Opinión

El tiempo se acaba para Ucrania: vienen tiempos muy difíciles para Europa

Rusia no aflojará su agresión sobre Ucrania hasta por lo menos 2025

Ni Rusia ni Ucrania están en condiciones de ganar ahora la guerra
Ni Rusia ni Ucrania están en condiciones de ganar ahora la guerraEuropa Press

Muchos analistas de todo el mundo no supieron predecir la guerra de Rusia contra Ucrania, pero lo que nadie previó es que llegaría a su tercer año, el que puede determinar su desenlace. El primer año de la guerra estuvo dominado en todo el mundo por el asombro y la esperanza. Las fuerzas ucranianas se enfrentaron con éxito a las tropas rusas, las detuvieron en las afueras de Kyiv, liberaron la mayor parte del norte de Ucrania y, al final del verano, expulsaron a los ocupantes de una parte importante de las regiones de Jersón y Járkiv.

Por su parte, la Unión Europea introdujo diez paquetes de sanciones contra Rusia, las potencias occidentales congelaron más de 300.000 millones de euros en activos del Banco de Rusia e introdujeron un embargo de petróleo y una limitación de precios del crudo amenazando a Moscú con consecuencias dramáticas por su guerra de agresión. El primer aniversario de la invasión rusa también estuvo marcado por grandes esperanzas en la contraofensiva ucraniana del verano.

En Ucrania, fue un año de unidad nacional sin precedentes y de enorme apoyo al presidente, Volodomir Zelenski, que se convirtió en un símbolo mundialmente reconocido de libertad y valentía, y el año en que Ucrania obtuvo el estatus de país candidato a la UE. En Rusia, por el contrario, fue un año de angustia, del sentimiento creciente del próximo fracaso y, tras el anuncio de «una movilización parcial», el mayor éxodo de rusos de su propio país.

El segundo año de la guerra ha sido un año de decepciones y fracasos. La tan esperada contraofensiva ucraniana no ha dado prácticamente ningún resultado, causando enormes bajas y enormes pérdidas de munición militar; han aflorado los desacuerdos entre los aliados occidentales sobre la cuantía y el calendario del apoyo a Ucrania; las sanciones antirrusas no han tenido demasiado éxito, y sólo se han añadido tres nuevos paquetes a lo largo del año. Las negociaciones sobre la confiscación de los activos rusos han llegado a un callejón sin salida, y los legisladores estadounidenses ha pospuesto la decisión sobre la financiación de la resistencia ucraniana al menos hasta marzo, si no durante más tiempo, lo que han hecho temer nuevos retrocesos.

En Ucrania, las escisiones se han hecho evidentes tanto en la élite política como en la sociedad en general; se han pospuesto las próximas elecciones, han aumentado los poderes autoritarios del presidente y la remodelación del alto mando militar ha provocado un gran descontento entre la opinión pública, y la oposición, unido a una posible movilización adicional, que parece muy dura. En Rusia, el presidente Vladimir Putin va camino de una «reelección» hacia su quinto mandato, la economía crece mientras la producción militar lidera la reactivación, la sociedad civil ha sido silenciada por el terror selectivo, y el líder de la oposición encarcelado Alexei Navalni ha sido asesinado recientemente simbolizando la omnipotencia de Putin.

El tercer año de guerra que se avecina será, en mi opinión, el más importante por varias razones. Rusia ha optado por una guerra de desgaste en la firme creencia de que sus recursos humanos, industriales y financieros son casi ilimitados. Parece que esta apuesta es sólida, y después de que Putin sea reinstalado en el Kremlin, Rusia destinará aún más dinero y esfuerzos a la guerra. Por supuesto, el potencial del país no es infinito, pero yo apostaría que puede crecer su presión en la línea del frente durante dos años, 2024 y 2025 hasta que las dificultades económicas aumenten y las nuevas olas de movilización puedan agotar la tolerancia de la gente. Por otra parte, vale la pena señalar que Moscú declara estos días que está en guerra no tanto con Ucrania como con el «Occidente colectivo», por lo que el Kremlin prepara a sus súbditos para un largo enfrentamiento. En definitiva, no hay ninguna posibilidad de que Moscú afloje su control sobre Ucrania en los próximos dos años.

Ucrania, y la coalición que la respalda, deberían intentar cambiar el curso de los acontecimientos lo más drásticamente posible, no sólo porque la sociedad parece agotada por la guerra sino también porque hasta cinco millones de ucranianos que viven en el extranjero están cada vez menos dispuestos a regresar, lo que puede tener un efecto catastrófico para el país, y porque el casi inevitable regreso de Trump a la Casa Blanca haría que el cuarto año de guerra fuera dramáticamente impredecible. Los europeos especulan sobre su capacidad de apoyar a Ucrania incluso sin Estados Unidos, pero la cuestión más importante es si habría algo que apoyar en el plazo de un año, ya que Ucrania bien podría deslizarse hacia una crisis política interna que amenazase el poder y la autoridad del presidente Zelenski.

Por lo tanto, tanto Ucrania como sus aliados deberían pasar el tercer año de guerra como si el cuarto no estuviera a la vista. El tiempo se acaba para Ucrania, y algún tipo de alto el fuego parece la opción más probable para 2024, ya que las fuerzas ucranianas optan oficialmente por una estrategia defensiva. La mejor versión posible sería un anuncio unilateral de alto el fuego por parte ucraniana respaldado por la declaración de los miembros de la OTAN de que firmaron un tratado de defensa con Kyiv y que entrarán en una guerra total con Rusia en caso de que el ejército de Putin traspase la actual línea del frente. Creo que el Kremlin estaría de acuerdo con tal resultado proclamando la victoria de Rusia, mientras que para Occidente y Ucrania lo más importante es evitar cualquier tipo de acuerdo o tratado con Moscú que legitime las ganancias territoriales rusas.

Si esto último no sucede, las líneas del armisticio podrían reconsiderarse a medida que Putin muera y Rusia cambie por sí misma, ya que la guerra no puede finalizar por completo antes de tiempo. Si Occidente no consigue orquestar ese armisticio, preveo tiempos muy difíciles tanto para Ucrania como para Europa porque no puedo imaginar ningún esfuerzo que pueda cambiar drásticamente la situación en el campo de batalla a favor de Ucrania en los próximos doce meses. Ni Rusia ni Ucrania pueden ganar la guerra durante su tercer año, pero lo que lo que ocurra hasta febrero de 2025 determinará con total certeza su resultado, lo que hace de 2024 un año crucial para los beligerantes.