Internacional
Una visión prospectiva
Desde su ascenso al trono hace 20 años, el rey de Marruecos ha apostado por implantar su perspectiva de sociedad: la de un Marruecos anclado en la modernidad, que coloca al ser humano en el centro de su desarrollo y que construye instituciones verdaderamente democráticas. La acción del rey ha sido muy contundente en cuanto a estos tres ejes durante estas dos décadas, con logros tangibles y proyectos abiertos.
Las violaciones de los derechos humanos se han reducido sustancialmente. Marruecos ha apostado por una justicia transicional a través de la IER (Autoridad de Equidad y Reconciliación) considerada ejemplar y copiada en otros países, especialmente en Túnez. Es una medida que ha pacificado a la sociedad y fortalecido el apoyo popular, ya que el Estado ha reconocido sus errores, su responsabilidad por las violaciones de los derechos fundamentales y ha compensado y resarcido a las víctimas.
Pero lo más importante es el establecimiento de leyes e instituciones independientes para proteger al país contra cualquier desviación de esta senda.
Las elecciones ahora son consideradas «transparentes» por los observadores internacionales, al contrario que en décadas pasadas.
La Constitución de 2011 otorga poderes más amplios al jefe de Gobierno electo, lo que refuerza la expresión de la soberanía popular.
En el frente económico, la acción de Mohamed VI se ha centrado en lanzar grandes proyectos de infraestructura para atraer inversiones. El puerto de Tánger-Med, la red de autopistas, la instalación de los ecosistemas adecuados ha llevado a inversiones significativas en los sectores automotriz y aeroespacial, por ejemplo.
A nivel social, la apuesta real ha sido multifacética. La lucha contra la precariedad se ha institucionalizado en el marco de la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano (INDH), una iniciativa que permite que miles de ciudadanos cada año tengan acceso a actividades generadoras de ingresos. Los jóvenes y las mujeres son los primeros beneficiarios.
La promoción de la mujer también es un eje importante de la acción real. La discriminación positiva les ha permitido tener una mayor visibilidad, los nombramientos para cargos de responsabilidad se han convertido en algo común, el código de familia restablece la igualdad entre los cónyuges... Es una verdadera transformación social a favor de las mujeres.
Pero la mayor preocupación del soberano se centra principalmente en los jóvenes. El propio rey ha apostado por dotar de recursos a los programas de formación profesional para mejorar su empleabilidad, ya que para el monarca el empleo es una meta fundamental. En el plano cultural, la visión real se centra en la apertura, el fomento de nuevas formas de expresión y la modernidad.
Este conjunto de medidas permiten hoy a Marruecos tener perspectivas de futuro para su juventud, lo que garantiza su compromiso y reduce sus deseos de emigrar. Europa es la principal beneficiada de estos cambios, ya que comparte fronteras con Marruecos. Por ello, debería alentar este impulso único en el sur del Mediterráneo en base a sus propios intereses.
Por último, la visión real de la asociación Sur-Sur en África ha sido asombrosa. El continente la está aprovechando y Marruecos es el centro designado para las futuras relaciones entre el norte y el sur. La visión es muy ambiciosa, la acción impresionante y las perspectivas para las próximas décadas alientan el optimismo.
Editor de revistas en Marruecos
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