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Alejandra rompe moldes y evita el famoseo
Por eso no acudieron a su cumpleaños Rocío Carrasco ni Arancha de Benito, habituales a las citas del clan de Las Campos, pero la recién incorporada, al celebrar los 18, sí que marca las distancias
Por eso no acudieron a su cumpleaños Rocío Carrasco ni Arancha de Benito, habituales a las citas del clan de Las Campos, pero la recién incorporada, al celebrar los 18, sí que marca las distancias.
Semana andaluza. Estamos de lo más béticos, ya en puertas de la Feria de Abril. El arsa y toma de compás y compañía, algunos hasta hicieron palmas admiradoras ante la imperturbable majestad de Do-
ña Sofía. Encarna los valores de una Reina con mayúascula. Una señora siempre en su sitio, aunque casi llegaron a la afrenta. Como los catalanes de uno y otro bando, se genera la polémica y se desata la discusión. Un inexplicable descoloque familiar que hará historia. Por las tertulias y en los salones de más prosapia, revestidos de moaré beige, ya tararean coplas, ripios y alegorías como hacían con Isabel II. Critican el desafortunado gesto, igual que han arremetido contra Terelu tras haber vendido a su hija por su espléndida mayoría de edad. Aunque sé que también lo hubiera hecho sin dinero de por medio, porque me consta lo orgullosa que está de la ya no niña.
Alejandra es hermosa, estilosa y cabal en todo, cuando podía haber salido lo contrario. Se la ve con el enamoradizo Kike Ca-
lleja, que podría ser su padre. Primero paseó a la madre y ahora se promociona. Igual va de corazón con la chica. Todo queda en otra gran familia, donde María Teresa Campos encabeza el clan, al igual que Don Juan Carlos y Doña Sofía. Son intocables y nadie entiende qué pasó. Coparon las portadas como si se tratase de algo tan feliz y fastuoso como una boda o como la mayoría de edad de Alejandra Rubio. Más parecida físicamente a su padre Alejandro, la nueva cara bonita del clan Campos rompe moldes hasta en su menor afabilidad, algo chocante cuando Teresa, Carmen y Terelu nos tienen acostumbrados a los periodistas a una relación como de familia. No marcan distancias, como ya parece establecerlas hasta en su delgadez, herencia paterna, la recién incorporada al grupo.
Ella evitó el famoseo que siempre animaba estas citas. Por eso no acudieron Rocío Carrasco, que no está para exhibirse, ni Arancha de Benito, ausencias cubiertas por la cálida y muy morena Chelo Garcia Cortés y una Carlota Corredera que vistió de negro para dar mayor solemnidad a la fiesta que abre un antes y un después en la corta vida de Alejandra. Dará que hablar, incluso marcará pautas, y modales. Rompe lo hasta ahora establecido, y la ayuda su físico, nada que ver con el de su popular «family» y la modernez indumentaria.
Llegaban de pasar la Semana Santa en Málaga, donde Teresa se resfrió. Por eso solo hizo un simbólico acto de presencia «para no desairar a mi nieta». Cuidada por Bigote Arrocet, abrigaba su destemple dando repaso a cómo la nueva generación se adueñó de la pista del ya histórico Gabana. Bigote sobresalió por su abullonado pañuelo de bolsillo, tan típico en Sevilla, y haciendo pareja con Alejandro Rubioy otros socios más me anticipó que están montando una empresa para vender ropa usada de los famosos. «Las ganancias se repartirán entre tres.Todos me animan porque tienen los armarios rebosantes, como Rosa Valenty», me contó el humorista.
Se acompañaron hablándose de tú a tu impecables en sus trajes negros sin por eso dejar de repasar los habituales brillos de la matriarca, aliviados por un pañolón al cuello o el conjunto malva que Carmen se autodiseñó.
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