Política

Kiev

Una tensa tregua en Ucrania

El líder de la oposición pide a los manifestantes que mantengan la calma hasta mañana tras arrancar las primeras concesiones a Yanukovich

Manifestantes se enfrentan a agentes antidisturbios en Kiev, ayer
Manifestantes se enfrentan a agentes antidisturbios en Kiev, ayerlarazon

Con el acicate de los cinco manifestantes fallecidos el miércoles, los incidentes de Kiev se propagaron ayer a otras ciudades de la mitad occidental de Ucrania (Lviv, Rivne), mayoritariamente proeuropea, donde los manifestantes trataron de asaltar edificios gubernamentales. Sin embargo, una tensa calma reinó ayer en el centro de la capital durante la mayor parte del quinto de disturbios a propósito de la nueva ley antiprotestas del Gobierno del presidente Viktor Yanukovich.

Tras una jornada de miércoles con enfrentamientos especialmente virulentos, que dejaron cinco muertos y 300 heridos, Kiev vivió ayer una tregua pactada entre la Policía y los manifestantes. El cese de las hostilidades fue negociado «in situ» en las barricadas por Vitaly Klitschko, líder del partido UDAR, quien con el paso de los días se ha erigido en fla igura de referencia de la oposición. El ex campeón del mundo de boxeo pidió un cese temporal de la violencia en las calles («la hora del silencio») tras una reunión de cuatro horas entre los tres líderes de la oposición y Yanukovich. «Os pido una tregua, una tregua hasta mañana. Para evitar un derramamiento de sangre son necesarias las negociaciones. Entiendo que esto no es fácil», aseguró Klitschko a la multitud congregada en las inmediaciones del estadio del Dinamo de Kiev.

Contrapartidas

El ex boxeador insistió en que los principales objetivos de la oposición siguen siendo «la dimisión del presidente y del Gobierno». «Sólo ha sido la primera ronda de negociaciones. Yo no quiero a estas autoridades, pero tampoco deseo un derramamiento de sangre», dijo. Según el opositor, Yanukovich se comprometió a ordenar a las Fuerzas de Seguridad que se abstengan de hacer frente a los manifestantes mientras la tregua siga en pie y a poner en libertad al centenar de detenidos.

Por unas horas, las partes cumplieron la tregua: los antidisturbios dejaron de disparar sus granadas aturdidoras y los manifestantes de lanzar piedras y cócteles molotov. Sin embargo, los políticos no aprovecharon la pausa, quizá la última oportunidad de poner fin al conflicto de forma civilizada, evitando un baño de sangre. A Yanukovich le flanqueó en la reunión su polémico primer ministro, Mikola Azarov. La oposición acudió a la mesa de negociaciones con tres reivindicaciones: la retirada de la ley antiprotestas, la dimisión del Gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones, con la primera como absolutamente perentoria.

En previsión de una nueva negociación fallida, los manifestantes aprovecharon el día de tregua para rearmarse, haciendo acopio de adoquines y botellas para cócteles molotov. Tampoco el presidente debía creer demasiado en una salida negociada inmediata, pues antes de la reunión pidió convocar una sesión de urgencia en la Rada Suprema (Parlamento), según sus palabras, «porque los asuntos han de ser resueltos en el Parlamento y no en una plaza ocupada». Un Legislativo, claro, en el que el oficialista Partido de las Regiones ostenta la mayoría.

Los partidarios del Gobierno de Yanukovich se concentraron, por su parte, frente a la Embajada de Estados Unidos, para protestar por supuestas «injerencias externas» y «patrocinar a los alborotadores». La Embajada norteamericana revocó los visados a funcionarios ucranianos vinculados a la violencia y amenazó con sanciones al país. Un acto similar tuvo lugar en la Embajada de Alemania hace unos días. Precisamente, ayer, la canciller alemana, Angela Merkel, tomó cartas en el asunto y conversó por teléfono con el presidente ucraniano sobre las posibles soluciones a la crisis que sufre su país. La llamada la confirmó la Presidencia ucraniana en un comunicado difundido en su página web. No el Gobierno alemán, pero horas antes, Merkel había expresado su «indignación» por el recorte de libertades en Ucrania y había apremiado a Kiev a «respetar derechos civiles» como la libertad de reunión y manifestación en lugar de restringirlos. También hizo un llamamiento a la calma el ex presidente soviético Mijail Gorbachov, que pidió la intervención de Vladimir Putin y Barack Obama para estabilizar la situación.

Mientras, la UE perfila su ofensiva diplomática. La Alta Representante, Catherine Ashton, confirmó que viajará a Ucrania la próxima semana para reunirse con Yanukovich y con los líderes de la oposición, y el comisario europeo de Ampliación y Política de Vecindad, Stefan Füle, se desplazará hoy a Kiev.