Elecciones en Italia
Un caldo de cultivo populista
La Constitución italiana reconoce un estatus especial a cinco regiones «históricas», lo que provoca que el resto se sientan agraviadas.
La actual legislatura acaba en febrero y en Italia ya se empieza a hablar sobre posibles acuerdos entre partidos, especialmente después de la reciente aprobación de la ley electoral –perjudicial para el Movimiento 5 estrellas (M5S)– que obligará a formar amplias coaliciones para gobernar y de la oleada de exigencias autonomistas. El auge del populismo preocupa, y el que fuera primer ministro italiano y secretario general del Partido Democrático (PD), Matteo Renzi, se mostró ayer dispuesto en Nápoles a pactar con formaciones de centro e izquierda, también con sus críticos, para conformar una coalición «plural» que haga gobernable el país a partir de las próximas elecciones. A su parecer, «en Italia tenemos dos populismos diferentes, el del M5S y el de la Liga Norte», promotora de las consultas en Véneto y Lombardía, y ante esto, «la única respuesta somos nosotros».
En Italia, existen cinco regiones que por motivos históricos ostentan un estatuto especial: Cerdeña, Sicilia, Trentino-Alto Adigio, Valle de Aosta y Friuli-Venecia Julia. Lombardía y Véneto, así como otras regiones que ya han expresado su voluntad de celebrar refererndos similares, no se encuentran entre ellas.
La Constitución italiana declara en el artículo 117 algunas atribuciones estatales de las que las regiones pueden reclamar las «normas generales educativas», la «tutela ambiental, del ecosistema y de bienes culturales» o la gestión de los llamados «jueces de paz». En los últimos años, Lombardía y Véneto parten de un estatus de igualdad respecto a todas las regiones de Italia salvo estas cinco históricas. Sin embargo, una reforma constitucional aprobada en 2001 fue la clave para permitir a los otro territorios solicitar a Roma mayor autonomía en materia de justicia, sanidad, servicios sociales o medio ambiente, entre otros aspectos.
Pero la principal razón que ha llevado a Lombardía y Véneto a celebrar las consultas es de carácter fiscal. Desde la primera señalan que su déficit impositivo asciende a 54.000 millones de euros frente a los 18.000 de Véneto. Si en las negociaciones con el Gobierno italiano lograsen la autonomía en materia fiscal, los dirigentes de ambas regiones consideran que la gestión de sus bienes se realizaría de manera más adecuada.
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