Entrevista
Quim Gutiérrez, ‘actorazo’ y lo que quiera
El actor desvela lo ‘invisible’ de su trabajo en los últimos proyectos, sus fugaces pensamientos y la relación de conflicto que mantiene con las redes sociales
Lo que para muchos es un sueño para otros se convierte en realidad. Quim Gutiérrez interpreta y juega a estar lo más cerca de un personaje que no existe desde los 12 años. Una diversión repleta de constancia, perseverancia y trabajo para conseguir el gran éxito del actor ganador de un Goya y nominado a multitud de premios.
Bajo el efecto de popularidad Quim presenta sus últimos proyectos cinematográficos y confiesa la realidad del trabajo más deseado detrás de los focos.
Este noviembre se estrena “Historias para no contar”, una nueva comedia. ¿En tu vida real, has sido el protagonista de alguna de esas escenas que no podemos reconocer y preferimos olvidar?
Por desgracia sí (risas) y como no se pueden contar… Me acuerdo de una que comenté en tono de comedia en un programa y luego me arrepentí tanto. Pero sin duda creo que todas tenemos pequeñas historias de ridículo privado que preferimos guardar en el olvido (risas).
En muy poco tiempo se han estrenado varios trabajos. Uno de tus últimos proyectos ha sido “Un día una noche”, basada en el atentado de Bataclán. El personaje es completamente diferente. ¿Cómo es el proceso de preparar un personaje de comedia, al mismo tiempo que una historia basada en hechos reales?
Pues no tiene nada que ver. Rodé las dos películas solapadas, hice una parte de “Un año y una noche”, luego me fui a rodar “Historias para no contar” y posteriormente volví a la primera. No te negaré que me preocupaba la segunda parte de la peli de Isaki Lacuesta, no por haber perdido el tono, porque el trabajo previo estaba bien hecho, pero inevitablemente cuando tú preparas una peli adquieres un tono y te metes en ello, y de pronto cambias mucho el código. Yo prefiero grabar todo junto. Cada preparación y cada personaje es un mundo. Mucha documentación, vídeos, testimonios de los personajes reales, para componerme una idea lo más cercana posible a la realidad de lo ocurrido en la sala Bataclán el tipo de miedo, dolor y posterior ansiedad para hacer justicia a los traumas. La peli de Cesc Gay, nada que ver, estaba muy claro sobre el papel, pero el tono me tenía súper perdido, confíe en él ciegamente y eso me gustó y lo disfruté.
En el cine te has atrevido con todo y hemos visto diferentes facetas como actor. ¿Qué te queda por interpretar?
Muchísimas cosas, siempre quedan muchas más cosas para hacer de las que has hecho, al menos, en mi caso, el día que deje de pensar en cuáles son las que me siguen motivando para probar estaré llegando al final, ya no de mi carrera, de mi vida yo creo. Te diría cosas conceptuales, pero creo que hay cosas en la mezcla de códigos que me gusta mucho.
¿Consideras que se te conoce por determinadas películas? ¿Cuál crees que te ha marcado más, tanto a ti como actor, como al público para reconocer tu trabajo?
A mí la que más ilusión me hace que se acuerden o la más recurrente es “Primos”. Porque de alguna forma a posteriori, se le hace justicia a una película que en su momento, aunque funcionó bien en taquilla, no fue proporcional al éxito que luego ha tenido en los hogares de la gente. Es siempre apabullante la respuesta, los comentarios, los tuits… y mira que la han puesto veces en televisión y, sin embargo, no fue una película que lo petara en taquilla.
Tanta variedad de personajes pero, ¿con qué registro te sientes más cómodo?
Con la verdad (risas), con la búsqueda de la veracidad. Me da igual que sea algo cómico o dramático, lo que me gusta es intentar estar lo más cerca de un personaje que no existe. Esa es nuestra labor, intentar impregnarse de un montón de cosas que no son tuyas propias, pero casi como si lo fueran, y que de alguna forma cuando digan ‘acción’ pierdas un poco el control y que ‘lo otro’ tome las riendas. Es un ejercicio estrictamente voluntario, porque se pueden resolver muy bien las cosas sin hacer todo eso, pero personalmente creo que el resultado es mejor y a mí me divierte más.
