Política

Tailandia

Uboltrana Rajaka, la princesa que planta cara al Ejército tailandés

La hermana mayor del actual rey de Tailandia presentó ayer su candidatura para el puesto de primer ministro en las elecciones legislativas que celebrará el país el mes que viene bajo la Junta Militar.

La princesa tailandesa Ubolratana Rajaka, en Bangkok a finales de 2017
La princesa tailandesa Ubolratana Rajaka, en Bangkok a finales de 2017larazon

La hermana mayor del actual rey de Tailandia presentó ayer su candidatura para el puesto de primer ministro en las elecciones legislativas que celebrará el país el mes que viene bajo la Junta Militar.

La ahora plebeya de 67 años deberá enfrentarse al jefe golpista de la Junta Militar que gobierna la nación, el general Prayuth Chan Ocha, en lo que promete ser una batalla épica.

Y no solo porque es la primera vez en más de 80 años que un miembro de la realeza se permite entrar en política, sino porque llega de la mano del partido de la oposición Thai Raksa Chart. Si precisamente el hecho de haber permanecido al margen de la política ha permitido que durante las últimas ocho décadas la familia real haya sido intocable, el llegar de la mano del ex primer ministro exiliado Thaksin Shinawatra, enemigo de los uniformados que acabaron con su mandato en 2006 y el de su hermana dos años antes, eleva el interés del argumento de la historia que nos ocupa.

Hasta ayer, la alianza entre los militares y el actual monarca, Maha Vajiralongkorn, parecía ser el caballo ganador de unos comicios que se han retrasado una y otra vez en los últimos cinco años. Pero tras el anuncio de la princesa, el rey deberá lidiar con un elemento que, aunque familiar, puede entorpecer su casi recién estrenado recorrido en el trono. De la misma forma, a Prayuth se le complican las cosas, ya que existe el interrogante sobre si la figura de Ubolratana está protegida y un ataque contra su persona puede constituir un delito de lesa majestad, con penas de hasta 15 años de cárcel.

Hija predilecta del rey Bhumibol, y la reina Sirikit, la entonces princesa renunció a su título real por amor en 1972. Por aquel entonces, se trasladó a vivir junto a su esposo a Estados Unidos para, cerca de 25 años después, volver una vez divorciada a su madre patria. Vivió en la ciudad californiana de San Diego con el nombre de Julie Jensen, aunque en 1980 trató de conseguir que su padre le devolviera sus títulos reales. Aunque el rey Bhumibol le perdonó que se casara con Jensen, no le devolvió los títulos y el matrimonio pronto regresó a Estados Unidos. Ubolratana tuvo dos hijas y un hijo, pero finalmente se divorció en 1999, año en que regresó a su país con sus tres hijos, que recibieron inmediatamente la ciudadanía tailandesa. En los siguientes años, la prensa tailandesa se referiría a ella con el título de princesa, pese a que el rey nunca le restituyó sus títulos reales.

Su hijo Bhumi Jensen falleció trágicamente a la edad de veintiún años en el tsunami que azotó las costas del sur de Tailandia y otros países asiáticos en diciembre de 2004. Bhumi era autista y, tras su muerte, la princesa creó la Fundación Khun Bhumi para ayudar a niños autistas.

En Tailandia, se ha ido ganando el favor del público a través de su participación como actriz en diversas películas y en unas redes sociales que la han alejado del prototipo de vida real esperado para alguien de su linaje. Por el contrario, sus videos bailando y cantando, comiendo en puestos callejeros o quejándose de la espesa contaminación que ensombrece la capital, le han ayudado a cosechar multitud de seguidores entre la población.

En el último año, la ahora candidata a primera ministra ha prestado su imagen a una campaña antidroga dirigida a la juventud tailandesa bajo el lema «para ser el número uno». En lo que podría verse como un anticipo de su nuevo papel, Ubolratana causó sensación el pasado verano cuando circuló en las redes sociales una foto en la que aparecía con los hermanos Thaksin y Yingluck Shinawatra, los exprimeros ministros depuestos en sendos golpes de Estado en 2006 y 2014, ambos en el exilio, en el Mundial de Fútbol de Rusia.

Ahora esa cercanía se ha trasladado a la política con la candidatura de la princesa en un partido afín a los Shinawatra, lo que abre una nueva etapa tanto en la biografía de Ulboratana como en la vida política del país, ambas igual de impredecibles.

A la espera del visto bueno

No obstante, hasta que la comisión electoral dé el visto bueno a su candidatura en los próximos días no se sabrá si esos fieles adeptos tendrán la oportunidad de votar por ella finalmente. Las trabas para lograrlo no serán pocas y, ayer, ya se conoció la primera. El partidario del general Prayuth, Paiboon Nititawan, presentó una solicitud para que se valore si la candidata viola las normas que prohíben el uso de la monarquía en la campaña electoral. De no ser así, el próximo 24 de marzo, los ciudadanos tailandeses elegirán a los 500 miembros del Congreso, quienes a su vez votarán junto al Senado –compuesto por 250 miembros elegidos por los militares–, quién será el primer ministro o, quizás, primera ministra de Tailandia.

El rey tacha de «inapropiada» la decisión de su hermana

El rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, tachó de «inapropiada» la decisión de su hermana mayor de presentarse como candidata a primera ministra. «La implicación de un alto miembro de la familia real en política, en la forma que sea, es un acto que contraviene las tradiciones, los usos y la cultura del país y, por tanto, es muy inapropiada», lamentó el monarca en un comunicado difundido por el Palacio Real. La princesa, sin embargo, defendió su derecho a «aceptar» la nominación: «Para demostrar mis derechos y libertades sin más privilegios que los de cualquier otro ciudadano».