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Sobrevivir a las torturas del Estado Islámico

El joven iraquí Karlus Barbar, al que la milicia islamista mantuvo colgado bocabajo durante más de un mes, llega a Madrid para recibir tratamiento

Karlus Barbar a su llegada a Barajas
Karlus Barbar a su llegada a Barajaslarazon

El joven iraquí Karlus Barbar, al que la milicia islamista mantuvo colgado bocabajo durante más de un mes, llega a Madrid para recibir tratamiento

El infierno personal de Karlus Barbar acabó ayer, al aterrizar en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. A Madrid llegó rodeado de una gran expectación mediática, después de un periplo se inició al ser secuestrado y torturado por las milicias islámicas del Estado Islámico.

En la Terminal 1 fue recibido por diversos miembros de la embajada iraquí en la capital, así como el padre Ángel, presidente de la Fundación Mensajeros de la Paz, y Jesús Sánchez Martos, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Tras declarar que se siente "muy feliz"de haber tenido la posibilidad de viajar hasta Madrid, fue trasladado al hospital Ramón y Cajal, donde van a examinar las consecuencias que hayan podido tener sobre su organismo los diversos martirios infligidos por el grupo terrorista, entre los cuales se encuentra el de haberle dejado colgado bocabajo más de un mes.

Esto podría causar un "problema de retorno venoso de la sangre al corazón"o infecciones en los miembros inferiores, declaró Jesús Sánchez Martos. El Padre Ángel ha confirmado a LA RAZÓN que aún está a la espera de un diagnóstico. "No es tan grave como para tener que amputar, pero tampoco es una maravilla", ha declarado, remarcando que, de haber permanecido en su país, probablemente los médicos de la zona hubiesen optado por la amputación. "Es un acto más de solidaridad, de buena gente, algo que siempre hay por el mundo, que han dicho a alguien que viene con el trauma que puede traer este chico que en España se va a poder tratar".

Aunque trabajaba en calidad de cocinero en Erbil, Barbar es originario de Bartnaya, una pequeña ciudad al norte de Irak, cerca de la ciudad de Mosul. Allí vivía con sus padres y su hermano. El país, inmerso en mitad de un cruento conflicto armado contra el EI, volvió a ser golpeado por la violencia ayer. Al menos 28 personas fallecían en Bagdad, víctimas de dos coches bomba, uno con un conductor suicida.