Elecciones en Grecia
Tsipras lucha por su liderazgo
Nueva Democracia se coloca a un solo punto de Syriza a una semana de los comicios
A una semana de las elecciones helenas todavía no hay un claro favorito. La campaña ha sufrido un giro exponencial desde su inicio, cuando Syriza partió con el objetivo de alcanzar la mayoría absoluta, que rozaba hace apenas tres semanas. El fracaso en los siete meses de Gobierno, sin embargo, ha pasado una factura insalvable para el ex primer ministro, Alexis Tsipras, quien ha visto menguada también su popularidad. Las últimas encuestas dan prácticamente un empate con su máximo perseguidor, los conservadores de Nueva Democracia (ND). En el sondeo de la Universidad de Macedonia los izquierdistas obtienen un 28,5% frente al 27,5% de ND. El rotativo «Parapolitika», cercano a Syriza, recoge una diferencia de apenas tres décimas, mientras que otro diario de izquierdas, «Efimerida to Syntaktón», dispara la distancia de Syriza hasta los cinco puntos. Estos datos dilucidan dos puntos: no habrá mayoría absoluta y el vencedor no se decidirá hasta el último momento. Ante esa perspectiva el líder de ND, Evangelos Meimarakis, tendió la mano ayer a formar una amplia coalición de Gobierno entre fuerzas proeuropeas, que incluyan a Syriza, con el objetivo de «asegurar la estabilidad política, el consenso y la cooperación» con un «Ejecutivo duradero».
Este gesto –parte o no, de una estrategia electoral– pone de manifiesto el carácter conciliador del jefe de los conservadores, una faceta que le ha permitido hacer sombra a la figura de Tsipras, como demostró en el último debate televisado, que se reeditará esta noche esta vez únicamente entre Meimarakis y Tsipras. Una cita que puede decantar la balanza en una campaña apática y gris.
Por su parte, Syriza continúa apostando por pedir una mayoría absoluta como «precondición» indispensable, tal y como señaló ayer el ex viceprimer ministro, Yannis Dragasakis, quien afirmó que los próximos cuatro años serán los más decisivos para la «historia de Grecia desde el fin de la dictadura». Para él, «Syriza puede garantizar la estabilidad política si consigue la mayoría absoluta y Tsipras se alza como primer ministro», ya que «el resto de escenarios conllevan el riesgo de la inestabilidad». El líder izquierdista señaló recientemente que no estaría al frente de un Gobierno si tuviese que pactar con otras fuerzas. Durante toda la campaña Syriza ha flirteado con las opciones de coalición, descartando una unión con los partidos tradicionales –ND y los socialistas del Pasok–, así como con los liberales de To Potami, aunque dejando la puerta entreabierta a estos últimos. Las encuestas, sin embargo, desmontan esos posibles planes de Syriza. Todos los estudios dan como tercera fuerza a los neonazis de Amanecer Dorado con un 4,9% y un 7%. Una ligera subida respecto a las elecciones de enero, potenciada en parte por la actual crisis migratoria, que ha copado la actualidad informativa aunque los líderes moderados han preferido sortear la cuestión en sus discursos.
En el cuarto puesto aparece Pasok, entre un 4% o un 6%, beneficiado por la unión con Dimar y la retirada del partido del ex primer ministro Yorgos Papandreu. Otros sondeos dan el cuarto puesto a los comunistas del KKE con un porcentaje similar, y otros se decantan por los liberales de To Potami. La nueva formación surgida de la escisión de los izquierdistas, Unidad Popular, entraría al Parlamento con el mínimo justo (3%), mientras que el socio menor de coalición de Syriza, Griegos Independientes, se quedaría fuera.
Otro dato relevante es el cerca del 15% de indecisos, un porcentaje similar al de enero. Una confusión y sobre todo un desencanto que también se respira en la calle, sin apenas ambiente electoral.
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