Bruselas
Dina y Pablo, compañeros de viaje
Los rumores de ruptura con Tania Sánchez han situado a Dina Bousselham en el centro de todas las miradas por su cercanía y confianza con el líder de Podemos. Con sólo 24 años, esta tangerina es su asistente en el Parlamento Europeo, le lleva la agenda y los viajes y le ayuda con los discursos
Son confidentes y se apoyan el uno al otro. Tras los rumores de ruptura con Tania Sánchez, esta joven, ex alumna de Iglesias y su asistente en el Parlamento Europeo, es el centro de todas las miradas
«Cuando la sola utilidad y el pragmatismo se erigen como criterio principal en la Universidad, las pérdidas son dramáticas: desde los abusos de una ciencia sin límites hasta el totalitarismo político que se aviva cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder».
El Papa emérito Benedicto XVI dejó clara la concepción inequívoca de Universidad. Sin embargo, en los últimos años hemos asistido a un declive alarmante de los principios de la educación universitaria, y parte del problema se encuentra en la politización de las aulas. La facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid es el paradigma de este cambio: se ha convertido no sólo en una fábrica de clones que se dicen «librepensadores», sino en una plataforma que alimenta, impulsa y vocea las proclamas políticas de un solo bando. El partido de Podemos, cocinado a fuego no tan lento en las asociaciones universitarias, se ha adueñado de la facultad. Si la primera hornada del grupo izquierdista se forjó entre sus paredes –tanto profesores como alumnos alimentaron sus filas: Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Luis Alegre, Carolina Bescansa, Íñigo Errejón...–, a día de hoy los «podemitas» siguen acudiendo a las aulas para captar a sus futuros socios políticos.
Alumna aventajada de Iglesias
Uno de estos últimos fichajes se ha convertido ni más ni menos que en la mano derecha de Pablo Iglesias, en su asistente personal y confidente. Dina Bousselham se licenció en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid en 2013, y un año después, con tan sólo 24, se convertía en los ojos y las manos del líder de Podemos en la Eurocámara. Tras pasar por las clases de Iglesias, a quien siempre profesó admiración y quien la premió con una matrícula de honor en su asignatura, finalizó la carrera con un Erasmus en la Universidad de la Sorbona de París.
¿Pero quién es esta joven a la que Iglesias confía su futuro político?
Nacida en Tánger, Marruecos, en 1990, Dina inmigró a España con 18 años. Cambió una cómoda casa frente al palacete de la «pobre niña rica» Barbara Hutton por otra más modesta en el barrio de Tetuán, cerca de su adorado estadio Bernabéu. Y es que Dina compaginó sus estudios en el Instituto Severo Ochoa con su otra pasión: el fútbol. Un deporte no muy bien visto en la sociedad marroquí, pero que en Madrid pudo desarrollar en el C. F. Pozuelo y en el Santa María Caridad, de Tercera División.
A pesar de que su expediente es brillante, decidió dejar el fútbol femenino en 2010 para dedicarse plenamente a sus estudios –aunque nunca dejó de asistir a partidos, su «hobby preferido»–, donde ya empezaba a destacar. «Siempre fue una alumna brillante. Tenía mucha ilusión y un interés especial por la política magrebí, aunque después se especializó en Iberoamérica; leía a todas horas y buscaba el debate con profesores y compañeros», explica uno de los alumnos que compartía pupitre con ella en Políticas.
«Pablo Iglesias deslumbró a muchos... y a muchas. La pasión con la que hablaba de la política, la ilusión que expresaba por el cambio, su confianza en un futuro mejor... eran realmente atractivos. Además, le respetábamos porque nunca hizo “campaña” en clase, algo que muchos temían; se limitaba a explicar su asignatura, aunque transpiraba madera política. Confieso que muchas de nosotras, y Dina no es una excepción, le profesábamos ese amor platónico alumna-profesor», desvela una persona cercana a Bousselham, que compartió muchas «tardes de lucha» en las asociaciones políticas en las que ambas estaban implicadas en la facultad.
