Siria
Túnez construye un muro «antiterrorista» de 200 kilómetros con Libia
Es una de las medidas que Túnez considera clave en su lucha contra el terrorismo yihadista. El Estado Islámico campa a sus anchas en el país vecino
Túnez ha terminado la construcción de una barrera en su frontera con Libia. De momento, son alrededor de 200 kilómetros de verjas, trincheras y zanjas llenas de aguas para proteger al país norteafricano de su vecino, sumido en el caos y en un vacío de poder.
Túnez ha terminado la construcción de una barrera en su frontera con Libia. De momento, son alrededor de 200 kilómetros de verjas, trincheras y zanjas llenas de aguas para proteger al país norteafricano de su vecino, sumido en el caos y en un vacío de poder aprovechado por los yihadistas del autodenominado Estado Islámico. Esta barrera comienza en la costa Mediterránea y baja hasta Dehiba
El terrorismo marcó el año 2015 en Túnez, un país que se encuentra en plena transición hacia la democracia y es la única esperanza de la Primavera Árabe. El año pasado fallecieron en total 59 turistas (19 -entre ellos una pareja de españoles- en marzo, en un ataque contra el museo de El Bardo en la capital y 38, en su mayoría británicos, en junio en las playas de Susa) como consecuencia de dos atentados terroristas reivindicados por el Estado Islámico.
Asimismo, en noviembre, un yihadista suicida mató a 19 guardias presidenciales en un atentado contra su autobús. Los atacantes y cómplices, muchos de ellos detenidos ya, se entrenaron en campos terroristas en Libia y no tuvieron ningún problema en cruzar de un país al otro. Por este motivo, y viendo que los ataques se idean en Libia, en verano el Gobierno tunecino decidió comenzar la construcción de una verja que disuada a los yihadistas de entrar en Túnez para atentar.
“Hoy es un día importante para Túnez en su lucha contra el terrorismo”, señaló el ministro de Defensa Farhat Horchani tras conocerse el fin de esta primera fase de construcción. “Hemos terminado de cerrarla y esto nos ayudará a proteger nuestra frontera y a detener la amenaza”. Según fuentes del ministerio, este tipo de obstáculos ya han ayudado a reducir el tráfico en la frontera y han evitado el flujo de combatientes. “En varias ocasiones hemos frenado y arrestado a gente que estaba intentando traficar con armas”, añadió el ministro en un tour por los 200 kilómetros de valla este fin de semana.
En esta primera fase del proyecto, los soldados tunecinos han elevado un muro y han cavado trincheras a dos km de la frontera con Libia, prácticamente un estado fallido desde la caída de Muamar Gadafi en 2011. El siguiente paso requerirá la ayuda de las Fuerzas de Seguridad de países occidentales, que entrenarán a las tropas tunecinas y les darán formación en supervisión electrónica, cámaras y rádares. Horchani reconoció que la segunda fase incluirá la instalación de equipamiento electrónico con ayuda de Alemania y EE UU.
Sin embargo, son muchos los críticos en Túnez que creen que un simple muro no servirá de mucho como medida antiterrorista, pues los perpetradores de actos terroristas no son libios sino tunecinos. Si bien es cierto que en Libia el Estado Islámico se está reforzando y tiene el control de la ciudad de Sirte, también lo es que Túnez es el país que más yihadistas ha exportado a sus filas. Aunque las cifras oficiales hablen de 3.000 tunecinos en Siria, Irak y Libia, las no oficiales aumentan la cantidad “a más de 6.000”. Desde la Asociación de Tunecinos Atrapados en el Exterior (RATTA), su fundador, explica a LA RAZÓN que “sólo en Libia hay alrededor de 1.500 presuntos terroristas tunecinos”. Precisamente es el sur y el interior del país donde más jóvenes se encuentran en paro y desde donde más tunecinos parten hacia Libia. Sin futuro ni esperanzas, en el país vecino se unen a grupos armados, reciben entrenamiento, les hacen sentirse útiles y especiales, e incluso a veces dan hasta un sueldo.
“A pesar del pequeño tamaño de Túnez, los tunecinos constituyen una gran contingente dentro de los combatientes extranjeros que se unen al Estado Islámico”, indicó a este periódico Yigal Carmon, presidente del Middle East Media Research Institute (MEMRI). Para Carmon, la clave de este récord de “foreign fighters” es que, en primer lugar, “tras la caída de Ben Ali muchos jóvenes tunecinos se sintieron identificados con los sirios en su lucha contra la dictadura de Asad. La segunda es que en los primeros años de transición en Túnez, se permitió a los movimientos islamistas florecer”.
El preidente de MEMRI recuerda que según el académico Abdellatif Hanachi, “la mayoría de los combatientes tunecinos pertenecen a Ansar al Sharia y han sido entrenados en Libia, específicamente en Derna y Bengasi. Casi todos los yihadistas tienen entre 20 y 30 años”. Según Mazen Cherif, experto local en seguridad terrorista “el problema está en Túnez”. Cherif indicó a “Vice” que “si construimos una barrera entre Argelia y Libia, aún habrá células terroristas en Túnez con yihadistas que están dispuestos a morir en su misión. Están listo para morir por dios”.
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