Represión en Venezuela
Traiciones bolivarianas
«Quien me ataque a mí debe pensar un poquito, sólo un poco, porqué Chávez me tuvo 12 años a su lado. Pero, además, cuando estaba muriendo sólo llamó a cuatro y yo estaba allí. Así es que ningún advenedizo me puede venir con cuentos a mí. ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!», afirmó la semana pasada, Rafael Ramírez, ex presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y actual embajador de la nación caribeña ante la ONU. Las declaraciones se han hecho justo el día en que seis altos directivos de la filial petrolera venezolana, Citgo, en Estados Unidos, han sido capturados por presuntos hechos de corrupción. Dichos hombres de petróleo están vinculados, claramente, a Ramírez.
Sería ingenuo considerar que se trata de un acto de heroísmo desde el Gobierno venezolano para combatir la corrupción. Todo hace suponer que se trata una purga madurista dentro del chavismo. El marco y la justificación de dicha «limpieza» se enfila en contra de fichas rojas con poder económico, pero cada vez con menos poder político, tal es el caso de Ramírez. En este sentido, el ex hombre de petróleos y muy cercano a Chávez, estaría dentro de un grupo que apuestan a un relevo en la conducción de la Revolución bolivariana para 2018, año de elecciones presidenciales. En tal sentido, Maduro estaría construyendo un cerco político que le permita seguir manteniendo la figura de hijo predilecto del Comandante.
En su artículo del 20 de noviembre: La tormenta, publicado en un famoso portal con tendencia chavista en Venezuela, Ramírez aseguraba que el presidente Chávez en 2012 ya sabía del deterioro económico y los problemas en Pdvsa. Dichas afirmaciones deslegitiman y restan fuerza al discurso del Gobierno que culpa de todo el mal económico a una «guerra económica por parte del empresariado en contra del pueblo». Maduro apretó, con la acción legal a directivos de Citgo, el botón judicial, y verbalmente empleo la acostumbrada ofensiva política en clave popular: «Hay candidatos por ahí loquitos por lanzarse por el barranco de la traición. Échale pierna, mi compadre, lánzate, que te espera el basural de la historia».
La corrupción, por desgracia, termina siendo en ocasiones una herramienta de consolidación y amalgamiento de grupos políticos. La corrupción termina siendo también un dispositivo para el chantaje, la amenaza, y en este caso, para mostrar las fisuras de un Gobierno que intenta mostrar unidad a través de la figura de un hombre que ya falleció y que estafó a Venezuela. En este sentido, el chavismo es la mejor muestra que la revolución pasó de levantar las banderas ideológicas del socialismo para convertirse en un mero negocio. Algunos «ex socios» comerciales y políticos parecen estar pasándose factura y el caso de Ramírez podría ser uno de varios que veremos en los próximos meses.
*Director general de Motta Focus
motta@mottafocus.com
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