¿Sientes que alguna vez se te ha encasillado en algún registro?
El encasillamiento es malo si no te gusta hacer lo mismo, si te gusta hacer un mismo personaje concreto y disfrutes con ello pues adelante. El encasillamiento es un sufrimiento para el que quiera hacer cosas distintas y solo le ofrecen un corte determinado de proyectos. Yo durante un tiempo hice más comedias, pero no es algo voluntario, el encasillamiento ocurre a pesar de uno, yo creo que nadie lo busca, menos al que le gusta hacer los mismos proyectos. Tuya es la labor luego de intentar demostrar poco a poco que tienes intereses distintos y que puedes hacerlos.
Empezaste muy temprano, con 12 años como actor, ¿Qué le dirías a ese Quim que se adentró en el mundo actoral? ¿Cómo ha avanzado en el tiempo o que grandes cambios ha experimentado?
De alguna forma hay algo de juego que me sigue funcionando. Me diría que no pasa nada si quieres dejarlo, que en ningún momento ocurrirá nada, siempre tienes que ofrecerte la posibilidad de cambiar de rumbo en un trabajo así si no te gusta. Es tan complicado poder trabajar con regularidad, vivir bien de ello, hacer cosas que te sigan motivando… que si no lo deseas mucho y no ves un beneficio claro, no pasa nada. Hay muchísimas puertas por abrir y requiere valentía pero está bien entregarse a aquello que la vida tiene por ofrecerte. Si no es la interpretación, que para el resto de tu gente y del mundo sea muy goloso e irrenunciable, no pasa nada por renunciar.
¿Alguna vez te lo has planteado?
Muchísimas veces, por eso lo digo (risas).
Después de un debut temprano, un Goya y varias nominaciones a multitud de premios, ¿cómo se gestiona la fama y se tienen los pies en el suelo? ¿Alguna vez te has sentido descontrolado?
Pues eso habría que preguntárselo al mismo yo de 12 años al que le ofrecía un consejo yo ahora desde el futuro (risas). Tuve la suerte de que mi entorno familiar y cercano lo gestionó muy bien y me ayudó muchísimo a mantenerme en mis cabales. Ese fue mi antídoto ante cualquier chorrada de popularidad posterior. Si con 12 años no se te va la cabeza, creo que es difícil que ocurra ya. Eres tan vulnerable en esa época, que si lo superas y entiendes un poco cómo funciona y le ves las costuras al efecto popularidad estás un poco ya prevenido.
El tema de las redes afectan en el día a día, se convierten en una herramienta de trabajo ¿Cómo afectan?
Tengo una relación de conflicto con ello. Es una ventana para dar mi versión de los hechos siempre, sobre lo que sea, sobre un estreno, las cosas que me gustan…, y al mismo tiempo es una trampa en comparación. He pasado por varias fases con las redes y ahora cada vez el uso es más austero y reducido. Ya he entendido de lo que va y he agotado el divertimento y ya no me interesa. Me niego a estar enganchado a ello, pero eso es una opción muy personal de cada cual y también de lo que te hace feliz. Yo me someto al escrutinio por obligación, por mi trabajo, puedo renunciar a ello con lo cual para mi es muy claro. Las redes han hecho que todo el mundo se someta a eso, es insoportable y tiene unas consecuencias, una dependencia, unos efectos psicológicos en el hecho de observarse de una forma tan permanente, escrupulosa y poco objetiva. Esto es muy personal, pero habrá que relajarse en algún momento porque no es sano para la cabeza.
Si el Quim de 12 años hubiese tenido redes sociales, ¿hubiese sido diferente?
Yo me alegro mucho de que mi época no las hubiera, porque un personaje como el que hacía yo con redes sociales está infinitamente más expuesto a todo hoy, que hace 25 años. Ya es difícil de por si la situación sin redes, con ese añadido, los peligros son mucho mayores. Hubiera sido más difícil, pero cómo familia nos hubiéramos enfrentado a ello con la misma entereza como lo hicieron mis padres entonces, pero hubiera sido más difícil, sin duda.
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