Actores
Dianne Lake remata a Charles Manson
Cincuenta años después de que su testimonio fuera vital para la condena de los miembros del múltiple asesinato, publica «Member of the family»
Cincuenta años después de que su testimonio fuera vital para la condena de los miembros del múltiple asesinato, publica «Member of the family».
A punto de cumplirse 50 años de la masacre en casa de la actriz Sharon Tate, en el 10050 de Cielo Drive de Hollywood, vuelve a rememorarse el terrible suceso con el anuncio de la biografía de Dianne Lake, la menor de «La Familia» de Charles Manson. La noche del 8 de agosto de 1969, Dianne Lake tenía dieciséis años y había sido captada dos años antes por Charles Manson por los mismos razones que adujeron todas las «chicas de Charlie»: «Necesitaba amor y cariño».
Dianne Lake era una niña abandonada por su padre, un ex marine, y andaba vagabundeando por Los Ángeles cuando dio con este perturbado que reclutaba mujeres para su gineceo comunal. Era suficientemente inteligente y paranoico para saber escuchar el grito que se hizo general entre los hijos de las flores en la rica y liberal Norteamérica de los 60: la búsqueda de un padre. Como los angustiados personajes de «Rebelde sin causa». Dianne Lake lo rememora en su libro de memorias «Member of the Family»: «Necesitaba una familia. Necesitaba sentir que pertenecía a alguien. Y él se dio cuenta enseguida».
Esa orfandad es una de las constantes de las novias de «La Familia de Charlie». Tal carencia de afecto, real o imaginario, es una constante de la generación de posguerra, intensificado en los 60, razón por la que los jipis abrazaron con fervor religioso o fanatismo las comunas en sus múltiples versiones agrícolas o psicodélicas.
Hoy, Dianne Lake ha cumplido 64 años y sigue viviendo a las afueras de Los Ángeles. Tiene tres hijos y es profesora. Conoció a Charles Manson en 1967, días después de irse de casa. Para aquella adolescente, poseía «la habilidad de percibir las debilidades de las personas y sabía cómo colmarlas con su amor». Permaneció dos años en la comuna y requirió, al desmantelar la secta, uno de desprogramación psicológica en un centro psiquiátrico. Ella no participó en el multiasesinato que cometieron las «chicas de Charlie» y el psicópata Tex Watson en la mansión alquilada por Roman Polanski donde vivía su mujer, Sharon Tate, embarazada de ocho meses. En aquella orgía sangrienta, los asesinos le asestaron cinco puñaladas, le cortaron los pechos, la colgaron de una soga y escribieron con su sangre «cerda» en las paredes mientras se desangraba viva. Acuchillaron a su amiga Abigail Folger y a su novio y mataron al peluquero Jay Stebring de un disparo y siete puñaladas.
Al día siguiente, tres de ellos irrumpieron por azar en casa de Leno y Rose Mary LaBianca y los asesinaron a cuchillazos. A estas alturas, ni el control mental de Manson, ni las drogas que tomaban en la comuna pueden explicar la carnicería que estos desalmados cometieron sin motivo alguno. En el juicio, Lake testificó contra «La Familia», un año después de los siete crímenes y su testimonio fue vital para la condena de los miembros de la secta y de su instigador, que permaneció fuera de la mansión mientras cometían la masacre.
Líder supremacista
Hoy nadie duda de la peligrosidad patológica de Charles Manson, un líder carismático supremacista inmerso en el mundo «underground» californiano de la era jipi. Un narcisista que poseía la capacidad de atrapar a personas carentes de autoestima y necesitadas del amor de una familia y manipularlas como en las sectas religiosas más fanáticas. La suya fue la primera comuna extrema que adoptó la estructura delirante de la secta satánica.
En sus inicios, como otros líderes mesiánicos, Manson frecuentó la Iglesia del Arco Iris, del reverendo Jim Jones, el mismo que en 1978 organizó el suicidio colectivo de sus seguidores en la Guayana, donde murieron 912 miembros. Desde el 4 de enero, Manson permanece en coma en el hospital Mercy Downtown. En julio, Quentin Tarantino anunció el proyecto de un filme sobre Manson-Tate, con Brad Pitt de protagonista, y producida por Harvey y Bob Weinstein, éste último acusado de abuso de autoridad y acoso sexual por numerosas actrices de Hollywood.
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