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Un tímido diálogo se abre en Hong Kong

Manifestantes ven en pantallas la reunión entre las autoridades de Hong Kong y los representantes estudiantiles
Manifestantes ven en pantallas la reunión entre las autoridades de Hong Kong y los representantes estudiantileslarazon

Los estudiantes se reúnen por primera vez con las autoridades locales, pero no logran alcanzar ningún acuerdo

El guión se cumplió tal y como estaba previsto. Cinco representantes de los grupos estudiantiles prodemocráticos se reunieron con otros cinco representantes del Gobierno hongkonés con Carrie Lam, la «número dos» del Ejecutivo, a la cabeza y moderados por un profesor. Los estudiantes expusieron sus reivindicaciones y el Gobierno dejó claro su punto de vista, según el cual es difícil que lleguen a un acuerdo por la lejanía en sus posturas. Ni siquiera acordaron cuándo será la próxima reunión. Carrie Lam fue la encargada de abrir el diálogo con unos argumentos fieles al discurso oficial que tanto han repetido tanto las autoridades locales como el Gobierno de Pekín. Con contundencia, Lam dejó claro que no hay posibilidad de modificar la forma en que se elegirán los candidatos para las elecciones de 2017. «Hong Kong no es una entidad independiente, sino una región administrativa especial y no puede decidir su desarrollo político por su cuenta», afirmó. Sin embargo, acto seguido, con la intención de acercar posturas con los estudiantes, añadió que «el modelo de elección de candidatos puede discutirse después de las elecciones de 2017», en referencia a los comicios previstos para 2022.

Unas palabras que decepcionaron a los estudiantes y que contrastan con las expectativas que habían creado las declaraciones que horas antes había realizado el gobernador ante un corrillo de periodistas. Leung Chun Ying afirmó que «hay margen para que el comité que nomina [a los candidatos] sea más democrático». Precisamente, la reforma electoral que aprobó Pekín el 31 de agosto permitirá el sufragio universal en 2017, pero limita la elección de candidatos para asegurarse que sean leales al régimen comunista. Esta decisión motivó las multitudinarias protestas que desembocaron después en la reunión celebrada ayer. Frente a los miembros del Gobierno, cinco estudiantes ataviados con camisetas negras lanzaron preguntas reivindicativas a las autoridades. Las más incisivas las lanzó la joven Yvonne Leung, que preguntó si hay margen de cambio en la reforma electoral. Después de escuchar una respuesta negativa, afirmó que el Ejecutivo de la ex colonia británica «está renunciando a su responsabilidad» porque «tiene el deber constitucional de luchar por una propuesta de reforma democrática para Hong Kong».

Por su parte, el secretario general de la Federación de Estudiantes, Alex Chow, pidió que la reforma democrática conceda la libre elección de los candidatos para acabar con la brecha de riqueza de Hong Kong, y para no continuar privando de derechos políticos al millón de personas que vive en la pobreza. Chow se refirió a las declaraciones que el jefe del Ejecutivo, Leung Chun Ying, hizo el día anterior, en las que descartaba el sufragio universal para Hong Kong porque daría un voto mayoritario a los más pobres.

Al término de la reunión, las reacciones en las calles no se hicieron esperar. Miles de personas se concentraron en el céntrico distrito de Admiralty, donde está ubicada la sede gubernamental, para seguir la reunión en directo. A través de varias pantallas gigantes en unas zonas y con megafonía en otras, prestaron atención a las dos horas que duró la cita.

Los funcionarios del Gobierno se han comportado como si fueran un disco grabado, repitiendo los discursos que estaban ya preparados», dijo a Reuters Gladys Lee, una de las miles de manifestantes concentradas en el centro de la ciudad. «No han respondido a ninguna de las preguntas de los estudiantes», añadió.

Esta reunión televisada a modo de debate abierto supone un acto sin precedentes en la ex colonia británica. Para muchos analistas, el hecho de que se haya celebrado ya supone un paso adelante, ya que coloca a los miembros del Gobierno al mismo nivel que los manifestantes. Además, refleja un cambio de enfoque en la forma de actuar del Ejecutivo tutelado desde Pekín. En lugar de huir del movimiento pro democrático, ha decidido participar en algunas de sus exigencias con el fin de poder alcanzar soluciones que devuelvan la total normalidad a las calles de Hong Kong. Ante el temor de que se repitieran los altercados violentos del fin de semana, el Ejecutivo local reforzó la habitual presencia policial en las áreas ocupadas con dos mil agentes más en las calles.

Las protestas democráticas de Hong Kong se han convertido en un desafío de primer nivel para el presidente Xi Jinping, quien asumió el poder de la segunda potencia mundial en 2012. Xi se ha debatido en evitar un contagio de las manifestaciones en otras áreas de la China continental sin recurrir al uso de la fuerza. El fantasma de Tiananmen ha sobrevolado por las protesas de Hong Kong. Pekín necesita alcanzar la cuadratura del círculo. Busca un acuerdo con los manifestantes sin renunciar a su política de partido único. Dos conceptos contrapuestos. Precisamente esta semana, el Partido Comunista Chino celebra su asamblea anual a puerta cerrada en un hotel de la capital.