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"Jesulín lloró mucho por Belén y, si lo niega, miente"

Pepa Caballero, antaño mánager unida a la familia Janeiro, novela sus recuerdos y sinsabores pasados junto al clan Janeiro en un libro que no gustará en ambiciones, un lugar unido por lazos de sangre

El torero Jesulín de Ubrique, en su finca Ambiciones, en Prado del Rey (Cádiz)
El torero Jesulín de Ubrique, en su finca Ambiciones, en Prado del Rey (Cádiz)larazon

Pepa Caballero, antaño mánager unida a la familia Janeiro, novela sus recuerdos y sinsabores pasados junto al clan Janeiro en un libro que no gustará en ambiciones, un lugar unido por lazos de sangre.

«Mi libro es una novela de mi vida y por tanto está basada en hechos que recuerdo. El que me quiera demandar, que lo haga, porque tengo documentación y sabré defenderme». Pepa Caballero fue representante y amiga de los famosos más importantes del país, como Rocío Jurado, María Jiménez o Chiquetete. Por eso sabe que las memorias que lleva meses escribiendo, y que adelanta en primicia a LA RAZÓN, van a despertar las iras o a desvelar a muchos, en especial, a la familia Janeiro, de los que fue mano derecha durante diez años, entre 2000 y 2010. «Yo al primero que conozco del clan es a Jesulín –arranca Pepa–. Después, me encuentro con “la familia”, gente que parecía normal, con valores, pero a los que el más tonto les da siete mil vueltas. Es como cuando crees que juegas al ajedrez con principiantes y resulta que son campeones como Kasparov, que venden sentimientos falsos».

A raíz de esa relación con el diestro, Caballero comienza a ejercer como mánager con las Cármenes del clan, la madre y la hermana de Jesulín. Diez años después, Pepa tuvo que pagar 72.000 euros de multa por el «caso Halcón», una investigación de facturas falsas en la sierra de Ubrique (Cádiz). «Casi acabo en prisión –recuerda con amargura- porque me mandaron facturar a nombre de una empresa, Área Inmobiliaria de la Sierra, en la que luego nunca aparecieron sus nombres». Para avalar su defensa, la ex representante de Chiquetete destapa su verdad de las fotos en topless de Jesulina en «Interviú», en verano de 2002: «Carmen pactó esas fotos con Pepe “El Marismeño”. No fue un robado. Ella lo cobró y guardo las pruebas.

Y yo lo facturé sin saber a una sociedad vinculada a la operación Halcón». Según la versión de Pepa, en febrero de 2003, la matriarca, Carmen Bazán, «me había dicho que facturara a esa misma sociedad para lucrarse por contar su separación de Humberto Janeiro», que Caballero negoció con «¡Hola!». La ex mánager, que después demandó sin éxito a madre e hija, asegura que esta empresa estaba vinculada a Carlos Carretero, ex jefe de la policía local de Ubrique y al que María José Campanario recurrió cuatro años después de su boda con Jesulín para conseguir una pensión para su madre, Remedios Torres. Dicha trama, bautizada para deshonor del policía como «caso Karlos», acabó con la mujer y la suegra del torero condenadas a once meses de cárcel. Ellas siempre han mantenido su inocencia. «La operación Karlos oculta las verdaderas inversiones de esta familia –señala Caballero–, pero yo jamás voy a contar lo que ganaron. Ni hablo de los cachés ni de lo que pasaba en las habitaciones de los hoteles. O muchos se tendrían que ir del país.

Solo te digo que ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos». Tras esta frase lapidaria, retrocede a finales de 2001, a la tarde en la que conoce a Belén Esteban (45 años), ex de Jesús y madre de su hija Andrea (18). Ocurre pocas semanas después del accidente de tráfico que casi cercena la vida del diestro, ocurrido el 21 de septiembre de ese año. «El día que Belén llegó a la finca Ambiciones con su hija para ver a Jesús, nadie de la familia quería estar y él me pidió que me quedara. Ella entonces ya era novia de Óscar Lozano, pero seguía enamorada de Jesús. De hecho, sigue amándole y por eso ha anunciado su segunda boda, tras saber que Jesús y María José también tenían planes de renovar sus votos. Quizá si Belén hubiera ido días antes a verle al hospital... ». La representante rememora entonces esos momentos tras su ingreso en la clínica Virgen del Rocío: «Mira, Campanario estaba en el lugar adecuado en el momento preciso.

Había otras quince mujeres esperando en la sala de espera de la clínica con la familia, algunas amigas con derecho a roce. A María José le dio todo igual. Y Jesús decidió que fuera ella la que se quedara. Pero Belén no estaba allí, acuérdate». Caballero lo tiene claro: «Jesús buscó una enfermera porque vio la muerte de cerca. Con María José le une la complicidad». Y continúa: «Jesulín lloró mucho por Belén y, si lo niega, miente. Lloraba porque había cosas que no entendía. Ella es su gran amor. Y el de ella, también. Pero la familia Janeiro jamás la apoyó, se estaba llevando a la gallina de los huevos de oro y ella no supo jugar sus cartas». La marcha de Esteban y el accidente lo cambiaron todo: «Jesulín deja de ser un niño y pasa a ser Jesús.

