar de aterrizaje previsto en China», recogía la nota.

Mientras, Estados Unidos sigue esperando a que su X-37B despegue de la plataforma tras múltiples retrasos. La operación de la Fuerza Espacial norteamericana estaba prevista para las mismas fechas, sin embargo, sigue en tierra sobre un cohete SpaceX Falcon Heavy en el Centro Espacial Kennedy de Florida, tras aplazamientos atribuidos al mal tiempo y a problemas en la zona. La misión, conocida como USSF-52, será la séptima del avión estadounidense en órbita desde 2010 y su segundo viaje con un cohete de SpaceX.

Según un comunicado de la Fuerza Espacial de noviembre, la misión tiene previsto realizar una amplia gama de pruebas, como operar en nuevos regímenes orbitales, experimentar con futuras tecnologías de concienciación del dominio espacial e investigar el efecto de la radiación en los materiales.

El Ejército de EE UU ha mantenido en secreto las capacidades y objetivos del X-37B, convirtiéndolo en una de las naves espaciales más enigmáticas de las que se tiene constancia.

El jefe de Operaciones Especiales, el general Chance Saltzman, afirmó que el futuro del X-37B podría ser más brillante que nunca gracias a la competencia de China con el Pentágono. El propio Saltzman reconoció en declaraciones recogidas por la revista Air & Space Forces que «probablemente no fue una coincidencia» el hecho de que el avión espacial chino planeara lanzarse al mismo tiempo que el X-37B. Jonathan McDowell, astrónomo de Harvard que sigue los lanzamientos de cohetes y las actividades espaciales, dijo que los observadores independientes tenían algunas ideas, aunque no todas, de cómo podría ser y hacer el avión espacial chino.

«En efecto, es similar al X-37. Ambos están en el rango de masa de 5-8 toneladas, probablemente de unos 10 metros de largo», apuntó en declaraciones citadas por el diario South China Morning Post. Los aviones se utilizaban para probar nuevas tecnologías más que para misiones operativas, dijo McDowell, que puso el ejemplo de que podrían probar una nueva cámara para un satélite espía y luego traerla de vuelta a la Tierra para ver cómo le afectaba el espacio. Hasta la fecha ha habido dos aviones X-37 (X-37A y X-37B) y cada uno ha volado varias veces. «No sabemos cuántos aviones espaciales chinos hay. Puede que sólo haya uno», destacaba este astrónomo.

El primer vuelo del avión chino duró dos días y el segundo unos nueve meses. En mayo, Xinhua informó de que había regresado a la Tierra tras un viaje de 276 días en órbita y había supuesto «un importante avance» para la investigación china sobre tecnologías de naves espaciales reutilizables y asequibles.

SpaceX actualizó por última vez el estado de la misión USSF-52 el martes, comunicando que el lanzamiento se había retrasado hasta una fecha no revelada para realizar «comprobaciones adicionales del sistema». A medida que el espacio se comercializa, se convierte también cada vez más en un escenario geopolítico de competencia.

China, cuya presencia en el espacio supera ya con creces a la de Rusia, está poniendo en órbita «aviones espaciales» no tripulados, probando enlaces de comunicación cuántica potencialmente irrompibles y añadiendo capacidades de inteligencia artificial a los satélites. Hay riesgo de un choque espacial. El general Saltzman declaró en una reciente entrevista con The New York Times que hace varias décadas, cuando empezó a trabajar con satélites en el Ejército del Aire, la idea de que pudiera haber bajas en combate en el espacio no formaba parte de la conversación. Pero «ahora hay discusiones en ese sentido porque tanto los chinos como los rusos han demostrado capacidades operativas que realmente ponen en riesgo esos activos».