Belleza
El «selfie» extremo de Catherine Zata-Jones
Si alguna duda existía de que el cambio de la actriz Catherine Zeta- Jones en su última aparición pública se debía al maquillaje, la publicación de su último «selfie» en Instagram ha dejado claro que, como acertadamente comentó entonces el doctor Ángel Martín, se ha sometido a cambios estéticos radicales y en tiempo récord. La mujer de Michael Douglas se ha realizado un lifting (7.000 euros) que consiste en realizar una tracción de los tejidos de la cara hacia la zona periauricular. Es una cirugía que se realiza con anestesia local y sedación, requiere una recuperación de 10 días antes de volver a la vida normal, y sus efectos duran entre 8 y 10 años. También le han administrado toxina botulínica para eliminar las arrugas y líneas de expresión en el tercio superior del rostro, es decir, frente, entrecejo y patas de gallo (300€euros). Se trata de una intervención sin anestesia y que permite incorporarse inmediatamente a la rutina diaria. Su duración es de 6 meses. Además, ha recurrido al relleno con ácido hialurónico reticulado para dar volumen en pómulos y labios (a partir de 500€euros). Los beneficios de este tratamiento son: mantiene el metabolismo de la piel equilibrado, aporta hidratación, consistencia, tono, textura y luminosidad. Se realiza con anestesia en frío, la incorporación a la vida normal es inmediata y sus efectos duran un año.
El problema que nos planteamos con el rostro de Zeta-Jones y con el de otras actrices sometidas a cambios estéticos es ¿cómo es posible que ellas se vean bien si a nosotros nos cuesta reconocerlas? Esto ocurre porque la nueva imagen no se corresponde con el recuerdo mental que tenemos de ella. Las personas nacemos con una armonía facial, una proporción de volúmenes que responden a determinados parámetros que se miden desde la cultura griega. El primero en medirla fue el escultor Phidias, creador del concepto «phi» que no solo se adapta a la belleza humana, sino a la belleza en general de cuanto nos rodea. Después se atribuyó a Kepler la divina proporción o «proporción áurea» y, finalmente, el doctor Stephen R. Marquardt, tras años de experiencia en cirugía plástica, creó una máscara de la belleza que representa el supuesto rostro humano perfecto, «la Máscara de Dimitrios», donde todas las líneas son proporcionales a phi. El secreto o el misterio de la belleza perfecta está en la simetría, realmente en una fórmula matemática. Si aplicamos la máscara de Dimitrios, también llamada máscara Marquardt, al rostro de la actriz cuando estaba en plena explosión de su belleza y ahora,tras la cirugía estética, la proporción áurea ha cambiado, la distancia entre los distintos elementos de su rostro ya no es la misma, por eso su expresión no es la misma. «Cuando se hace un «lifting» y se intentan reposicionar los planos faciales perdidos a causa del envejecimiento, si hay un estiramiento importante a nivel muscular y de los ligamentos hacia la zona periauricular, la proporción áurea con la que se nace se pierde», según la doctora Estébanez. Zeta-Jones, sin embargo, se ve guapa ya que ha conseguido una imagen más joven. De lo contrario no habría compartido en las redes este «selfie».
Rejuvenecer sin cambiar la expresión
Mostrar una imagen más joven sin cambiar nuestros gestos es posible. El secreto está en no esperar a verte mal en el espejo, ir haciendo pequeños retoques que mantengan la juventud de la piel e ir reponiendo el volumen perdido sin grandes cambios en la estructura facial. Nunca se debe perder la armonía. Es importante escuchar al paciente, porque a lo mejor lo que éste espera es un cambio radical. En este caso, el precio a pagar es la pérdida de los rasgos personales. Mi consejo es retocar sin perder del todo las líneas de expresión propias de la madurez.
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