Historia

Madrid

«Aquí yace Cayetana, que vivió como sintió»

“Aquí yace Cayetana, que vivió como sintió”. Ese es el epitafio que la duquesa de Alba había elegido para su sepultura, según escribió en 2011 en un libro de memorias. Frase que resumen una existencia en el que su lema fue “vive y deja vivir”. La duquesa de Alba fue una mujer libre, “luchadora” y “voluntariosa” que quería que la gente la recordara por su “lealtad”.

“Siempre he querido vivir mi vida, pero a la vez sin molestar ni fastidiar a nadie”, por lo que también se puso “límites”, recordaba cuando publicó en 2013 su libro “Lo que la vida me ha enseñado”, con motivo del 60 aniversario desde que asumió el ducado.

Nacida en 1926 en Madrid, Cayetana de Alba tuvo una larga vida en la que, si bien no pudo hacer siempre todo lo que quiso - “nadie puede, yo creo”-, se arrepintió de “muy pocas cosas”. “Lo básico lo he conseguido, lo he realizado, lo he guardado”.

“Un Alba tiene que ser siempre fuerte ante la adversidad” es una de las frases que “más presente” tuvo siempre de las que le enseñó su padre, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, al que adoraba y que la educó “con la misma o mayor severidad que si hubiera sido un chico”.

Mujer a la que siempre le gustó disfrutar de la vida, la suya fue intensa y estuvo marcada por su familia y sus tres matrimonios. En 2011, cuando publicó su libro de memorias “Yo, Cayetana”, rememoraba en una entrevista con Efe cuáles habían sido los momentos más dolorosos y los más felices de su existencia.

“El más desgraciado cuando murieron mi madre, más tarde mi padre y luego Jesús (Aguirre, su segundo marido). Y el mejor cuando me he casado (realizó estas declaraciones poco después de su tercer matrimonio, con Alfonso Díez) y cuando tuve una hija, después de cinco niños”.

Luchadora incansable, su última batalla fue justamente ese matrimonio, en 2011 con Díez (25 años más joven que ella) a pesar de la oposición inicial de sus hijos.

“Siempre he conseguido todo lo que me he propuesto, a base de luchar y pelear por ello. Eso es algo muy importante que he aprendido en mi vida, a luchar por lo que realmente quieres. Después de enfrentarme a tantas cosas para conseguir casarme con Alfonso, ahora estoy feliz con mi propósito cumplido”.

“Yo he dado mucho amor, pero también lo he recibido” aseguraba Cayetana de Alba, quien defendía que “nunca es tarde para ser feliz”. “El amor en la madurez, en el fondo, se parece al de la juventud”.

Aquel matrimonio fue prueba de su tenacidad e independencia frente a la opinión de los demás. “A mí, me aconsejaba mi padre, pero después de él nadie”.

Amante ante todo de la familia, quería a sus cinco hijos, fruto de su primer matrimonio, con Luis Martínez de Irujo (fallecido en 1972), “por encima de todo, como cualquier madre”, aunque nunca ocultó la tristeza que le habían producido sus divorcios.

“Yo soy antidivorcio, antiaborto y anti todas esas atrocidades; soy católica y lo ejerzo”. El matrimonio debe ser para toda la vida por eso “lógicamente, hay que pensarlo antes” y para que tenga éxito tiene que existir “comprensión, ayuda, compenetración, amor y muchas otras cosas”, sostenía.

Cayetana de Alba era además “monárquica al cien por cien”. “Mi única inclinación política es la Monarquía, inseparable de nuestra historia y representada por nuestro gran Rey Juan Carlos I, que trajo la democracia a España y muchas cosas más”.

Viajera incansable durante toda su vida, la duquesa, aunque nacida en Madrid, tenía en su corazón un lugar de excepción para la ciudad de Sevilla.

“Para mí, lo primero después de mi familia es Sevilla; me muero por Sevilla, tanto que voy a descansar al final de mi vida aquí, para estar en esta tierra andaluza que considero la mía”.

La duquesa de Alba tuvo una vida intensa y en el foco de los medios de comunicación. “¡Se han dicho tantas cosas sobre mí!”.

Aunque, como escribió en “Yo, Cayetana”: “A veces, cuando me disgusto por las mentiras que se publican, luego me sonrío yo sola pensando que, al final, se han enterado solo de lo que a mí me ha dado la gana”.