Corea del Norte
Trump, partidario de verse con Kim Jong Un en plena escalada
Pyongyang responde con la aceleración de su programa nuclear.
En plena escalada de tensión en la península coreana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció ayer en una entrevista en Bloomberg que le gustaría reunirse con el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un. «Si fuera apropiado, por supuesto, sería un honor. De nuevo, digo que en las circunstancias apropiadas, lo haría», reconoció.
En su particular toma y daca de las últimas semanas, Corea de Norte respondió ayer a las últimas declaraciones del presidente americano con el anuncio de dar un fuerte impulso a su programa nuclear. Una determinación que se ha convertido en la primera respuesta oficial a las políticas de «máxima presión e interacción» recientemente anunciadas por Washington. «Ahora que EE UU está elevando las sanciones y las presiones contra Corea de Norte, aceleraremos al máximo la medida para reforzar la disuasión nuclear», aseguró un portavoz del Ministerio de Exteriores a la agencia estatal norcoreana KCNA, el mismo altavoz desde el que afirmaron que la nueva resolución de Pyongyang se llevará a cabo en cualquier momento y lugar según lo decida el líder del país.
Pyongyang justifica el desarrollo de armas nucleares como elemento disuasorio ante la hostilidad de Washington y sus aliados. Su objetivo es conseguir un misil intercontinental cuya cabeza pueda albergar ojivas nucleares y con el que logren alcanzar territorio estadounidense, un reto que muchos expertos consideran podría conseguir a lo largo de este año. Sin embargo, el país mantiene un fuerte hermetismo al respecto y las cifras sobre su capacidad nuclear son meras aproximaciones. Lo que sí se conoce es que la investigación y el trabajo de las últimas dos décadas han dado sus frutos y han logrado desarrollar una bomba atómica de 30 kilotones, que supone el doble del aterrador artefacto que explotó en Hiroshima, además de contar con una potencia balística capaz de alcanzar Corea del Sur y Japón.
La carrera nuclear del régimen juche parece imparable y ponerle freno se ha convertido en una de las prioridades de la Administración americana, que se ha comprometido a imponer mayores sanciones e incrementar la interacción para conseguir que Pyongyang renuncie a su programa nuclear. Pese a que en una entrevista en el programa «Face the Nation» de la cadena CBS, Trump alabó la capacidad de Kim para asumir el poder «a una edad muy joven» y lo calificó como «un tipo resistente y espabilado», insistió en que las continuas provocaciones del país dejan la opción militar sobre la mesa.
Tras estas declaraciones, el portavoz norcoreano manifestó que Pyongyang también está preparado para responder a cualquier opción que emprenda EE UU, que el país continuará impulsando su capacidad militar para la autodefensa y hará uso si es necesario de un ataque nuclear preventivo.
Precisamente, el sábado Pyongyang realizó una nueva prueba de un misil balístico. Mientras las provocaciones y la retórica belicista continúan, Japón envió ayer a aguas del Pacífico un barco que escoltará a los buques de guerra de Washington. Un movimiento con el que Tokio pretende demostrar su alianza con EE UU y disuadir a Corea del Norte de nuevos ensayos nucleares.
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