Política

La amenaza yihadista

Un millar de yihadistas ha retornado ya a Europa

Un bombardeo que arrasó una localidad cercana a Damasco
Un bombardeo que arrasó una localidad cercana a Damascolarazon

Los servicios de Inteligencia de España han detectado 150 conexiones entre los islamistas y los traficantes de drogas que utilizan el mercado negro para su finaciación.

El número de yihadistas del Estado Islámico (Daesh en árabe), retornados desde Irak y Siria a Europa o sus países de origen es de un millar, según fuentes antiterroristas, consultadas por LA RAZÓN, que, por razones operativas, prefieren no detallar la distribución de estos individuos que constituyen un gran peligro para la seguridad de los ciudadanos. Este movimiento de regreso, ya de por sí preocupante, coincide con las investigaciones que, promovidas por España, se realizan a nivel internacional para determinar las conexiones entre el tráfico de armas y de drogas e incluso la trata de seres humanos con los yihadistas, los cuales utilizan estos métodos como fuentes de financiación o aprovisionamiento de las estructuras que puedan intentar montar en Europa o en otros zonas del mundo. Por este motivo, se creó en España el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) que, en sus primeras semanas de trabajo, ha detectado ya más de 150 conexiones entre investigaciones de terrorismo e investigaciones de crimen organizado, especialmente en el ámbito del tráfico de drogas.

Los agentes de los distintos países en los que se han descubierto dichas conexiones trabajan ya en su esclarecimiento y posible detención de las personas implicadas, dentro de un clima de gran colaboración internacional, al que nuestro país se ha sumado desde el primer momento y ha aportado no pocas iniciativas. La financiación del Estado Islámico en Siria e Irak se realiza a través de diversas fuentes: los pagos por rescates, los saqueos de bancos, como ha ocurrido en Mosul, impuestos, extorsiones y peajes así como las donaciones privadas o la venta de petróleo. La aportación exterior a estos terroristas proviene del contrabando de antigüedades y el tráfico de órganos. También se sospecha que los yihadistas habrían ganado grandes cantidades de dinero con el tráfico de mujeres y niños vendidos como esclavos, muy probablemente para su explotación sexual. Es a través de estás últimas vías de financiación en las que han coincidido los islamistas y los grandes delincuentes internacionales. De momento, el CITCO español ha establecido las citadas 150 conexiones, pero estamos en los comienzos de las investigaciones.

Una cifra tan alta de retornados y la estrategia que sigue el Daesh en el norte de África hacen sospechar que la banda yihadista trata de organizar un entramado criminal en Europa. Si lo hace en el plano personal, a través de lobos solitarios o células durmientes, no necesita muchos medios económicos, por no decir casi ninguno. Si por el contrario, pretende una estrategia de ataques terroristas permanente, con atentados de más o menos envergadura (como proclaman últimamente sus amenazas) la necesidad de financiación es evidente. Actividades como las antes citadas (el tráfico de obras artísticas y de órganos, e incluso de seres humanos, algunos menores de edad), proporcionan mucho dinero, sin tener que establecer un «puente económico» entre la zona de combate en Siria e Irak y el continente europeo.

La venta de obras de arte y piezas arqueológicas se realiza por canales establecidos, a través fundamentalmente de los estados del Golfo, y tienen como destino las colecciones de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica y Japón, por este orden. Las citadas fuentes recuerdan que Siria e Irak albergan más de 20.000 yacimientos arqueológicos (la concentración más grande e importante del mundo), en su mayoría ,en zonas controladas por el EI. Los servicios de información de Estados Unidos han localizado, vía satélite, cerca de un millar de yacimientos que han sido expoliados. La UNESCO estima que el valor de mercado de las piezas vendidas podría superar los 10.000 millones de dólares, aunque el dinero que obtienen los yihadistas debe ser sensiblemente menor, ya que tienen que vender a la baja a través de las mafias internacionales. Las obras salen de la zona en conflicto por el sur de Turquía, Líbano e Irán. A partir de ese momento, empieza el blanqueo de las obras que, pasado un tiempo y una vez «legalizadas» mediante certificados manipulados, aparecen en salas de subastas. En Alemania ya se han detectado algunos casos, aunque se sabe que muchos de los objetos son vendidos a coleccionistas sin escrúpulos. Les guste o no, están financiando el terrorismo yihadista que un día puede destruir su tienda de un bombazo por el mero hecho de vender imágenes religiosas en estatuas o cuadros.

Por lo que respecta al tráfico de órganos humanos, los únicos datos que se tienen es que supone otra vía de ingresos a la que tampoco es ajena Occidente. Existe toda una red organizada que en pocas horas coloca los órganos en cualquier parte del mundo. Los cadáveres de los que se extraen corazones, riñones hígados no son un problema para el Estado Islámico.

Todo este dinero recaudado por los islamistas puede ser utilizado para fomentar el terrorismo en Europa, Estados Unidos y otros paises de Occidente. La única manera de combatirlo es, como repetidamente han propuesto las autoridades españolas, la creación de equipos conjuntos de investigación y el intercambio de información con Europol, en especial sobre los combatientes terroristas extranjeros. De hecho, nuestro país apoya la potenciación de los ficheros Focal Point Travellers y el Grupo de Trabajo Dumas, sobre intercambio de información estratégica. El CITCO participa activamente en el proyecto EMPACT (European Multidisciplinary Platform against Criminal Threats, por sus siglas en inglés), coordinado desde Europol, para, entre otros asuntos, acabar con el tráfico ilícito de armas. Los atentados de París y los que se intentaban cometer en Bélgica han demostrado que los yihadistas cuentan con una relativa facilidad para acceder al «mercado negro».