Pide explicaciones de los temas económicos, porque no le cuadran las cuentas. En ese momento, yo negociaba todas sus exclusivas, como su boda con María José». Y continúa con ironía: «¿Sabes qué les deseo? Otros quince años “de amor”, que es también deseárselo a esa “familia”. Porque los Janeiro son como los Pujol. Hay muchos intereses en juego y tienen que tragar. Están condenados a entenderse». Pepa guarda aún un último cartucho para Campanario: «A mí su fibromialgia no me representa, porque también la sufro. Me levanto y me acuesto con dolor, pero no tengo un marido que lleve el dinero a casa. También te digo que contra Jesús no tengo nada, pese a que al final se portó fatal». La familia Janeiro ocupa tres capítulos del libro. Queda mucho por contar pero pinta que Jesulín se va a librar de la quema. O no. En julio de 2000, en el programa «Tómbola», una veinteañera Belén Esteban, ya separada, también juró: «Del padre de mi hija jamás voy a hablar mal para que ella no me lo pueda echar en cara con quince años, aunque me haga perrerías».

La familia Janeiro, entre el corazón y los sucesos

El mismo día en que Andrea Janeiro, la primogénita de Jesús, cumplía 13 años, y siete días antes de su décimo aniversario de boda, el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia contra María José Campanario y su madre, Remedios Torres. Ese 20 de julio de 2012, este tribunal condenaba a la mujer y a la suegra del diestro a once meses de prisión por falsedad documental y tentativa de estafa al intentar lograr una pensión de la Seguridad Social. Al carecer de antecedentes, no entraron en prisión, como sí hicieron los cabecillas de la trama, el inspector médico, Francisco Casto Pérez-Lara, y Carlos Carretero, ex policía de Ubrique, y que dio nombre a la investigación como «operación Karlos».

No era la primera vez que el apellido Carretero se vinculaba a la familia Janeiro. En 2005, en el sumario de la «operación Halcón», que investigaba fraude con facturas falsas en la sierra de Cádiz, ya recoge que Humberto Janeiro había solicitado su invalidez a la organización que se dedicaba a certificar bajas falsas. En aquel entonces, Hacienda ya investigaba al patriarca de los Janeiro por deudas con el fisco y por cobrar exclusivas a través de empresas del ex policía corrupto, actualmente en tercer grado. Pero los frentes judiciales del clan tenían precedentes. En 2003, Ecologistas en Acción había denunciado que la casa de Ambiciones, buque insignia de la familia, había sido construida ilegalmente.

Así lo explica su portavoz en Cádiz, Juan Clavero: «Se construyó sin licencias. En 1993, Jesulín pidió reformar una plaza de tientos, techar parte de un granero quemado y colocar una cancela, por valor de 6 millones de pesetas (unos 36.000 euros), pero en realidad, lo que se hizo, según confirmó el técnico municipal, fue “rehabilitación de caserío, boxes y cocheras, vivienda de dos plantas, pavimentación y ornamentación de patio, camino de acceso, piscina, solado de alrededores, ruedo y edificaciones anexas de nueva planta y nave para el ganado”. Todo valorado en 63 millones de pesetas (unos 380.000 euros)». Según Clavijo, «ni eran legales ni legalizables», porque se construyeron varias viviendas con una superficie superior a 750 metros cuadrados, cuando las normas urbanísticas de Prado del Rey (Cádiz) impiden que el suelo urbanizable supere los 150 metros cuadrados. La denuncia de los ecologistas cayó en saco roto porque los supuestos delitos habían prescrito: «Tenían que tener la complicidad municipal porque igual que lo vimos nosotros lo veían todos. Era una obra inmensa que no se podía ocultar», apunta Clavero. Menos suerte tuvo la menor del clan. Dicha asociación también denunció a Carmen Janeiro ante la Consejería de Medio Ambiente por realizar una ampliación de su casa de Prado del Rey sin autorización del Parque Natural de la Sierra de Grazalema y por exceder los metros estipulados por la normativa.

En 2013, diez años después de ser demandada, y ante la insistencia de los ecologistas, Carmen demolió esa obra irregular. En cuanto a Jesulín, el torero de los récords, número uno en el escalafón de 1994 a 1996, sus últimos quebraderos de cabeza con la justicia, además de los impagos de su padre, han venido por unas piezas de animales disecadas que tenía expuestas en Ambiciones. En enero de 2013, la Guardia Civil retiró cabezas de osos, un jaguar y una de cebra por carecer de la documentación correspondiente.