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Los 18 de Rocío: «Mi hija no quiere ser como su madre»

Rocío Flores con su tía Gloria Camila
Rocío Flores con su tía Gloria Camilalarazon

No es sólo que haya una vela más en su tarta de cumpleaños, ni que supere la barrera legal de la mayoría de edad y su rostro ya no tenga que ser pixelado, se trata quizá de una cuestión más burda e interesada: que comience a cotizar en la bolsa del «cuore», que entre a formar parte de un mercado en el que ninguna confesión se realiza sin pagar un alto precio. Con 18 años, a la primogénita de Antonio David Flores y Rocío Carrasco ya la atosigan las garras del papel «couché» en forma de cheques con tantos ceros que serían capaces de tentar hasta al más discreto y reservado. El clan al que pertenece le garantiza una innegable cuota de interés y, su obstinado silencio, un plus de morbosidad difícil de eludir. Sin embargo, parece tener claro, al menos de momento, que no sucumbirá a ninguna oferta: «Mi hija Rocío ha visto a su alrededor los estragos que pueden llegar a hacer el dinero fácil y un mal uso de un apellido», asegura Antonio David Flores a LA RAZÓN. Se le nota pletórico. Y orgulloso. Está convencido de que su primogénita no va hablar, ni le interesa ser objetivo de los «flashes». Sólo quiere continuar con su vida normal. Él conoce bien los riesgos de jugar en Primera División y está dispuesto a protegerla. «Es una satisfacción verla ahí, tener esa sensación del deber cumplido. Aunque los que nos sentimos padres de verdad sabemos que nuestros hijos son una preocupación de por vida». Confiesa que sus temores han ido variando con el paso del tiempo: «Cuando eran pequeños tienes miedo a que sufran un accidente, una caída, quieres proteger su integridad física, y, conforme van creciendo, es prioritario conocer sus amistades, que tengan un grupo de amigos bueno, porque el entorno social es muy importante».

En los últimos tiempos hemos podido ver lo fácil que resulta que una oveja se descarríe. La hija de Isabel Pantoja es el claro ejemplo de cómo la mayoría de edad puede traer consigo cambios radicales en las hijas de los famosos. Tras su embarazo sorpresa, Chabelita ya tiene representante artístico, agencia de prensa de cabecera, participa en la venta de exclusivas, tiene trabajo en programas de televisión con sección propia, acude a discotecas cobrando un caché, se ha sometido a operaciones estéticas con sponsor, vive inmersa en el circo mediático y cuenta con una corte de palmeros que pocas veces le permiten ver cuál es el verdadero precio de la fama. «Estaré siempre pendiente de ella. Mi hija ya tiene 18 años y yo estoy aquí para guiarla sobre qué camino escoger o qué decisiones tomar. Ahora pasaré de educarla a aconsejarla. Nosotros con el tiempo hemos labrado unos pilares muy fuertes basados en el respeto y el cariño. Ahora que es mayor de edad piensa, como todos los jóvenes, que puede hacer lo que quiera, que tiene esa libertad. Es como si se hubiesen liberado de las ‘‘faldas” de su padre... Pero me sigue y seguirá teniendo muy cerca», explica el ex guardia civil.

El pasado siempre vuelve

Resulta innevitable recordarle a Antonio David Flores que incluso él mismo participó en la venta de exclusivas en revistas y cobró por ir a determinados programas de televisión, ¿por qué no habría de hacerlo Rocío? «Ella está convencida desde los 13 años: no quiere saber nada de todo este mundo. Tenía claro que no deseaba ser ni como su madre, ni como Chabelita. Lo que persigue es tener una vida normal y estar alejada por completo de los medios de comunicación. Sólo pido que si ella no quiere participar de este negocio se la respete».

Pero ya se ha convertido en un objetivo para el «cuore». Lo que ha visto y conoce no tiene precio. En el entorno de los «paparazzi» sabemos que, en determinadas revistas, se podrían llegar a ofrecer hasta 200.000 euros por un reportaje sobre Rocío con una entrevista en profundidad en la que hablase de su abuela, «la más grande», de la relación con su madre, de Ortega Cano, del vínculo con sus tíos José Fernando y Gloria Camila... Y en las televisiones la cifra podría alcanzar los 50 millones de las antiguas pesetas si cierra un contrato con un número de intervenciones al año. Antonio David me reconoce que, a través de su mánager, Francesc Parellada, ya le han ofrecido a su hija un contrato de varios años con una firma de trajes de novia, así como reportajes en revistas, y las han rechazado. «Esa forma de vida no va con ella para nada. Tiene muy claro que su futuro depende única y exclusivamente de su propio esfuerzo a base de estudios, trabajo, formación y esfuerzo personal, no de sus apellidos. Cree que nadie le tiene que regalar nada por ser hija de Rociíto o nieta de la Jurado y gracias a Dios ha salido buena estudiante y muy responsable», asegura su padre. Pronto empezará la universidad y Rocío parece tener claras cuáles son sus inquietudes: quiere estudiar Psicología. «Siempre viene bien un psicólogo en casa», le digo a su padre. «A mí me vendría mejor un abogado», me suelta antes de romper en una carcajada. Es una de las bromas que se permite, aunque lleva tiempo animándola a que haga la carrera que desea. La joven no desea irse fuera de España para evitar la presión mediática. «Me dijo que quería quedarse a estudiar cerca de su familia y recuperar el tiempo que no he podido tener de convivencia conmigo y disfrutar de sus hermanos», explica Flores. David y Lola –esta última, fruto de su relación con Olga Moreno, la mujer por la que Antonio David volvió a pasar por el altar en 2009– son muy importantes en su vida. La familia lleva ya casi dos años y medio de feliz convivencia, después de que Rocío le pidiese a su padre que reclamase su custodia y un juez, tras escuchar a la entonces menor, se la concediese. «Es triste. Cuando los dos [tanto su hijo David como su primogénita] han tomado la decisión de venirse a vivir conmigo, me paro a pensar en la otra persona y está claro que muy bien no debe de estar haciéndolo», lamenta el ex guardia civil.