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Campanario: Un año «terrorífico» que acaba en el psiquiátrico
El entorno cercano a la esposa de Jesulín de Ubrique traslada a LA RAZÓN su preocupación tras su ingreso en un centro de salud mental
El entorno cercano a la esposa de Jesulín de Ubrique traslada a LA RAZÓN su preocupación tras su ingreso en un centro de salud mental.
Incertidumbre. Esa es la palabra que describe el actual estado de salud de María José Campanario. Después de que ayer trascendiera la noticia de su ingreso en la clínica psiquiátrica El Seranil, ubicada en el municipio de Vélez-Málaga, han proliferado todo tipo de informaciones acerca del motivo de la que parece ya confirmada hospitalización de la esposa de Jesulín de Ubrique. Decimos «parece» porque la versión de la propia afectada es la contraria, ya que, como ha declarado a varios periodistas y pese a que el centro lo ha certificado, insiste en que no está ingresada, sino que sigue «un tratamiento ambulatorio de rehabilitación».
En los últimos meses la catalana ha venido sufriendo serios problemas de salud consecuencia de la fibromialgia que padece desde hace más de una década, que le provoca fuertes dolores musculares y fatiga crónica. Ello ha derivado, además, en problemas de insomnio: «No consigue dormir más de tres horas seguidas, por lo que también está siendo sometida a una cura del sueño», afirman a LA RAZÓN personas de su entorno, que añaden que el hecho de que sea alérgica a algunos de los fármacos con los que trata su dolencia hace más difícil aún la situación. «Por ello, se ha puesto en manos de los mejores médicos de Jerez, Sevilla y Madrid, que le están ofreciendo otros tipos de terapias», añaden.
Audios preocupantes
Esta búsqueda de alternativas es, según su entorno, lo que habría motivado su ingreso. Sin embargo, el hecho de que Campanario se haya dedicado, desde la clínica, a mandar audios a varios periodistas mostrando una actitud preocupante, propia de alguien que padece un trastorno del comportamiento (en ellos alternaba un tono de una conversación normal con sozollos e incluso canciones), hizo saltar las alarmas.
Durante la tarde de ayer se volvieron a suceder todo tipo de informaciones al respecto, desde que en esas notas de voz la susodicha ni se acordaba de su nombre hasta que su teléfono había sido víctima de una especie de «hackeo» (el colaborador de «Sálvame» Kiko Hernández llegó a afirmar que Campanario incluso había desviado sus llamadas a su móvil). Una situación surrealista que ha llevado a la Prensa a dar por hecho que la odontóloga de 38 años ha tocado fondo.
Pero ahí no queda todo. También ayer una seguidora anónima confesó haber mantenido con María José una larga conversación telefónica en la que le habría confesado su desesperación y que el lupus complica aún más si cabe su curación. El entorno de Campanario asegura que los médicos todavía no han confirmado que sufra esa dolencia, aunque no pueden ocultar su preocupación por todos los acontecimientos que han venido acaeciendo desde anteayer. De hecho, admiten que el último año de la mujer del torero , en términos de salud, ha sido «terrorífico»: «Solo se conocen, antes del actual, sus dos últimos ingresos, aunque han sido muchos más». Y, por supuesto, les inquieta que María José no cese de contactar con los periodistas, ya que ello va en contra de la recomendación facultativa, que pasa por prescindir durante un tiempo del móvil.
Jesulín de Ubrique, aunque apoya en todo momento a su pareja y se muestra fuerte con ella, está muy preocupado, al igual que sus suegros, que se habrían visto obligados a cerrar la cuenta de Instagram de su hija tras las preocupantes imágenes que ésta ha subido y en las que se la ve un rostro muy desmejorado. Su nieta Julia se encuentra ahora con ellos, aunque sus allegados nos aseguran que se trata de una visita normal que la menor les hace cada julio, desmintiendo que se deba al estado de salud de su madre. Por su parte, Belén Esteban declaró ayer que «habré tenido mil problemas, pero lo único que le deseo es que se ponga bien por su bien, el de sus hijos y el de su familia».
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