Artistas

El vestido del novio intriga más que el de la novia

Cómo vestirá Isabel Pantoja ante su responsabilidad amadrinadora, con o sin mantilla folclórica, es la otra gran incógnita de la boda de Kiko Rivera e Irene Rosales el 7 de octubre en Sevilla

Kiko Rivera e Irene Rosales
Kiko Rivera e Irene Rosaleslarazon

Cómo vestirá Isabel Pantoja ante su responsabilidad amadrinadora, con o sin mantilla folclórica, es la otra gran incógnita de la boda de Kiko Rivera e Irene Rosales el 7 de octubre en Sevilla

Sevilla es una ruleta ante lo que prevén casorio del año. Romperá moldes y hasta alguna farola. No pueden imaginar qué pasarán y cómo vestirán: elucubran, suponen, vaticinan y hasta hacen pronósticos que van desde el atuendo o cuánto puede durar la pareja. Conocen a Kiko Rivera y sus arrebatos. Muchos apuestan por que vestirá el mañanero chaqué. Otros calculan que recurrirá al esmoquin americanizador, aunque a media tarde convendría la media etiqueta, casi en desuso, de chaqueta con solapa rasada y pantalón tan rayado como el chaqué que acorta y apingüina.

«Quizá elija el traje corto, aunque no sé cómo le sentaría el sombrero de ala ancha», casi plaza de toros por sus dimensiones, presupone uno de mis amigos sevillanos, pendientes del esperado «sí, quiero» ya inminente. Nada que ver con lo de sus hermanastros Francisco y Cayetano, aunque él posó en Dueñas cuando Eugenia hizo duque de Monoro al mataó y bien presumía de ser Grande de España por vía maternal.

¿Imaginan qué portada tendrá la exclusiva, ya que Chabelita anuncia que no posará para darle a ganar a su hermanastro con el que no se habla tras las declaraciones veraniegas del ex Paquirrín tildándola casi de recogida del arroyo por familia nada ejemplar? No valora la generosidad materna trayendo a la niña hoy encantadora que contrasta con la insolente Gloria Camila, también prohijada. La recogió en Perú por mediación de Fujimori. Fue un escándalo de su tiempo y creó malestar allá y acá. Pantoja actuó con corazón, un gesto humanitario luego ridiculizado por quien es sangre de su sangre. Ahora le replica Chabelita desde la portada de «Lecturas». «Sólo mi madre puede hablar de mi adopción», recrimina lógicamente herida hasta las entrañas. Pero no pasa del agravio, echa mas leña al fuego y hace pira del enlace. Ella acude por consejo de Pantoja para que la sangre no llegue al río y los ya no críos estrechen fraternidad. «De mi familia sólo me hablo con mi madre y con mi hermano», asegura bajo su rubio melenón.

¿Y cómo se arreglará Isabel? Es la otra gran incógnita ante su responsabilidad amadrinadora. No saben sin recurrirá a la airosa mantilla española con peineta. Sería blanca o marfileña imprescindible en bodas y tardes toreras. Aunque acaso resulte excesivamente folclórica pese a su propiedad realzadora de Andalucía. Personalmente me inclino porque Lina, la modista que puso estilo donde no lo había y la viste desde chiquilla, encuentre solución y diseñe algo propio y elegante, nada cantarín ni provocador, porque aún quedan juicios, y que sólo se vista de emociones, aunque éstas la embarguen como ya hizo Hacienda a la que debe, ¿debía?, dos millones. Apuesto por el trío acaparando la portada correspondiente y pagadora de exclusiva. Se dedicará a los novios y a Pantoja de madraza sin Fran ni Cayetano. Si no rectifican su presencia. Fallarle sería imperdonable para su «pequeño del alma», pero queda por resolver con la discográfica cuándo lanzan el álbum grabado en los estudios de Juan Gabriel hace ya tres años. Valoran si echar la carne resucitadora en la promoción, calentarla con esta demostración pública de «mater» amantísima. En cualquiera de los casos, no repetirán lo verbenero de su unión con Paquirri, cuando aún no estaba consagrada como artista y sólo lo hizo tras ser «la viuda de España», que volvió al año justo del fatídico 26 de septiembre primero en llorosa exclusiva – «¡era mi vida él!»– y luego nació el hoy casadero, el ya nada pequeño aunque ocupe su alma quizá en detrimento de la lastimera o celosa Chabelita. Auguro un nuevo serial folletinesco, son terreno abonado.