Esta fascinación por las ideas –y la coleta– de Iglesias comenzó a alertar a cierto sector del profesorado, que se preguntaba hasta qué punto era positivo este «lobby» en la universidad pública: «Algunos profesores percibimos el poder que adquiría Podemos, pero no era ése el problema. Cuando la universidad, y más aún la pública, se convierte en el altavoz de ciertas ideas extremas que copan todo el espectro, el ambiente se vuelve combativo: “O estás conmigo o estás contra mí”. Y la amistad íntima que muchos alumnos forjaron con estas personas –y no en su faceta docente, sino en la política– no era bien vista», asegura a este diario un catedrático de la facultad. «Dina era, y fue siempre, una buena alumna. Destacaba. Pero estaba deslumbrada con Iglesias y con su proyecto político, algo que, en mi opinión, hizo que cambiara la dirección de su especialización. Comenzaron a colaborar más estrechamente (ella acudía a sus programas de televisión) y brotaron los rumores», apunta uno de los profesores universitarios de la marroquí.
Competencia en siete idiomas
Cuando Pablo Iglesias se convirtió en eurodiputado, no lo dudó un segundo y escogió a Dina Bousselham como su asistente personal. Aunque su juventud hizo dudar de su valía, su currículum avalaba la decisión: posee un máster en el Instituto de Altos Estudios de América Latina y otro en Comercio Internacional; ha realizado cursos sobre prevención de conflictos internacionales, cooperación y seguridad en el Mediterráneo, justicia global y banca y finanzas; escribe en «Rebelión», «Nueva Tribuna» y la revista on-line «Al Qalifa»; habla siete idiomas: español, árabe, inglés, francés, alemán, portugués e italiano, y ha trabajado en la Cámara de Comercio de Tánger y en Alto Social Analytics, una empresa de marketing digital. En julio de 2014 se trasladó a Bruselas, donde sus funciones, según ella misma las describe, incluyen «asistencia estratégica en comunicación política y elaboración de argumentarios para el eurodiputado (Pablo Iglesias)», «asistencia técnica y política en diversas comisiones» y «gestión de viajes y agenda del eurodiputado». Una compañera suya en la Eurocámara apunta: «Dina es conocida por su competencia. Aunque lo normal es empezar como “trainee” y su fichaje sorprendió mucho, los eurodiputados suelen escoger a sus asistentes entre su círculo de confianza, lo que dice mucho de la relación entre Iglesias y Bousselham».
Su vertiente personal es más desconocida. Además de ser fan incondicional del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo (aunque aboga por «la democratización del fútbol» y por que no sea «un instrumento de lucro»), Dina se declara en lucha contra el heterosexismo y se define como «feminista descolonial». Entre sus ídolos se encuentran Mao Tse Tung o Hugo Chávez, enarbola el «hashtag» #freepalestine con frecuencia y apoya al partido griego Syriza (aunque ha criticado la falta de mujeres en su nuevo Gobierno). Pero más allá de la política, la joven tangerina disfruta con el humorista José Mota, los escritos de Eduardo Galeano y la música de Manu Chao, Nacho Vega, Los Chikos del Maíz, Los Redondos o Ismael Serrano.
Las mujeres de su «círculo»
Que Dina Bousselham se convirtiera de la noche a la mañana en perejil de todas las salsas «podemitas» hizo sospechar a muchos, especialmente por su falta de posicionamiento en el conflicto saharaui. Hay quienes han querido ver entre la africana y el vallecano un «affaire» secreto, y más después de los rumores interesados que anunciaban la ruptura, el pasado fin de semana, de Pablo Iglesias y Tania Sánchez, que mantenían una sólida y estable relación desde 2011. A la posible ruptura se suma que la diputada de Izquierda Unida tiene abiertos algunos frentes que podrían hacer tambalear su carrera política. En cualquier caso, a Pablo Iglesias no le faltarán candidatas para ocupar su puesto.
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