Motociclismo

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La carrera más veloz: El mejor sucesor del mito Rossi

Marc Márquez, motorista

La carrera más veloz: El mejor sucesor del mito Rossi
La carrera más veloz: El mejor sucesor del mito Rossilarazon

Tiene cara de niño bueno y nunca regatea una sonrisa. Fuera de la pista, es el novio que todas las madres querrían para su hija, pero encima de la moto la cosa cambia y mucho. Con el casco puesto, Marc se convierte en una fiera que se alimenta de victorias y que con 20 años ha puesto boca abajo el Mundial de MotoGP. Las comparaciones con Rossi no le asustan y asegura que si le miden con un mito «algo estará haciendo bien e iré por el buen camino». Ya ha sido designado como el próximo gran icono del espectáculo de las dos ruedas y el único heredero posible cuando Valentino anuncie su retirada. Tiene talento e imagen de sobra para ocupar su lugar, porque además de ganar nunca deja a nadie indiferente.

Su carrera va tan rápida como su moto, y sus récords de precocidad, algunos históricos, caen con facilidad a su paso. Nadie había ganado tan joven una carrera de MotoGP y sólo él ha conseguido cuatro victorias consecutivas en su año de «rookie». Es un novato que aprende rápido, porque ha nacido para ir en moto. Vive al límite sobre dos ruedas, bordeando caídas que parecen inevitables y nunca llegan. No necesita demasiado tiempo para acostumbrarse a los cambios, el lenguaje de la velocidad lo tiene impreso en su ADN y es inteligente y valiente a la vez cuando la meta se acerca.

Con toda la vida deportiva por delante, acumula gestas que otros ni soñaron. Salir desde el último lugar de la parrilla y ganar la carrera ya lo ha hecho en las categorías inferiores, en las que suma un título de 125cc y otro de 250cc, además de un subcampeonato que se le escapó por un maldito golpe en la cabeza que le dañó el nervio óptico. Tenía doble visión y no pudo luchar con Stefan Bradl por una corona que pudo ser suya.

Famoso por su habilidad en el cuerpo a cuerpo, tampoco tiene rival ante las cámaras. Enamora a los focos y a los aficionados, que han tardado muy poco en colocarlo en un lugar de privilegio en su escala de preferencias. Su sangre caliente despierta más simpatías que odios y si fuera futbolista se podría decir que es mediático, de los que además de ganar partidos, vende camisetas. Emociona por su pasión en la pista y por su normalidad fuera de ella, de la que tienen mucha culpa sus padres, Roser y Julià, que le educaron para mantener siempre los pies en el suelo. Él asegura que la fama le ha obligado a modificar costumbres tan simples como ir al cine con los amigos, pero sigue siendo el mismo chico que iba al colegio en Cervera y soñaba con ser campeón. Ahora ya lo es y encabeza la nueva generación de deportistas encargados de recoger el legado de la edad de oro del deporte español. Jóvenes cargados de talento, que no habían nacido o eran muy pequeños cuando la Selección española de fútbol caía siempre en el primer cruce y un triunfo en deportes individuales era la noticia del año. Marc es de esos genios que adelantan el futuro, que van más rápido que el tiempo y que empujan los límites con descaro hasta donde parecía posible llegar. Él es feliz acelerando en cada curva y el público disfruta con sus hazañas. Hacer pronósticos sobre su siguiente carrera es una temeridad, porque siempre sorprende. Nada más llegar a la élite ha sido portada en las revistas de motor de medio mundo y eso que su momento no ha hecho nada más que comenzar.

Se trata de un recién llegado, pero parece que estuvo ahí toda la vida. Los veteranos le respetan y elogian hasta cuando les quita el triunfo que por experiencia y edad no debería ser para él. Rossi, Lorenzo y Pedrosa tienen claro que no vale ir a medio gas contra él. Que su apuesta siempre es a todo o nada y no le tiembla la mano al enfrentarse a los que no hace mucho eran sus ídolos.

Ahora el ídolo es él y lo lleva con naturalidad. Se atrevió con Rossi en el «sacacorchos» y con Jorge en la última vuelta del circuito de Jerez, justo en la curva recién bautizada con el nombre de su rival. También ha podido con Pedrosa, su compañero de equipo y modelo en el que se fijaba. La MotoGP no ha tenido secretos para él, ha sido un amor a primera vista, porque todo es fácil para Marc subido encima de la moto.

La próxima generación

Todo es fugaz en el mundo de las motos. Las curvas, las vueltas, las carreras y las temporadas pasan muy rápido. No hay mucho tiempo para pensar y a pesar de que Marc es el último gran hallazgo de la cantera española ya tiene por detrás a la siguiente generación, que viene apretando. Uno de los que en unos años querrá apartarle del trono es su hermano Alex, que ya ha ganado su primera carrera en Moto3 con poco más de una temporada y media de experiencia. El pequeño de la familia Márquez es más tímido que su hermano, aunque no puede negar que comparten genes. Como Marc, no tiene amigos cuando la victoria está en juego y asegura que siempre escucha atentamente sus consejos. Comparten muchas horas muertas en hoteles y aeropuertos camino de los grandes premios, con largas conversaciones siempre con la gasolina como tema principal. Alex todavía no tiene la mayoría de edad y amenaza con pedir paso en breve. Por delante tiene a Rins, Maverick y Salom, que serán protagonistas de los triunfos que vienen. Antes de que ellos sean importantes, Marc tendrá mucho que discutir con Lorenzo y Pedrosa, que se sienten todavía jóvenes, y con Pol Espargaró, su gran rival en Moto2.

CURRÍCULUM

Nombre: Marc Márquez Alentá

Fecha y Lugar de nacimiento: 17/02/1993 (Lérida)

Equipo: Repsol Honda Team Categoría: Moto GP

Peso y Altura: 168 cm y 59 kg

Palmarés:Campeón del Mundo en 125 c.c (2010), Subcampeón del Mundo de Moto 2 (2011) y Campeón del Mundo de Moto 2 (2012)